Capítulo 4.

Siento una extraña sensación recorrer todo mi cuerpo...

¿Por qué?

¿Por qué él me sonríe y se me eriza todo el cabello detrás en mi nuca?¿Por qué sus ojos me dejan sin habla?¿Por qué soy capaz de ver cada partícula de luz a su alrededor?

Él no deja de sonreír. Yo estoy seria, mirando su rostro. Aún estoy en el balcón y él está sobre este recostado. Cierra por un instante los ojos y deja que la brisa de la mañana acaricie su persona. Lo miro un instante así, en silencio. Él brinda tranquilidad. No puedo creer que tenga una mujer como Misa en su vida. Miro hacia el frente. Varios estudiantes pasan por un parque en dirección a...no lo sé, a dónde sea que vayan.

—Lo de anoche...—Me volteo, él abre sus ojos y me mira.— No estuvo bien.

—Creo que eso ya lo establecimos.

Sonríe con la boca cerrada. 

—Dime.¿Por qué es que tú tienes en tu vida una persona tan tóxica como Misa?

No responde al instante. De hecho, creo que está pensando su respuesta. Luego...voltea una vez más a mirarme. Suspira.

—Es...es complicado.

—¿Complicado?

Asienta en silencio varias veces. Cambia de posición en la baranda, ahora está apoyado con sus brazos uniendo sus manos. Humedece sus labios.

—Ella...yo... nosotros...nos...nos conocemos muchas mierdas. No lo sé, creo que...ya estoy tan acostumbrado a ella que no me imagino mi vida sin su presencia.

Me mira sonriendo. Bueno...no era la respuesta que quería pero...siendo honesta. No sé qué espero de él.

—También está Zain.

Nos miramos en silencio.

—Él es mi mejor amigo. El único que tengo. Ella es su hermana. No podría joderla.

—Ya...—Suspiro. Me acerco un poco a su balcón. Él repara en mi cercanía, así que hace lo mismo. Se acerca un poco a mí. Nos quedamos un instante en silencio. Él mira hacia el suelo y yo...yo igual.—¿Sabes lo que pienso?— Mira mis ojos— Creo que has estado tanto tiempo en esa relación que no ves lo que está mal.

Andreu me sonríe levemente. Carajo. Creo que no debí ser tan... metiche.

—¿Estás preocupada por mi Annie?

—¡No! Yo...bueno.

¡Dios!¿Por qué estoy tan nerviosa?

—Andreu.

La voz de Zain se escucha dentro de la habitación. Me quedo inmóvil sin saber que decir. Andreu parece muy tranquilo. Zain llega al balcón haciendo algo en su móvil.

— Te he estado llamando. Debemos...

Andreu se aclara la garganta. Zain alza su vista del móvil. Nos mira a ambos un instante. Luego se detiene en mi persona y me sonríe.

— Buenos días. No pensé encontrarte aquí.

Fuerzo una sonrisa.

— Bueno...sorpresas de la vida.

Él vuelve a reír. Mira a Andreu serio. Alza una ceja.

— ¿Misa?

Andreu traga en seco. Suspira.

— No...no quiero hablar de eso Zain.

Hace un mohin con su boca. Lo mira y le habla en tono  burlón.

— Cómo quieras Andreu. Vamos— Guarda el móvil en su pantalón— Es hora de salir.

Me mira mientras Andreu entra a la habitación luego de despedirse de mí con un gesto de cabeza. Se acerca a la baranda del balcón. Me sonríe.

—¿Tienes planes para esta noche?

Mi garganta se siente seca de pronto.

— No...no lo sé.

Asienta varias veces con su cabeza. Andreu vuelve a salir y nos mira serios a los dos. Mira a Zain.

—¿Nos vamos?

Zain no aparta sus ojos de mí con una sonrisa de medio lado. Se aparta de la baranda. Me mira por última vez.

— Luego te escribo.

¿Escribirme?¿Cómo? No le he dado mi número de teléfono. Me dejan sola finalmente. Así puedo una vez más respirar.

Me doy una ducha y salgo a la habitación aún húmeda. Llamo a Roxi.

—¿Si?

Sonrío con el móvil pegado a mi oído.

— Roxi. Necesito ropa.

— No se diga más.

Ella cuelga. Sé que estará aquí en menos de quince minutos. Al minuto once tocan mi puerta. Abro. 

Roxi sostiene bolsas de compra enormes sobre sus hombros. Alza una ceja detrás de sus gafas de sol.

— Con permiso. Necesito pasar.

Me quito de la puerta y ella entra con paso firme.

—¿Qué tienes para mí?

Me entrega una bolsa y saco un hermoso vestido púrpura pegado a mi cuerpo al igual que unas plataformas.

— Esta noche te presento a las chicas.

Me estaba terminando de poner los zapatos sentada sobre la cama del hotel. Cambio mi mirada de mis zapatos hasta su rostro.

— No te puedes quedar con Misa, así que estoy tratando por todos los medios de que entres a mi fraternidad.

Sonrío. Me levanto y la abrazo con todas mis fuerzas.

— Gracias amiga.

Ella me sonríe. Suspira y toma un mechón de mi cabello para ponerlo detrás de mi oreja.

— Eres... tú eres aquello que me devolvió las ganas de seguir adelante Annie. Te lo debo.

Sonreímos. Tomo mi bolso y salgo de la habitación de hotel. Pasamos la tarde con Elisa en el centro comercial de la universidad. Este lugar es como una pequeña ciudad en medio de la nada. Me gusta, aunque a veces me siento claustrofobica. No lo sé. Siento como si estuviera encerrada en un lugar demasiado perfecto. Demasiado perfecto para ser verdad. Ya en la noche me preparo para hacer mi debut en la fraternidad de mi mejor amiga. Ella me prepara en su habitación. Es muy bonita y limpia. 

— La fiesta es más bien una cena. Elisa no está muy interesada en ser parte de la hermandad así que solo te voy a presentar a tí.

Sonrío mirando a mi amiga mediante un enorme espejo. Me volteo.

— Creo que ya estoy lista. 

Roxi me mira de arriba a abajo. Termina en mis ojos marrones.

— Estás de infarto. Vamos.

Salimos de su habitación y bajamos las escaleras. Llegamos a una especie de comedor con varias mesas en forma rectangular muy largas. Esta casa es muy pija. Toda de blanco y las chicas parecen hermanas de la muñeca Barbie. Nos sentamos en unas de las mesas. Roxi saluda a unas cuantas chicas y me presenta como una posible debutante. De una de las mesas se levanta una chica asiática muy hermosa. Toma una copa y la golpea sutilmente con un cuchillo. Todas hacemos silencio. Sonríe y alza mucho más su copa.

— Como todas en este lugar deben saber mi nombre es Mona Grellel. Y si,  como muchas están sospechando, soy de la familia Grellel.

La familia de esta chica son como los Kennedy. Su familia es muy influyente en la política, tienen mucho poder sobre todo en el estado de Louisiana. Ella no deja de sonreír mientras sigue hablando.

— Les doy la bienvenida esta noche a las chicas debutantes y solo les digo que...

Mi móvil comienza a sonar. La canción de 7 rings de Ariana Grande se escucha en todo el comedor. Miro a mi alrededor. Todas me miran con los ojos abiertos. Alguien se aclara la garganta. Miro hacia el frente.

Mona me mira con una ceja alzada evidentemente molesta.

Tierra trágame por favor te lo pido.  

Abro y cierro la boca sin saber qué carajos decir. Mona se sienta en la mesa y toma un trago de su Champán. Mi móvil no ha parado de sonar. 

— Deberías apagarlo Annie.

Me dice Roxi a mi lado. Reacciono. Abro mi bolso y busco mi móvil. Miro rápido la pantalla.

Número desconocido. Es...es extraño. No, no le doy mi número a nadie que no conozca.

— Annie. 

Vuelve a decir Roxi a mi lado.

— Si, lo siento.

Estoy por colgar y dejar una vez de ser el centro de atención.

— Deberías contestar. 

Desvío mis ojos de mi móvil. ¿Qué? Mona me mira seria. Con sus manos cruzadas.

— Deberías contestar el móvil. De todas formas...ya nos interrumpiste.

Oh...oh creo...creo que no al final no voy a poder entrar a la fraternidad.

— ¡Contesta!

Me sobresalto. ¿Quién se cree ella para gritarme? Roxi me mira nerviosa. Ella sabe mi carácter. Abro mi boca para poner en su lugar a la gritona. La mano de Roxi aprieta mi pierna por debajo del mantel. Volteo a ver sus ojos. Está seria. Demasiado. Niega un poco mirando mis ojos detenidamente. 

Entiendo. Esto no nos conviene. 

Me calmo un poco y me dispongo a salir del comedor para...bueno, para tener privacidad.

—Contesta aquí.

¿Qué?

Miro a Mona detenidamente. Estoy hiperventilando. Vuelvo a sentir la mano de Roxi. Me vuelvo a sentar en la mesa. Miro una vez más la pantalla del móvil. Contesto.

—Pon el altavoz.

Vuelvo a mirar a esta arpía. Ella me mira burlona.

—¿Qué pasa? Quiero conocer la...causa tan importante de la interrupción.

Cálmate Annie...ve a tu lado feliz. Cálmate por favor. 

Pongo el altavoz. Trago en seco. Respiro.

—¿Si?

Todos están atentos a mi conversación. Nunca me he sentido tan mal en toda mi vida. No han pasado dos días en este lugar en el que no soy el centro de atención.

—¿Annie?

La profunda y sensual voz de Zain se escucha en el altavoz de mi móvil. Miro a mi alrededor. Varias chicas me miran con los ojos muy abiertos. Otra susurran entre ellas. Mona me mira sorprendida. Yo reacciono y vuelvo a hablar.

—Soy yo. ¿Quién me habla?

Me hago tonta para que mi asombro no sea tan evidente. Siento su risa por la otra línea.

— Es Zain.

¡Vaya! ¿Cómo carajos consiguió mi número de teléfono?

—¿Si? ¿Qué pasa?

Siento su risa.

— Quería invitarte a cenar¿Tienes hambre?

Miro a Roxi. Ella me mira con los ojos abiertos. Siento que Mona se aclara la garganta. Miro una vez más a la arpía. Ella me mira fijamente con una ceja alzada. Alzo mi cabeza. Sonrío.

— ¡Claro! Sería un placer.

Vuelvo a sentir su risa.

— Perfecto. Te veo en cinco minutos.

— Si...

Cuelga. Espera¿Cómo me va a encontrar? No...no sabe dónde estoy¿No?. Miro a todas las presentes. Me disculpo por lo bajo y guardo mi móvil luego de ponerlo en vibrador claro.

— Por lo visto. Nuestra Annie tiene muchas sorpresas.

Miro a Mona. Ella me sonríe levemente. Suspira y se vuelve a levantar. Todas las chicas hacen lo mismo, así que eso hago yo igual. Alzan sus copas en mi dirección.

— Por Annie— Dice Mona— Nuestra nueva hermana.

Bien. No veas lo que un buen partido puede hacer en tu vida.


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