C5

A la mañana siguiente me sentía un poco extraña por todo lo sucedido ayer, estaba pensativa y más o menos avergonzada. No sé qué demonios me pasaba con James si apenas lo conocía. Hoy tendría que trabajar desde mi computadora pero también tenía que asistir a mis horas en la universidad. Como tenía las libres vendría a mi casa y trabajaría en lo que pudiera.

Me levanté más temprano de lo normal y me puse a hacer ejercicios frente a lago, corriendo de un lado a otro y haciendo algunos abdominales. Siempre quería mantener mi rutina de antes. Luego me puse a hacer el desayuno para después meterme a bañar. Cuando estuve lista pasé tocando la puerta de Lana para que se vistiera pero al parecer esta ya lo estaba.

—Ya bajo —me había respondido.

Bajé a desayunar tranquilamente. No sabía lo que pasaría hoy en la universidad.

—Buenos días —saluda Lana cuando se sienta.

—Buenos días —le respondí—¿Cómo dormiste?

—Bien, estuve leyendo un poco y me quedé dormida súper rápido.

—Qué bien por ti.

—¿Y tú?

—Bien, supongo.

—Una amiga me invitó a su casa hoy —me dijo así que la miré.

—¿Una amiga tan rápido?

—Sí, tenemos un trabajo en parejas así que... ¿te molesta?

—No, está bien. Solo avísame para recogerte en su casa.

—Claro.

Después de desayunar nos montamos al coche y nos fuimos. En su colegio estaban llegando casi todos y cuando manejé a mi universidad de nuevo empezó a llover. M*****a sea, ¿es que nunca deja de llover? Lo bueno es que ayer pude comprarme un paraguas y alguna ropa calentita. Estacioné el coche con sigilo porque también empezó a relampaguear. Las tormentas eléctricas me daban ansiedad. Abrí la puerta de mi coche y salí con el paraguas en mano.

Estando dentro pude respirar tranquila. Habían varios estudiantes ya, al parecer todos eran más o menos puntuales.

La mañana pasó lento, siempre tenía ese pensamiento de James. Es obvio que soy un juego para él, nadie actúa así apenas conociendo a una chica. Quizás ni siquiera le importo y solamente seré una conquista más para él, ¿verdad? Qué estupida fui. Ni siquiera me he concentrado en mis clases.

Cuando llegó la hora del almuerzo planeaba irme a mi casa, de todas formas no tenías más clases ya.

—¡Laura! —gritó alguien detrás de mi. Volteé a ver a la susodicha. Era Gisela. —¿Ya te vas?

—Sí.

—¿Qué le pasó a tu brazo?

—Oh, nada, solo me golpeé un poco —respondí, recordando a Blake.

—Está bien. ¿Almorzamos juntas?

—Pues... la verdad planeaba irme a mi casa desde ya —rasqué mi nuca. Agradecí no haberme topado con James, aunque en el fondo, muy en el fondo hubiera querido hacerlo.

—¿Por qué? Si tengo mucho qué contarte —Gisela me tomó de la mano y me encaminó hacia la cafetería.

—¿Contarme de que?

—Bueno pues sobre Jazmine.

¿Y esa quien es?

Tomamos la bandeja y seguimos la fila para la comida. Jamás me ha gustado comer las comidas de las escuelas, universidades o fuera en la calle. Nunca me he sentido segura, así que solamente tomé una manzana, un yogurt y galletas.

—No tengo idea de quién es esa.

—Es la novia de James. —respondió.

La miré de inmediato, sentí algo dentro de mi: desilusión.

¿James tiene novia? Me sentía tan usada Justo ahora.

—En realidad no me importa nada que tenga que ver con ellos. —ahora buscamos una mesa entre tantos lugares, pero mi mirada dio con una persona en especial, Justo de quien estábamos hablando y lo odié. James estaba en una mesa del centro con su grupo de amigos que eran igual de raros e igual de pálidos y hablaban animadamente. Al lado de James había una chica, era pelirroja, usaba ropa negra igual, su aura tenía algo oscuro que me provocó escalofríos.

—Ven, tengo una mesa por aquí —me dijo Gisela.

La seguí ignorando completamente a James. Es un patan. Nuestra mesa estaba junto a la ventana, se podía ver el jardín, la lluvia caer y los relámpagos alumbrar.

—Como te decía, Jazmine es la novia de James quien sabe desde cuando, al menos desde que se mudaron a este pueblo que fue hace unos cinco años.

Tomé de mi yogurt.

—¿Por qué te interesa tanto esa gente? —quise saber, la verdad me exasperaba que siempre les pusiera importancia como si fueran de la realeza o que se yo.

—Porque ellos son raros, Laura. Al menos todos aquí lo sabemos. En primer lugar viven en el bosque, completamente solos. Y todos ellos viven en la misma casa que se podría decir que es casi una mansión.

—¿O sea que James y esa tipa viven juntos?

—Sí, eso.

Me sentía mal en ese momento.

—¿Sabes? Tengo que irme porque recordé que tengo que pasar al colegio de mi hermanita para... algo —me puse de pie, enganchando mi bolso a mi hombro bueno.

—Pero si acabamos de sentarnos.

—De verdad, discúlpame yo... —cuando iba a girar me encontré de nuevo con el chico de ayer, creo que su nombre es Blake. Él me sonrió y por instinto yo también.

—Creo que esto de chocar se nos hará costumbre —murmuró sonriendo.

—Espero que no porque soy yo quien la pasa mal.

—¿Ya te ibas?

—Sí.

—Laura... —empezó a decir Gisela, creo que porque quería que los presentara.

—Oh, Blake, ella es Gisela: una compañera.

—Mucho gusto, Gisela.

—Igualmente, Blake.

Gisela se le quedó viendo y me dio la impresión de que a ella le gustaba.

—Yo me tengo que ir. Gis, nos vemos mañana.

—Está bien. Cuídate.

—Te acompaño —dijo Blake.

—Está bien —acepté, no quería perder más tiempo en debate de si me acompaña o no, igual ellos siempre ganan. Fui consiente de que la mayoría de chicas se me quedaron viendo feo cuando pasé con Blake al lado a como también pude darme cuenta de que James no nos quitó la mirada de encima.

—Blake —lo llamó una voz que no conocía, pero que provenía de la mesa de James. Nos detuvimos, girándonos. La chica Jazmine, novia del patan ese, se puso de pie y se dirigió a nosotros... bueno, a Blake. —¿A donde vas? Queremos saber si asistirás a la fiesta del lago hoy.

—¿Fiesta? ¿En día de semana?

—Sabes que eso nunca ha sido un impedimenta.

—¿Qué celebramos?

—Mi regreso obviamente. Quiero ponerme al día con todo lo que me perdí estos tres meses fuera —ahora su vista se dirigió a mi—¿Quién es tu nueva amiga? —me miró un poco extraño. Su pelo era tan rojo como el labial que usaba, también era rizado, sus rizos eran muy bonitos. En realidad ella era muy bonita: blanca como el papel, ojos cafés, vestimenta adecuada, cuerpo bonito. En fin, era imposible no sentirse menos con ella existiendo. Ahora entiendo por qué le gustó a James

—Blake, Blake —James apareció junto a su novia—Jamás entiendes, ¿verdad?

Blake solo se cruzó de brazos.

—Se llama Laura, Jazmine y ya nos íbamos —respondió Blake.

—¿Tan rápido? Solo quiero saber si irás a la fiesta Blake —la chica parecía muy interesada.

—Allí estaré —respondió Blake, en eso me tomó de la mano y me quiso encaminar para la salida, pero nos detuvimos. James estaba agarrando muy fuerte el brazo de Blake.

—Tú y yo tenemos un acuerdo y ella —me miró— Es parte de eso.

Fruncí el ceño.

—¿Soy parte de que? —les pregunté a los dos.

—Nada, no le hagas caso.

James pareció enojado, mucho más y yo no le conocía ese semblante. Daba miedo eso si.

—Estas advertido. —lo soltó.

En eso Blake y yo al fin pudimos salir de ahí, pero de todas formas Blake tenía que aclararme algunas cosas.

—Blake —me detuve en el pasillo y el me miró—¿Qué pasa entre ustedes y por qué siento que están involucrándome?

—Nada...

—No digas nada porque lo pude entender perfectamente. —rodé los ojos.

—Es complicado, pero no es nada malo.

—Entonces explícame por favor porque no entiendo nada.

—Es James, siempre es James.

—¿Qué cosa?

—Ayer me advirtió que no me acercara a ti.

—¿Qué?

Me parecía tan absurdo.

—Así es el.

—Pero si tiene novia.

—Eso no es impedimento para el.

—Patan.

—No importa, Laura.

—Sí importa. Me va a escuchar, ¿que cree que soy, de su propiedad?

Blake se quedó callado.

—Pero en fin, gracias por todo; ahora tengo que irme, te veo mañana —le medio sonreí.

—¿No quieres que te lleve?

—No, estoy perfectamente. En serio. Cuídate.

Caminé por el pasillo hasta dar con el estacionamiento. No sabía lo que pasaba en este pueblo de locos pero todos actuaban extraño, ¿no podían ser como la gente normal? Y ahora James y Blake me involucran en sus cosas como si yo fuera un objeto sin valor. Llegué al auto y me monté, arrancando después.

Cuando llegué a casa decidí relajarme un poco. No podía perder la cordura y menos por James. No puedo creer que tenga novia y aún así me haya besado y... tocado.

Quité mi bolso y me dirigí a la cocina, pero en cuanto llegué di un salto en mi mismo lugar al ver a una figura parada junto a la encimera.

—¡James! —exclamé.

—¿Qué crees qué haces?

—¿Qué? ¿Cómo llegaste aquí tan rápido?

—¡No puedes estar con Blake, Laura! —espetó acercándose a mi.

—¿¡Qué demonios te pasa?! —le grité en el mismo tono de voz.

—¡Tú eres mía, solo mía! —demandó y con una fuerza descomunal me arrinconó a la pared y me besó.

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