El mismo díaNew YorkLanceAl acercarme, noto que una de las llantas está desinflada. Frunzo el ceño y se acerca el chofer de mi madre.—Joven no puede conducir su auto en ese estado, tampoco es correcto que tome un taxi, déjeme llevarlo a su casa.—Está bien, Joe, vamos —gruño, abriendo la puerta trasera y apoyando la mano en el marco, con el corazón latiendo a mil.—Joven… —tartamudea Joe, cargando unos paquetes—. Si no le molesta, tengo que entregar estos paquetes de urgencia. Su hermana me lo pidió.—Joe, dame las llaves —lo interrumpo con firmeza—. Saca todos los paquetes del baúl y toma las llaves de mi auto. Cambia la llanta. Ahora.—Pero… joven, yo conduzco —protesta, sudando, con la voz temblorosa.—Joe, quiero ver a mi esposa y a mi princesa. No voy a esperar ni un minuto más. No insistas —replico, abriendo la puerta del conductor y sentándome.Los guardaespaldas me miran.—Chicos, si quieren, pueden irse a la casa. No los necesito —digo, levantando la mano.—Sr. Mckeson, lo
Leer más