Motivos Ocultos

POV NIKOLAS

Me encontraba muy cansado después de un viaje de casi ocho horas, así que decidí solo irme a dormir al llegar al hotel; intente con todas mis fuerzas hacerlo, pero por más que trate no pude conciliar el sueño.

—     Supongo que será una noche larga para mi — Me levanté derrotado por no poder dormir y me serví un vaso de whisky que encontré en el mini bar.

No me gustaba admitir que los eventos anteriores, habían hecho a mi cabeza dar mil vueltas a la situación; ahora era un hombre oficialmente divorciado, era libre para rehacer mi vida.

—     Ya no hay excusas…puedo estar con Sofia de una vez por todas.

Me alegraba saber que después de tantos años, podía estar con la mujer que había amado por tanto tiempo y a la cual había abandonado por la insistencia de mi madre, ella nunca le dio una oportunidad a Sofia y siempre me decía que la única mujer que me convenía era Isabella, por eso nos casamos.

—     Madre, no sabes el daño que nos hiciste — Tanto a Sofia, como a mí; tome un trago antes de recordar el porque la amaba con locura.

Sofia Reynold es la mujer mas hermosa que mis ojos han visto alguna vez, era: alta (con una figura tan estilizada que la hacía lucir tan elegante con lo que fuera que llevara puesto), por si fuera poco, tenía unos ojos color verde esmeralda que me provocaba mirarlos todo el día y un cabello tan rubio como los rayos del sol; sin duda era una mujer espectacular. 

Pero no solo era hermosa, también había sido muy fuerte en la vida. Ella me conto cuanto había sufrió de pequeña por haber días en los que no tenía para comer, ella junto a su mama habían tenido una vida muy difícil. Por eso el haber encontrado a los Bennett en un inicio fue la salida de su pesadilla, pero el sueño les duro muy poco.

El señor Frank Bennett era un vil cobarde que le gustaba golpear a su nueva esposa y también a su hijastra, había días en los Sofia llegaba llorando a la escuela por ya no soportar la situación; Isabella tampoco era una blanca paloma, ella se aprovechaba de el temor que le tenían a su padre, para humillarlas y burlarse de ellas en cualquier situación posible.

Es por ello que le había propuesto casarnos, para que ella y su madre no tuvieran que depender de un mounstro como el, pero todo se había arruinado cuando mi madre se entero y me obligo abandonarla. Pero todo eso ya había pasado, ahora era un adulto que podía tomar sus propias decisiones, ella regreso y decidió darme una segunda oportunidad.

—     Nada va impedir que sea feliz ahora — Termine el resto de mi copa, volví a mi cama para dormirme y poder estar descansado para verla en la mañana.

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Eran las 8 de la mañana cuando llamaron al teléfono de la habitación, sacándome de mi profundo sueño.

—     ¿Bueno? — Respondí un poco soñoliento y molesto por los rayos de luz del sol que se filtraban por mi ventana.

—     Señor Walker, disculpé la interrupción, pero en la recepción hay una linda jovencita que dice que usted la esta esperando en su habitación…su nombre es Sofia Reynold — Sonreí de gusto al estar a punto de verla de nuevo.

—     Si, no la haga esperar y deje que suba. — Colgué el teléfono y decidí ponerme una camisa, ya que había dormido solo con el pantalón de mi piyama.

Pasaron 5 minutos cuando tocaron a mi puerta, así que la abrí rápidamente

—     ¡Hola amor! Te extrañe tanto — Me dijo Sofia saltando directamente a mis brazos, se veía increíble con un hermoso vestido rojo que contorneaba sus perfectas curvas y el cabello ondulado la hacían lucir como una modelo.

—     Yo también te extrañé — Le dije besando sus labios en el proceso y acariciando su mejilla.

Estuvimos besándonos mucho tiempo, hasta que los dos decidimos separarnos para tomar aire.

—     Nikolas, realmente necesitaba sentirte…ha pasado mucho tiempo desde que te vi — Hizo un puchero y sonreí al darme cuenta que Sofia solía exagerar un poco, solo tenía una semana que nos habíamos visto, el mismo día que decidí ponerle fin a mi matrimonio con Isabella…pero no iba a pensar en ella en este momento.

—     Solo ha pasado poco tiempo, no hay que exagerar amor — Le dije mientras ponía un mechón de su sedoso cabello detrás de su oreja.

—     ¡SI! Pero ese día te fuiste muy misterioso y me dejaste sola en el restaurante —Sus ojos estaban cristalinos y podía ver en su mirada lo mal que eso la hizo sentir.

—     Discúlpame, tenía que tomar una decisión importante — No podía evitar el pensar que el día que la volví a encontrar, mis sentimientos aún permanecían intactos desde el día que la vi por última vez.

—     ¿Es con relación a Isabella? — Pude ver como se puso nerviosa y sus mejillas se sonrojaron, ella era muy inteligente y perspicaz.

—     Así es Sofia, oficialmente ya no estamos casados —Sus ojos se abrieron de par en par y empezó a tartamudear un poco antes de hablar claramente.

—     ¿En serio? ¡Que felicidad! Digo…me siento mal por mi querida hermana, pero eso significa que ya no hay ningún impedimento para que tu y yo estemos juntos ¿Verdad? — Se veía tan emocionada que no puede evitar asentir y sonreír en su dirección.

—     No hay nada que nos lo evite, amor­­— Se levanto completamente emocionada.

—     Estoy tan feliz Nikolas, levántate vayamos a festejar esto, ¡por favor!­ — Ella sabia que no podía negarle nada y muchísimo menos un desayuno en honor de nuestro amor.

—     Esta bien, voy a bañarme y salimos a donde tú quieras.

Me dirigí a la ducha y tome un baño rápidamente, en el proceso escuche mi teléfono sonar y luego a Sofia contestar por mí; No alcance a escuchar lo que dijo, así que cuando salí, decidí preguntarle:

—     ¿Quién era Amor? — Se veía muy concentrada en sus pensamientos e imagine que no me había escuchado la primera vez.

—     ¿Amor? — Le repetí.

—     ¡Ah! Nadie, nadie …era un número equivocado — Sonrió y se veía un poco nerviosa, pero decidí ignorar el hecho.

—     Bueno, estoy listo. Vamos — Tome su mano y caminamos directo a la recepción del hotel.

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Estuvimos toda la tarde de compras después de comer, lo que Sofia quería no tenía ningún reparo en comprárselo, decidimos pasar a una conocida pastelería de lujo en la quinta avenida, en ese lugar habíamos estado cuando éramos jóvenes y decidí hacerle otro regalo. Mande a cerrar todo el lugar para que ella tuviera una degustación de los postre más caros que tenía el lugar.

—     Soy muy feliz a tu lado Nikolas — Me dijo completamente encantada.

—     Yo también Sofia, eres todo lo que necesito en el mundo­­ — Era muy sincero con mis palabras.

Al regresar decidimos que pasaríamos la noche juntos, pero cuando llegamos a la habitación, su teléfono comenzó a sonar:

—     ¿Bueno? — Respondió.

Pude observar como su rostro se tornó en una inmensa tristeza y comenzó a derramar muchas lágrimas, rápidamente la abracé por la espalda para darle un poco de apoyo y que sintiera que estaba ahí para ella. Cuando termino de hablar me dijo:

—     Nikolas, mi padrastro acaba de fallecer; se que era malo con nosotras, pero no puedo evitar sentirme triste por el — Me dijo con una voz tan débil, que escucharla, hacia que mi corazón doliera.

Claro que lo entiendo, Sofia era tan buena persona que no me extrañaba que no sintiera odio por ese maldito, pero debía fingir que no lo odiaba para darle un poco de confort.

—     Te entiendo… ¿Qué quieres que hagamos? — Le pregunte, poniéndome a sus ordenes para hacer lo que la hiciera sentir mejor.

—     Mi madre dijo que el funeral será pasado mañana, creo que debemos volver — Meditando un poco creo que eso era lo correcto, ir hasta allá para presentar mi pésame con toda su familia, aunque nunca fui tan cercano a todos ellos.

Estaba enfocado en hacer sentir bien a Sofia después de que había llorado por tanto tiempo, que la acompañe a tomar un baño y arroparse en la cama, ahora ella estaba completamente dormida en mis brazos.

Estaba a punto de dormir cuando un pensamiento invadió mi mente y me puso en modo alerta.

*¡Maldición! ¿Cómo estará Isabella?*

—    Ella quería mucho a su padre y debe estar devastada en este momento, aunque ya no era mi esposa, no pude evitar sentir preocupación por ella. Así que decidí salir de la cama rápidamente y llamar a su teléfono, con la esperanza de poder asegurarme de que ella estuviera bien.

Llame tres veces, pero nadie me contesto.

Espero que este bien, no me gustaría que nada malo le pase —Reconocí y decidí irme a dormir porque ahora no podía hacer nada más por ella.

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