Pera desabrochó los botones y vio las marcas dejadas por aquella mujer en su cuerpo, el dolor en su corazón era inimaginable.—Perita, estoy sucio, ¿puedes lavarme, por favor?Joaquín abrazó a la mujer con ternura.No fue hasta que la ventisca afuera se calmó un poco que a regañadientes se levantó, dejando a la mujer dormir un poco más.Sin embargo, Pera insistió en levantarse para prepararle la ropa.A diferencia de lo que sucedió con Mónica, Joaquín no dejó ninguna marca en su cuerpo, pero Pera estaba llena de marcas rojas dejadas por él.Incluso después, él la abrazaba y la limpiaba personalmente, sin fingir ni engañar a Pera, solo amor infinito.—Perita, espérame un poco más, cuando tenga todo lo que necesito, nadie podrá amenazarme y no habrá más obstáculos entre nosotros, te tomaré como esposa.Pera tenía lágrimas en los ojos. —Joaquín, ¿realmente puedo ver ese día?—Seguro que sí, ya no tendré que obedecer a nadie más, podré casarme con quien quiera.Pera frunció el ceño preocup
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