Capítulo 5: "Flores"

El sol sobre mi espalda quema, anoche dejé las ventanas abiertas por algunos motivo que no recuerdo. Solo sé que llegue a casa pasada de tragos y terminé llorando  por culpa de esa persona que no es necesario mencionar para que ustedes sepan de quién les hablo.

En el intento de abrir mis ojos la cabeza me comienza a dar fuertes punzadas, me duele todo el cuerpo, pero no más que el corazón se los aseguro, ya estoy tan harta de que Axel me lastime en solo dos días que llevamos hablando. Quiero y debo olvidarlo porque no merece que yo sienta nada por él.

Pongo un pie en suelo y masajeo mis sentidos para lograr abrir los ojos despacio, la luz es mi mayor enemigo en estos momentos, pero necesito comer algo y antes darme una ducha para quitarme este olor a vómito que traigo encima.

—Buenos di…— Scott lleva una mano a su boca y se echa a reír— Pareces una bruja— sigue riendo como si mi cara fuera un payaso y no puedo evitar reír ante sus pesadas carcajadas— ¿Estás bien?

—Claro que estoy bien— le lanzo un cojín con mis pocas fuerzas, el cual esquiva fácilmente— Pero puedes tocar la puerta, así no tendrás que verme como una bruja.

—Lo siento amiga, pero es algo urgente— se acerca rápidamente cerrando la puerta y eso me preocupa.

—¿Qué?— preguntó aturdida.

—Te llegaron unas flores— explica enseñando una tarjeta que trae en sus manos— Son de Alexander.

—Ah, si el chico me trajo anoche, debe ser para saber cómo estoy.

—No— niega y abre la tarjeta— Te está invitando a salir.

—¿Eh?— pregunto atónita.

—¿Eh?— réplica con una ceja levantan y cruzándose de brazos— Eso dijo Axel cuando recogió las flores en la puerta, se quedó mudo y casi agarra al chico de las flores a golpe.

Mi cabeza quiere explotar, aunque no sé que tanto pueda molestarle a Axel que su hermano quiera salir conmigo, no somos nada y ni siquiera le gusto, pero igual no me gusta verlo enfadado y mucho menor con su hermano.

—Bueno son hermanos, supongo que no quiere que su hermano salga con alguien como yo— hablo después de un rato en silencio— Pero de todos modo no pienso salir con Alexander.

—¿Crees que le importe con quien salga su hermano cuando siempre se han llevado mal?— inquiere Scott esbozando una sonrisa pícara— Vi su cara, no era una cara de preocupado por su familia o algo parecido, creo que estaba celoso.

Me echo a reír porque no puedo evitarlo ante la estúpida idea de mi amigo— ¿Qué pastilla te receto el doctor esta semana? — pego un golpe en su frente con mi dedo— ¿Crees que le gusto que Axel? Estás loco, aunque no me sorprende que lo estés.

—No, no estoy loco, entre hombre nos conocemos— aseguro con su semblante serio— Estaba celoso.

Calló por un momento y comienzo a recordar la escena de la noche anterior, su reacción al verme llegar con su hermano no fue de enfado, fue como más bien la de un macho alfa al cual le estaban robando su territorio, cuando me acercó a su cuerpo para que su hermano se marchara y su comentario en el baño.

—Talvez le molesta que quiera acostarme con su hermano y con él no— suelto de golpe y mi amigo me mira asombrado.

—¿Quieres tirarte al hermano de tu crush?— cuestiona.

—No, no— niego rotundamente— Solo digo que de seguro es lo que piensa él.

—Bueno, podrías salir con su hermano y ver que quiere el chico. En la tarjeta dice que es algo importante y que no puede esperar más— me aconseja— Además no pierdes nada y así veraz que tal reacciona Axel.

—No Scott, no pienso salir con Alexander para provocar celos en Axel— declaró fría y cortante, sé que mi amigo puede ser muy insistente y no pienso dejar que me convenza en esto— Además que esos celos ni existen. Ahora me voy a bañar.

Levanta sus manos en son de paz y se dirige hacia la puerta— Como quieras, pero después no digas que no te ayude.

X'

Luego de bañarme y ponerme la ropa más cómoda que encontré en el armario decidí bajar a comer algo, ya son más de las seis de la tarde y Scott está sentado frente al televisor viendo uno de sus programas de animales mientras yo estoy sentada en el balcón observando las personas que caminan las calle del pueblo. Es increíble la diferencia entre todos, algunos caminan con sus caras largas y cansadas después de uno pesado día; otros ríen junto a su pareja o amigos y yo aquí arriba simplemente existiendo, quería decirles algo épico que no puedan olvidar, pero soy mala para expresarme.

—Puedes hablar la puerta— me pide Scott refunfuñando al escuchar el timbre sonar varias veces.

—Tú también puedes levantar el culo de ese asiento.

—Vamos abre la puerta y deja de interrumpirme.

Siempre termino haciendo lo que Scott no quiere hacer, tampoco soy tan mala para dejar del otro lado a la persona que está tocando, eso es de mala educación diría mi madre.

—¿Qué coño?— preguntó estupefacta, como si lo que tuviera enfrente fuera una alucinación.

—Yo... puedo...pas…ar— masculla el chico entre diente sosteniendo una botella de alcohol en sus manos, no tengo idea que nombre tiene esa botella, solo sé que viene bien borracho.

—¡Scott!— gritó alarmante para que mi amigo corra— ¡Scott!

—Di...—las palabras de mi amigo se quedan a media al ver al chico que trae su nariz sangrando.

—Ayúdame y no preguntes nada por ahora— le pido de favor mientras paso la mano del chico sobre mi hombro y Scott hace lo mismo.

—Dejémoslo aquí— señala el sofá donde estaba él sentando minutos— Pesa mucho para subirlo.

—Aquí... aquí estoy bien— repite el chico en un susurró.

—¿Cómo coño te paso esto Axel?— pregunta Scott enfadado o preocupado, no sé que decir por qué tiene el ceño fruncido y juega con su cabello, dos señales muy confusas. Ya que una la hace cuando se pone nervioso y la otra cuando algo le preocupa.

—No debí venir, pued...ir a casa— habla el chico apenado— Esto es algo... vergonzoso,  no soy así— intenta ponerse de pie, pero cae de culo al suelo.

Mirarlo así con la nariz tapada con sangre seca, sus ojos azabaches hinchados y chinos, su pelo negro pegado sobre su frente dándole un toque de hombre malo y sus labios, esos que tanto me gustan lastimados. No puedo evitar sentir un dolor en el pecho, me duele verlo así y no sabes los motivos. Scott dice que antes solía meterse en peleas callejeras por un poco de lana, pero hace mucho que no lo hacía, prometió que dejaría eso después que su abuela enfermó para no darle preocupaciones, aunque ella ya murió hace unos meses. Aun así no entiendo que paso hoy, pero espero que allá vuelto a lo mismo.

—Escúchame Axel— me arrodillo para quedar frente a él que volvió a estar sentado en el sofá— Escúchame bien.

—Bueno Emerlad te dejo con él, yo no soporto verle así, traeré las cosas para limpiarle— informa mi amigo ante de irse y dejarnos solo en la gran sala.

Antes de decir cualquier cosa lo observo detenidamente, sus ojos están vacíos no refleja nada, su postura es firme a pesar de cada moretón que trae encima y es tan guapo aunque está golpeado. Su rostro fue tallado por los dioses y su cuerpo es como la octava maravilla del mundo, es perfecto hasta cubierto de sangre.

Concéntrate que tienes que ayudarlo, vamos concéntrate Emerald.

—Soy una b****a Emerald, lo siento— musita dejando caer su cabeza en el espaldar del mueble.

Tengo de decirle algo, no puedo dejar que se sienta así.

Sé que me hizo daño en estos días, pero él no tiene la culpa de que yo me haya enamorado de una persona que no conozco completamente.

Trago saliva y pongo una mano en su rodilla— Eres un chico bueno, no entiendo que paso, pero no debe volver a pasar. Un escándalo te haría perder tu trabajo que tanto has luchado por tener, no hagas esto, no lo necesitas.

Sus ojos por un instante me miran y creo que en el fondo tiene un brillo especial, pero cambia la vista rápidamente y sonríe.

—No sé por qué lo haces— esboza una media sonrisa y levanta su cabeza para acercar nuestros rostros— Ni siquiera sé por qué bebí y tampoco sé por qué estoy sin…

Suena el timbre y sus labios se cierran rápidamente dejando la oración a medias, su posición vuelve a hacer la misma que ante con su cabeza sobre el espaldar y yo me dirijo a la puerta porque la persona que está del otro lado parece algo desesperada porque le atiendan. ¿Dónde diablos está Scott? Él debería abrir la puerta y yo debería terminar de escuchar lo que quería decir Axel.

—Tranquila abre la puerta, no diré nada más— asegura el chico medio ebrio cerrando sus ojos.

—Lo si...

—No sientas nada que no te he pedido, abre la maldita puerta que están esperando— me corta frío y tajante como es Axel siempre.

Hoy no es mi día verdaderamente, al abrir la puerta mi segunda mala sorpresa espera del otro lado con una sonrisa en su labio partido y creo que ya lo entiendo todo, los hermanos Cooper se pelearon. Sabrá dios porque paso ahora.

—¿Está él?— pregunta refiriéndose a su hermano.

—Si está— contestó cerrando la puerta y saliendo al pasillo— ¿Pero tú que haces aquí?

No quiero sonar grosera, pero no le pedí que viniera, lo de ayer ya se lo agradecí así que no tenemos más nada que hablar. Aunque talvez no vino ni por mí.

—Necesito que me escuche— me pide mientras juega con una cadena que trae en su mano— Es algo urgente.

—¿No podemos hablar aquí?— preguntó mirando hacia todos lados para asegurarme de que el pasillo esté vacío— No hay nadie.

—No, mejor vamos a mi auto que está estacionado frente el edificio.

En sus ojos se refleja la verdadera necesidad que tiene de hablar conmigo o al menos eso parece, así que iré y me arriesgaré. Aunque no pienso que pueda pasarme nada malo.

—Yo iré, pero tiene que ser rápido— respondo y sus ojos se iluminan.

—Sí, así será Emerald.

Lo seguí hasta el elevador y después de salir de este nos subimos a un auto convertible de color rojo que está estacionado frente al edificio exactamente como él me dijo.

—Bueno ya estamos aquí, dime— habló cerrando la puerta del auto.

—Necesito que me ayudes con Axel— masculla entre dientes, creo que algo apenado.

—Te aclaro que no soy amiga de Axel, nos llevamos más mal de lo que puedas creer y solo nos conocemos de dos días aunque yo a él...

Me interrumpe sonriendo— Has estado enamorada de él desde que eras una niña ¿no es así?

Mis ojos se abren como dos platos ante sus palabras, yo he creído todo este tiempo que solo lo sé yo y mis amigos, ya veo que estaba errada.

—¿Cómo sabes eso?— replicó atónita.

—Emerald somos los Cooper, lo sabemos todos— asegura sonriendo dejando de lado su máscara de niño tímido y sacando la parte de Axel, su descaro— Sé que te gusta mi hermano desde que estás en primaria y que lo acosas.

—No, estás muy equivocado— me defiendo enfadada, la verdad duele y más así de cruda— No acoso a Axel, solo sé cosas de él.

—Bueno, pero esos son cosas de ustedes. Yo solo necesito que me ayudes en algo.

—No pienso ayudarte en nada y me largo de aquí ya— espetó furiosa abriendo la puerta del auto para salir hacía mi apartamento.

—Hazlo por mi madre, tiene cáncer— suplica con su voz rasposa y llena de dolor.

Vaciló por un momento entre un si y un no, pero sin dudarlo ya tengo mi respuesta.

—¿Qué quieres que haga?— me siento a su lado nuevamente.

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