1 + 1 = 3

 Por Marina Allen.

 Puede saltar cinco meses y aquí estamos en la sala de partos.

 Dar a luz a Matteo no fue tan bonito como pintan los comerciales del Día de la Madre, pero tenerlo en mis brazos fue una experiencia inexplicable.

 Su carita, sus manitas, todo en él me hacía babear. Fue una pena que el padre no estuviera con nosotros en ese momento.

 Parece que las emociones fueron demasiado para Aaron que terminó desmayándose en cuanto vio salir la cabeza del bebé.

 Lo confieso, en medio de mis gritos de dolor y el esfuerzo que estaba haciendo para dar a luz al pequeño, terminé riéndome de lo gracioso que fue verlo salir de la sala de partos llevado por las enfermeras.

  — Matteo, eres el regalo más sorprendente de la vida de mamá y papá. — le dijo al pequeño, ahora amamantando.

 La puerta del dormitorio se abrió

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