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PAIGE

Estar en la misma universidad que Ashton no ha cambiado mi vida mucho. Nos evitamos, así que todo bien, todo normal. A quién sí he visto más es a su noviecita, la pillo mirándome y riéndose con sus amigas y quiero tirarles algo a cara y borrarles esa burla de la cara. 

El jueves por la mañana Owen hace algo que no había hecho antes, y es preguntar por su padre. Lo hace directamente mientras desayunamos los tres y me quedo con la cucharada de cereales a mitad de camino. 

—Papá —lo llama. 

Miro a Jo que tampoco sabe qué hacer. Sí que lo dibuja, nos dubija a los tres y se ríe, pero nunca antes lo ha llamado así y se ha puesto a llorar por él. Tengo que dejar mi desyuno de lado y sacarlo de su silla de cocina para intentar calmarlo. Le pongo la mano en la parte posterior al cuello y hago círculos con mi dedo. Me cuesta que se calme y me sienta muy mal tener que dejar a Jo con Owen lloriqueando de una forma a la que no estoy acostumbrada. 

—Nunca lo ha hecho —dice. 

—No. Creo que vernos juntos le ha tocado. 

Jo le frota la espalda.

—Está en esta edad de llorar por todo, y le ve muy poco, igual... 

—Lo sé —corto. 

Sé que verlo un fin de semana cada dos semanas es muy poco, son sólo dos días y aunque no me molesta que Ashton me diga que quiere verlo más, pocas veces me lo ha pedido. No sé tampoco que estilo de vida lleva, no sé si tener un hijo influye en su vida cómo lo hace en la mía y no sé si Owen es una torpeza en su vida entre semana y por eso apenas lo ve durante estos días. 

Es lo único por lo que durante el tiempo que estoy en el campus intento buscarlo. Puedo perder algo de mi tiempo por hacer un bien por Owen. 

Empujo la puerta de salida de mi facultad y bajo las escaleras acobijándome del viento frío en mi abrigo. Siempre que le veo es en la misma dirección, últimamente veo mucho a su noviecita por ahí. Freno en el último escalón y cojo aire mentalizándome de que será difícil empezar una conversación con él, más aún si está con su novia. 

—Chica de ojos bonitos —escucho que alguien dice muy de cerca—. Te veo perdida. 

Samuel se planta a delante de mi y me sonríe. Tengo que levantar la cabeza para mirarle y sonrío levemente. Con Samuel me topo mucho, estudia bioquímica en la facultad de al lado y me parece que es un chico bastante agradable apesar de que tiene momentos en los que se nota demasiado lo que intenta conmigo.

—No, ya he terminado. 

—Que suerte, a mi me quedan dos clases —me comenta—. Y... ¿vendrás a la fiesta de este fin de semana?

—Ummm... saldré el sábado con una amiga, tal vez nos pasemos. 

Sí, si el plan de Jo no sale bien siempre podemos terminar la noche en mi primera fiesta universitaria.

—Genial —sonríe—. Espero verte allí. 

Sonrío. Después de lo de Ashton no me negué al sexo, perdí mi virginidad con él en una noche loca y me quedé embarazada siendo adolescente; ahora sólo voy con más cuidado. Me gusta disfrutar y soy joven, sólo tengo que ir con pasos más cuidados en mis aventuras. 

—Tal vez lo hagas —juego.

Samuel agita la cabeza con una sonrisa y cuando se quita de delante de mi, encuentro a Ashton mirándome desde el edificio de enfrente. Está casi asomándose por la esquina pero me mira muy descaradamente con los brazos cruzados y las cejas juntas. Samuel mira hacia allí y lo escucho resoplar. 

—¿Le conoces? —me pregunta. 

—Algo así. 

—Ten cuidado con él, es un capullo.

¿Qué? Me hace levantar una ceja y cuando le pillo, él y Ashton se miran a matarse. ¿Pero qué les pasa?

—¿Tú le conoces? —indago. 

Samuel se encoge de hombros y me mira. 

—Es un cabrón, he tenido unos roces con él fuera del campus. 

No sé porqué me extraña. Nunca he conocido mucho a Ashton pero sí sé que se ha tenido que meter en muchas peleas. Tiene toda la pinta de no dudar en romperte la cara. 

Me balanceo en mis talones ajustando la tira de mi mochila y me despido de Samuel empezando a andar hacia Ashton. Levanto la mano para que me haga caso, pero entonces aparece su novia y lo engancha del brazo. Es imporante, quiero hablar sobre nuestro hijo, pero le pone la mano en el culo a esa rubia tonta y me levanta las cejas casi retándome.

¿Qué se cree que hace? Yo sólo quiero hablar de Owen. Me importa bien poco el resto de cosas que haga. 

Nunca he pensado que me iba a sentar cómo una patada en el culo que Ashton me ignorase. Pero lo hace. Cuando le agarra más fuerte del culo y se va con ella, me sienta como una patada en el culo. Es un imbécil. También me enfada, aprieto los puños y desisto cambiando de rumbo hacia mi coche. ¿Es enserio? ¿Se ha largado con su novia antes que hacerme caso? ¿Su mente estúpida no ha podido pensar que era obvio que lo único que nos une es Owen? ¡Joder!

Entro en mi coche lanzándole insultos mentales y le doy un golpe algo fuerte a los botones de la calefacción. 

—Puto estúpido de m****a —mascullo.

La rabia me hace coger el teléfono y navegar por mis conversaciones hasta su número de teléfono. Todos nuestros mesajes son cortos y breves para preguntar por Owen; es el primer mensaje que le envío de este tipo:

Sólo quería hablar sobre Owen. Pero tranquilo, sigue con tu jodida inmadurez.

Lanzo el teléfono de mala gana al asiento del copiloto y lo único que me desenfada es estar en la guardería con Owen dónde Jo me informa que lo ha vuelto a hacer, ha vuelto a pillar una rabieta buscando a su padre. 

ASHTON

Leo el mensaje y me hace sentirme como a un completo hijo de p**a.

—Venga... —ronronea Faye y me apreta la polla sobre los pantalones.

—Fuera —escupo y me la quito de encima.

Se le desencaja la cara pero me da muy igual. Joder. Menudo hijo de p**a.

Owen me nubla la mente y me la suda que esta zorra esté en mi coche, llamo a Paige y me estiro para abrirle la puerta y que se largue. Faye me mira y vuelve a intentar hacerme una paja sobre los pantalones. Agarro su muñeca con la fuerza necesaria para me mire con miedo. 

—¿Qué p**a parte no has entendido? —bramo—. Sal de mi puto coche.

—Ash... —aprieta el ceño y me intenta ablandar. Esa m****a no funciona conmigo y ella lo sabe. Coge su mochila con enfado de sus pies y es otra niñata de m****a—. Eres un gilipollas. Que disfrutes matándote a pajas, ¡te odio!

Sí, eso dice siempre y luego a la mínima me vuelve a abrir las piernas. El coche se sacuda de la fuerza con la que cierra la puerta. Insisnto con la llamada, pero nada, en su lugar me llega un nuevo mensaje de Paige: 

Él está bien. Es una gran consideración por tu parte el dignarte a pensar ahora. 

Cada palabra va con saña, a hacerme daño porque Owen es lo único que puede dolerme en esta vida. Consigue joderme, me hace sentir un padre de m****a y un verdadero inmaduro. He elegido a una p**a zorra como Faye antes que atender a la madre de mi hijo; Paige no me interesa como mujer, como chica que sigue siendo, me interesa cómo madre de mi hijo y que si ella está bien Owen lo está. ¿Qué coño me ha hecho ser así de gilipollas? Me la suda con quién hable, pero ese capullo es un cabrón, no quiero que lo meta en su casa si mi hijo está ahí. Ya veo que sus eleciónes no son las mejores. Primero yo y ahora ese hijo de p**a... Suele ser lo que pasa cuando tus padres son ultra católicos y controladores; de esos salen las peores hijas.

—Joder —bramo, y el cabreo conmigo mismo lanza mi puño al volante. El claxon suena y un par de capullos del campus se asustan. Menudos inútiles.

Conduzco enfadado, la ira se me acumula en los puños y tiro del freno de mano en el gimnaiso del polígono. No sé ni si esta m****a puede ser llamada gimnasio. No hay nadie dentro y las pocas luces alumbran los sacos de boxeo y el ring. Las cosas se me caen de las manos cuando sin controlarme lanzo el primer puñetazo y el saco se menea. Ya no paro, me siento como un capullo. ¿Y si hubiera sido importante? De serlo, Paige no es cómo yo aunque me joda, me lo hubiera dicho, hubiera insistido. Pero hay algo de lo que tiene que hablar conmigo porque compartimos un hijo y he preferido follarme a una zorra. Todo es una m****a. ¿Y si hubiera sido peor? ¿Y si Owen me necesita? ¡Joder!

Me la lío el fin de semana, se pasó horas llorando buscando a su madre. La quiere más que a mí y es normal. Ni siquiera me merezco que él me quiera.

—¡Eh! ¡Eh!

Apolo me empuja por el pecho y me separa del saco. No sé ni cuando me he quitado la camiseta; los tatuajes me brillan por el sudor y respiro más agitado. 

—¿Qué coño haces? —le bramo.

—No, ¿qué coño te pasa a ti?

—Estoy entrenando. 

—Estás intentando matarlo. Guárdate para mañana.

Cojo aire y me quito el pelo de la cara con fuerza.

—¿Qué pasa mañana? 

—Pelea a las diez. Ian se mete pero si quieres ir tú... 

—Ponme a mi —no dudo en decirlo. Lo necesito y el dinero me viene de la hostia.

Apolo asiente y aprovechando que se aleja vuelvo al saco. Lo doy tres puñetazos hasta que vuelve a frenarme y eso me enfada también. 

—Ponte las vendas si vas a hacer eso, y te he dicho que no entrenes con los vaqueros. 

—Vengo de la universidad.

—Ah, sí —se burla—. El arquitecto.

Resoplo. Es mi amigo pero le importa una m****a lo que cojones haga con mi vida. Sólo lo estudio porque no puedo vivir toda la vida del boxeo ilegal, no si quiero a Owen.

—Cierra la p**a boca.

—Te veo enfadado hoy, ¿ya no te follas a esa rubia?

—Es Owen. 

Apolo apoya una mano en el saco y me lo frena. 

—¿Está bien el enano? —me pregunta. 

—Sí... creo. Su madre se ha metido a estudiar en mi universidad. 

—Uhh... una loca obsesionada —se ríe—. ¿Quiere jugar a las familias? 

—No. No creo. 

Han pasado dos años, tenemos un hijo y ni somos amigos. Me enteré de su apellido gracias a la partida de nacimiendo de Owen porque sino, ni eso sabría de ella. 

—¿Entonces? 

Bufo y vuelvo a apretar los puños.

—Quería hablar sobre Owen y en lugar de hablar de mi hijo he cogido a Faye y me la iba a follar. No me extraña que la quiera más a ella.

Cada palabra me duele más a mi mismo. Me jode pensar así y me jode saber que me lo merezco. 

Apolo se aparta del saco, me duele la mandíbula de la ira y las sienes me aprietan. Levanto el brazo y con el puño cerrado hago que el saco se mueva hasta hacer chirriar el enganche al techo. Me jode. Me jode ser un hijo de p**a. ¿Cómo coño dejé embarazada a una cría? ¿Por qué coño ella me regaló su virginidad para un rato? ¿Y sin un puto preservativo? Joder. Es lo único en lo que parece que he cogido consciencia, en follarme a las tías con un condón y en dejar el alcohol y la marihuana.

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