CAPITULO 4 LO MEJOR PARA TI

Ella se quedó hasta el siguiente día en la pequeña casa, despertó sintiendo unos labios en su boca, abrió los ojos y Aldo estaba besándola, ella sonrió y siguió el beso.

Aldo la beso apasionadamente mientras ella devolvía las caricias, sin decir nada Aldo siguió besándola, Sara se entregó a él disfrutando del momento, más tarde después de terminar de amarse, se recostaron en las mantas desnudos viendo el cielo por la ventana.

Se escuchó un carraspeo y ambos se asomaron, Sara estaba desnuda y se cubría con la manta.

Celeste y Joel miraban hacia la casa del árbol. “Será mejor que no bajes Aldo o te partiré la cara”. Joel estaba muy enojado y celoso.

Aldo sonrió asomándose mientras se ponía la camisa. 

Sara se vistió rápidamente mientras Aldo jugaba con ella quitándole las prendas, abrazándola y besándola por el cuello.

“Detente Aldo”. Ella molesta por el juego le decía bajito a su novio.

El solo sonrió y Celeste se carcajeó viendo las siluetas moverse por la casa, el sol reflejaba todo lo que hacían, Joel estaba furioso y quería subir, pero Celeste lo detuvo. “Vamos Joel fuiste joven alguna vez, ellos se quieren”.

Celeste sonrió al ver las muecas que Joel hacía y giró para gritar. “Espero que estén usando protección”.

Sara se asomó furiosa. “Celeste por favor no hagas más grande el problema”.

Joel dejó las vasijas en un tronco. “Me voy, no quiero seguir escuchando, el almuerzo está aquí, Sara no regreses tarde a casa”.

Celeste se rió y caminó detrás de Joel, diciéndoles adiós con su mano y guiñando un ojo hacia ellos. Aldo bajó por la comida y juntos desayunaron en la casa.

Aldo le contó lo que pasó con su padre y que estaba mejorando, su viaje se atrasaría, la granja necesitaba de alguien que se hiciera cargo, Aldo junto con su hermano Frank que solo tenía quince años tendrían que trabajar duro estos días hasta que su padre se recuperara.

Sara también conversó sobre Jackson su padre biológico y que quería llevarla a la ciudad y pagarle sus estudios.

Aldo la escuchó atentamente y sonrió.

Sara sintió extraña su sonrisa. “¿Por qué te ríes?”.

Aldo la tomó en sus brazos. “Se que no quieres ir con él, pero es una gran oportunidad para estudiar lo que quieres y más si pagara por todo”.

“Pero Aldo, seria irme de aquí y yo no quiero dejarte”. Ella estaba nerviosa por las palabras de su novio.

“No me dejaras, yo también tengo que irme recuerdas, aunque estaremos lejos uno del otro, nos veremos en vacaciones aquí cada año, te iré a visitar cada que pueda”. Aldo le explicaba.

Sara estaba insegura. “No lo sé, no quiero dejar a Joel solo”.

“Celeste estará con él”.

Sara miro a Aldo. “Lo pensare”.

Regresaron a la vieja cabaña, Celeste estaba por irse a trabajar. “Sara, Joel no está de humor, Jackson volvió a venir hoy, quiere hablar contigo”.

Sara miró a Aldo y sonrió. “Te veré mañana”.

Se despidieron con un beso y ella entró a la cabaña.

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Al día siguiente Sara esperaba en un restaurante cerca del centro del pueblo. Jackson entró sentándose en la mesa. “Siento llegar tarde, tenía trabajo pendiente”.

Sara lo miró. “¿A qué te dedicas?”.

Jackson sonrió. “Soy médico pediatra y director en un hospital”.  

Ella al escuchar se le iluminaron los ojos. Jackson lo notó. “¿Te gusta la medicina?”.

Sara asintió.

Jackson se alegró. “Se que te debo mucho Sara, me gustaría recompensarte por todo este tiempo perdido, le debo mucho a tu madre también, déjame pagar tu carrera en la ciudad, pagaré todos los gastos hasta que te gradúes.

Cuando termines tu carrera puedes ejercer en el hospital donde trabajo o puedes regresar al pueblo”.

Ella lo miró extrañada, era la idea de Sara desde el principio, estudiar y volver para poner una pequeña clínica.

Jackson sonrió al notar su expresión. “Esa también fue mi idea cuando me fui, poner un centro médico en este pueblo al terminar de estudiar, pero conocí a mi esposa y decidí quedarme allá”.

Sara observó a la gente del restaurante por un momento pensando en las palabras de Aldo y la oportunidad que la vida le estaba ofreciendo, ella bajó su cabeza jugando con su jugo y suspiró. “Lo haré con una condición”.

Jackson esperó a que ella le explicara.

“Quiero poder volver aquí todas las vacaciones, no me gustaría dejar solo a Joel y mi novio vive aquí”. Ella resaltó la palabra novio.

Jackson sonrió. “Claro, las clases empiezan la próxima semana, tienes estos días para arreglar todo aquí”.

Sara lo miró sobresaltada por lo rápido que sería el viaje, pero recordó que Aldo también se iría.

Ella regresó a la vieja cabaña, Joel tomaba una cerveza en el pórtico, salió de la comisaría temprano para esperarla en casa y saber que decidió. Estaba nervioso, amaba mucho a Sara, era su hija, él la vio crecer y la crió.

Joel la miró entrando, pero no dijo nada solo la observó.

Sara se sentó en la banca a un lado de él. Y le dijo. “Me iré a estudiar medicina a la ciudad, él pagará todo… me lo debe Joel”.

Joel se levantó de la silla y arrojó la botella a la esquina de la casa frustrado y enojado, la botella se hizo añicos. “Haz lo que quieras no me importa”.

Sara negó con la cabeza y sus ojos se llenaron de lágrimas mientras escuchaba dentro de la casa las cosas estrellarse.

Celeste llegó después de un rato y encontró a Sara sentada afuera, se acercó para abrazarla. “Joel lo entenderá tarde o temprano, es lo mejor para ti”.

Sara lloraba. “Voy a volver Celeste, volveré y pondré una clínica aquí, es solo por un tiempo”.

“Lo se, pequeña Sara, solo que Joel no sabe cómo demostrar su amor, pero él te ama y mucho”.

La semana siguió, los preparativos se hicieron, Sara se iría esa tarde, Jackson regresó a la ciudad por trabajo unos días antes y ella viajaría sola en el avión.

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