INFARTO

Jean Carlo miro el celular, en verdad se encontraba enamorado de esa chica, amaba a Anabella, o a su pequeña Annie, cuando la miro en el centro comercial sintió deseos acercarse a ella de inmediato, la buena fortuna hizo que Anabella tropezara con él.

Recordaba a Anabella cuando era una niña, luego una puberta,adolescente,ahora que se había convertido en una hermosa mujer, culta, inteligente, preparada, su padre se encontraba en su habitación,   padecia fuertes dolores, y muy medicado; entro en la habitación y lo miro con dolor en los ojos, en verdad no quería verlo sufrir.

Jean Carlo, hijo mío, acércate por favor — hablo el señor Andollini — te vez cansado y un poco ojeroso — el hombre tomo asiento en la cama, para poder ver a su hijo de una mejor manera.

Pasaron aproximadas dos semanas y la bebé se encontraba creciendo, era el amor de toda la casa,desde sus padres hasta de la cocinera, la beba cada día tomaba el color de cabello de Jean Carlo.

Era bastante bonita, por su parte Gerald Connor se encontraba palenando algo siniestro, que era raptar a la pequeña Anabella, eso era algo terrible tenía ya un espía dentro de la casa de los Andollini y era una de las niñeras.

La mujer le comunicaba cada uno de los movimientos de la casa, en que momento el señor Andollini se marchaba a trabajar y en que momento regresaba, quienes eran los guardias de seguridad, ya tenia la cita del primer mes de la bebé en la cual irían a ver como se encontraba el crecimiento de la bebé.

El plan era el siguiente secuestrar a la bebé, Gerald Connor, ya tenia un departamento en Brooklin con tres enfermeras y dos niñeras, las mujeres se harían cargo de la bebé, ya tenia ropa y pañales, alimento, todo lo que se necesitaba para el cuidado de un bebé pequeño, su hija tendria que ceder.

Al cumplir el mes de nacida, Anabella salio junto a su pequeña Isabella, Jean Carlo las encontraria en el lugar, el pediatra de la bebé los esperaria ahí, dos automoviles salian de la lujosa mansion, Anabella junto la bebé y su chofer y la escolta que Jean Carlo les había mandado.

Iban en el camino cuando dos camionetas de color negro blindadas cerraron el camino de los automoviles y un grupo de hombres con capuchas se acerco con armas de alto calibre, Anabella su primer instinto fue tomar a su bebé y protegerla, la orden de Connor, fue cero heridos, pero la escolta de Anabella no iba a permitir que les hicieran, daño, así que igual sacaron sus armas, todo fue tan rapido, al ver que las armas que  llevaban los secuestradores eran de mas alto nivel dejaron caer sus armas y se tiraron en piso, esperaban que la policía llegara.

Los hombre abrieon  a la fuerza la puerta del coche y arrebaron a la bebé de los brazos de su madre, no sin antes darle un golpe en la cara con puño cerrado, todo eso paso en tan solo diez minutos, las dos camionetas se habían ido y con ellos la pequeña Isabella, que había comenzado a llorar de manera desesperada al ser arrebata de los brazos calientes y protectores de su madre.

La escolta se puso en camino para ver si podían dar alcance a las dos camionetas, sin antes de dar ordenes al chofer de regresar de manera inmediata a la casa, la mujer iba en un estado de histeria, su bebé, su hermosa bebé había sido raptada, unos monstruos vestidos de negro se la habían arrebatado.

Jean Carlo se encontraba a punto de salir al consultorio del pediatra, el hombre llevaba una sonrisa en los labios, miro su celular y ahí se encontraba la foto de su pequeña bebé, tenia la carita más bonita del mundo, cuando una llamada le cambio el mundo en ese momento.

Señor, venimos persiguiendo a los secuestradores, se llevaron a la señorita Isabella, eran dos camionetas con hombres armados, ya pedimos apoyo a la policia, la señora Anabella, se encuentra golpeada y fue llevada a casa —   hablo uno de los guardaespaldas, en el fondo se escuchaba —  

Mas rapido, Luigui, se fueron por la interestatal —   uno de los guarda espaldas gritaba desde el interior —   maldicion, no lo veo, sigue por ahí —  

El hombre colgo el telefono y fue con dirección a su chofer que se encontraba esperandolo en la puerta de la empresa —  ¡de prisa a casa! —   la mente del hombre con el más grande terror, no podía llorar, tenía que llegar a casa, tenía que ver que en verdad Annie, se encontrara bien —  

El chofer manejo de manera rápida con dirección a su mansión, el señor Jean Carlo parecía loco, la llamada de telefono parecía haberlo alterado, algo tenía que haber sucedido en casa.

Mientras en casa, Anabella se encontraba en la casa en un estado histerico y con el ojo negro y el labio partido, su llanto se podía escuchar por toda la casa —   ¡dejenme, tengo que salir, tengo que buscar a Isabella!, ¡ISABELLA! —  

Los gritos se escuchaban por toda la casa, la enfermera le había puesto un tranquilizante, pero apenas comenzaba a hacerle efecto, cuando el hombre llego, subio con velocidad  increible la escalera, parecía que volaba, al entrar miro a su esposa, golpeada y con el labio partido.

El chofer se encontraba en la cocina , cuando Andollini bajo a esta —   ¿Qué sucedió? —   cuestiono el hombre, la policia no tardaría en llegar —  

El chofer se encontraba tomando un té bastante fuerte, las manos le temblaban al pobre hombre —   nos emboscaron señor, era como si supieran que hoy saldriamos, la escolta intento defender, pero tenían armas de alto calibre, intentamos comenzar fuego, pero el numero nos superaba —  el hombre se escuchaba nervioso.

Veinte minutos después llego la escolta, quienes unos mostraban golpes —  ¡maldición! , debimos comenzar

Pasaron aproximadas dos semanas y la bebé se encontraba creciendo, era el amor de toda la casa,desde sus padres hasta de la cocinera, la beba cada día tomaba el color de cabello de Jean Carlo.

Era bastante bonita, por su parte Gerald Connor se encontraba palenando algo siniestro, que era raptar a la pequeña Anabella, eso era algo terrible tenía ya un espía dentro de la casa de los Andollini y era una de las niñeras.

La mujer le comunicaba cada uno de los movimientos de la casa, en que momento el señor Andollini se marchaba a trabajar y en que momento regresaba, quienes eran los guardias de seguridad, ya tenia la cita del primer mes de la bebé en la cual irían a ver como se encontraba el crecimiento de la bebé.

El plan era el siguiente secuestrar a la bebé, Gerald Connor, ya tenia un departamento en Brooklin con tres enfermeras y dos niñeras, las mujeres se harían cargo de la bebé, ya tenia ropa y pañales, alimento, todo lo que se necesitaba para el cuidado de un bebé pequeño, su hija tendria que ceder.

Al cumplir el mes de nacida, Anabella salio junto a su pequeña Isabella, Jean Carlo las encontraria en el lugar, el pediatra de la bebé los esperaria ahí, dos automoviles salian de la lujosa mansion, Anabella junto la bebé y su chofer y la escolta que Jean Carlo les había mandado.

Iban en el camino cuando dos camionetas de color negro blindadas cerraron el camino de los automoviles y un grupo de hombres con capuchas se acerco con armas de alto calibre, Anabella su primer instinto fue tomar a su bebé y protegerla, la orden de Connor, fue cero heridos, pero la escolta de Anabella no iba a permitir que les hicieran, daño, así que igual sacaron sus armas, todo fue tan rapido, al ver que las armas que  llevaban los secuestradores eran de mas alto nivel dejaron caer sus armas y se tiraron en piso, esperaban que la policía llegara.

Los hombre abrieon  a la fuerza la puerta del coche y arrebaron a la bebé de los brazos de su madre, no sin antes darle un golpe en la cara con puño cerrado, todo eso paso en tan solo diez minutos, las dos camionetas se habían ido y con ellos la pequeña Isabella, que había comenzado a llorar de manera desesperada al ser arrebata de los brazos calientes y protectores de su madre.

La escolta se puso en camino para ver si podían dar alcance a las dos camionetas, sin antes de dar ordenes al chofer de regresar de manera inmediata a la casa, la mujer iba en un estado de histeria, su bebé, su hermosa bebé había sido raptada, unos monstruos vestidos de negro se la habían arrebatado.

Jean Carlo se encontraba a punto de salir al consultorio del pediatra, el hombre llevaba una sonrisa en los labios, miro su celular y ahí se encontraba la foto de su pequeña bebé, tenia la carita más bonita del mundo, cuando una llamada le cambio el mundo en ese momento.

Señor, venimos persiguiendo a los secuestradores, se llevaron a la señorita Isabella, eran dos camionetas con hombres armados, ya pedimos apoyo a la policia, la señora Anabella, se encuentra golpeada y fue llevada a casa —   hablo uno de los guardaespaldas, en el fondo se escuchaba —  

Mas rapido, Luigui, se fueron por la interestatal —   uno de los guarda espaldas gritaba desde el interior —   maldicion, no lo veo, sigue por ahí —  

El hombre colgo el telefono y fue con dirección a su chofer que se encontraba esperandolo en la puerta de la empresa —  ¡de prisa a casa! —   la mente del hombre con el más grande terror, no podía llorar, tenía que llegar a casa, tenía que ver que en verdad Annie, se encontrara bien —  

El chofer manejo de manera rápida con dirección a su mansión, el señor Jean Carlo parecía loco, la llamada de telefono parecía haberlo alterado, algo tenía que haber sucedido en casa.

Mientras en casa, Anabella se encontraba en la casa en un estado histerico y con el ojo negro y el labio partido, su llanto se podía escuchar por toda la casa —   ¡dejenme, tengo que salir, tengo que buscar a Isabella!, ¡ISABELLA! —  

Los gritos se escuchaban por toda la casa, la enfermera le había puesto un tranquilizante, pero apenas comenzaba a hacerle efecto, cuando el hombre llego, subio con velocidad  increible la escalera, parecía que volaba, al entrar miro a su esposa, golpeada y con el labio partido.

El chofer se encontraba en la cocina , cuando Andollini bajo a esta —   ¿Qué sucedió? —   cuestiono el hombre, la policia no tardaría en llegar —  

El chofer se encontraba tomando un té bastante fuerte, las manos le temblaban al pobre hombre —   nos emboscaron señor, era como si supieran que hoy saldriamos, la escolta intento defender, pero tenían armas de alto calibre, intentamos comenzar fuego, pero el numero nos superaba —  el hombre se escuchaba nervioso.

Veinte minutos después llego la escolta, quienes unos mostraban golpes —  ¡maldición! , debimos comenzar fuego desde el momento en que nos rodearon —  

¿querias que nos mataran a todos, incluidas la señorita Isabella y la señora Andollini? —   grito otro con furia.

Los hombres al ver que el señor Andollini se encontraba en la cocina comenzaron a platicarle lo ocurrido, es alguien de la casa, señor, usted sabe que nosotros solo sabemos que salen hasta el momento, alguien nos tenía vigilados y sabía el número exacto.

desde el momento en que nos rodearon — 

¿querias que nos mataran a todos, incluidas la señorita Isabella y la señora Andollini? —   grito otro con furia.

Los hombres al ver que el señor Andollini se encontraba en la cocina comenzaron a platicarle lo ocurrido, es alguien de la casa, señor, usted sabe que nosotros solo sabemos que salen hasta el momento, alguien nos tenía vigilados y sabía el número exacto.

Si, me encuentro un poco cansado, padre —la voz de Jean Carlo se escuchaba cansada y un poco fastidiada — ¿te gusto lo que te envié del centro comercial?, perdón que no te lo trajera yo mismo, pero me encontré a Annie — dijo esto con una sonrisa dibujada en su rostro, le fue mal en su entrevista de trabajo, eso me duele bastante.

 Le negaron el trabajo — hablo Andollini a su padre— al parecer todo por el problema de su padre— hablo con la verdad a su padre.

¿Cómo planeas apoyarla? — dijo el hombre — ella es una excelente chica, su familia no merece lo que le está sucediendo y todo por apoyar al problema de juego de su madre — hablo Andollini padre antes de comenzar a toser de manera fuerte — esta m*****a tos, primero el cáncer en el cerebro y ahora tengo pulmonía, soy dechado de salud, hijo mío — le sonrió al hombre joven que lo miro con preocupación.

¡no pongas esa cara, Jean Carlo!, tarde o temprano me tenía que morir y quiero que antes que suceda eso, tú te encuentres casado, si lo has escuchado bien, casado con una buena mujer — hablo el señor Andollini — así que más vale que no elijas a una cualquiera, aunque yo quisiera que fuera Anabella, es linda, educada, preparada, y sobre todo yo siempre he notado que tú la amas y que mejor una mujer que amas para que se convierta en tú esposa y la madre de tus hijos, los futuros Andollini —sentencio el hombre.

Jean Carlo se sintió un tanto incomodo ante las palabras de su padre, esperaba que algo sucediera, un milagro o algo, para que este actuara en su favor.

No te angusties, papá, yo encontraré a la mujer ideal para mí y para que sea la madre de mis hijos o de al menos uno — le sonrió el joven — solo que la mujer que yo quiero, al parecer no me ve de la misma forma y eso me saca de balance — suspiro.

Espero que no sea esa mujer con la que sales, Constanzza Brassi, su padre buen tipo, pero ella no merece ser la señora Andollini — dijo el padre — yo quiero como nuera a la bella Annie — sonrió de manera alegre al ver que los ojos de su hijo se iluminaron al escuchar el nombre de Anabella.

La platica de los dos hombres continuo hasta que el mayor se quedó dormido, a causa del medicamento para el dolor que le había suministrado la enfermera; Jean Carlo salió de la habitación de su padre para dirigirse al despacho, necesitaba ver y enviar algunos correos para dar algunas indicaciones, cerrar algunos negocios.

Tomo su celular y reviso sus mensajes, algunos de sus amigos, otros de sus socios; pero no se encontraba ninguna respuesta del mensaje que le había enviado a Anabella; se sentía completamente frustrado, tenía que hacer algo.

Mensaje de Anabella Connor dirigido a Jean Carlo Andollini.

— gracias por el almuerzo —

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Un bip y vibración movieron el celular del atractivo italiano, a lo cual reacciono de inmediato, era un mensaje de ella, de su Annie, sonrió al leer la respuesta de la joven.

Mensaje de Jean Carlo Andollini dirigido a Annie.

— fue un placer invitarte, te veías realmente hambrienta, no debes de mal pasarte, eso no es correcto, tienes que cuidarte, por favor, Annie

.

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El hombre envió el mensaje, tenía una ligera esperanza que ella lo respondiera, quizás no de manera inmediata, solo deseaba que la chica respondiera a su mensaje, necesitaba volver a verla y hablar con ella.

La tarde paso tranquila envió los correos que necesitaba, se quedó pensando hace cuanto tiempo se encontraba enamorado de Anabella, y lo noto que desde que era una niña pequeña, ese sentimiento de protección, esa sensación de al verla sonreír, nunca supo cual fue el verdadero motivo por el cual Annie comenzó a tratarlo con desprecio e incluso hasta podía percibir hasta cierto dejo de odio.

Un mensaje llego a su celular, esperaba que fuera de Annie, pero no, era de Constanzza, esa mujer al parecer había regresado a New York, despues de estar cerca de dos años de viajes constantes.

Mensaje de Constanzza dirigido a Jean Carlo.

Cariño, he regresado, deberíamos vernos en el hotel que acostumbramos.

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Mensaje de Jean Carlo dirigido a Constanzza

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Lo lamento, pero no puedo verte, tengo mucho trabajo que realizar y mi padre se encuentra muy enfermo, será para la siguiente ocasión que te encuentres en Nueva York.

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Le dio enviar y silencio el chat de la mujer, tenía que estar concentrado viendo gráficas y cifras que sus colaboradores le enviaban, debía ver que las finanzas de la compañía marcharan al cien, tenía un cheque preparado, era con lo que se pagaría las deudas de la familia de Annie.

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Mensaje de Anabella Connor dirigido a Jean Carlo Andollini

mis hábitos alimentencios no son asunto tuyo,Jean Carlo, así que no me digas que hacer.

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En la casa de los Connor la situación que se encontraban viviendo no era la más fácil, Gerald Connor se encontraba en el despacho, miraba las deudas, observaba como los intereses subían, los matones a los cuales su esposa les debía llamaban cada tres horas para que la deuda fuera liquidada.

 La joven envio el mensaje, en verdad en ocasiones la desesperaba Andollini, y más cuando se pondia de mandón, salio de su habitación. ya habia pasado bastante tiempo en ella así que se dirigio por el pasillo hacia la planta baja.

Anabella necesitaba hablar con su padre y se dirigió al despacho de Gerald, toco la puerta y no recibió respuesta, pero el mayordomo le había dicho que su padre se encontraba en ese lugar, al abrir la puerta, miro a su padre en el escritorio, a Gerald Connor le había dado un infarto.

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