LETICIA ROIGHorrorizada con lo que había pasado, llegué a casa devastada, sintiéndome una cualquiera, una mujer sin moral y sin palabra.Había pasado la noche llorando y pensando en todas las palabras tan acertadas de Alessandro, porque tenía razón: él me gustaba de un modo incomprensible, de una manera en la que nunca nadie me había gustado. Ni siquiera Luis, quien era mi mejor amigo.Ya al amanecer, decidí que después de tantas dudas, de tantos sentimientos encontrados, debía decírselo todo a mi prometido y terminar con mi compromiso. No podía seguir con la boda si mis sentimientos estaban tan revueltos.Cuando llegó a casa esa tarde, le pedí que subiera a mi alcoba porque debíamos conversar seriamente.—Me estás asustando, Leticia. ¿Qué sucede? ¿Estuviste llorando?—Luis… yo… yo no puedo casarme contigo —murmuré, rompiendo a llorar.—¡¿Qué?! —me tomó de los hombros y me guio hasta el borde de la cama para que nos sentáramos uno al lado del otro. Yo no podía dejar de llorar—. Falta
Ler mais