Capítulo seis.

Nigel Valverde.

Subí a mi habitación y me tumbé en el sofá. “Camilo"—pensé— “Debe de ser su novio o futuro novio”.

Me metí a bañar, un baño con agua fría siempre me ayudaba a pensar con claridad. Cuando salí, veía todo mejor. No sabía nada de Lauren, ni siquiera si le gustaban chicos como yo, desde que la vi en la playa no he parado de pensar en ella pero lo mejor será que la conozca bien y disfrutar de su amistad.

Agarré el móvil antes de dormir y había un mensaje de Lauren que decía:

He pasado una noche maravillosa contigo. Perdón por el final. No me gustaría que me dejes de hablar.

Aquello hizo que sonriera y me sintiera aún peor por haber cerrado la puerta en su cara y no despedirme de ella.

También pasé genial. Perdóname tu a mí, por cerrar la puerta en tu cara y no despedirme. Pensé que querrías hablar con tú chico a solas ya que había arruinado la cita que tenías con él. Tranquila, no dejaré de hablarte.

Lauren tardó más de la cuenta en responder.

Es algo complicado. Te contaré algún día.

Ok, voy a dormir, el concierto me ha dejado cansadísimo. Good nigth beautiful.

Buenas noches Nigel.

Al día siguiente encontré un mensaje de Nadia que decía si podía tocar el viernes en el bar, le respondí con un simple sí.

Pasé toda la mañana arreglando el apartamento como faltaba poco para que Jasper llegará, no quería que encuentre todo un caos en la sala o mejor dicho toda la casa. Después de almorzar no tenía nada que hacer por lo que decidí salir a pasear. Empecé a caminar hasta llegar nuevamente a la Costanera, en cambio, no bajé a la playa. Seguí caminado entre la gente y vi a un grupo de chicos cantando y bailando delante de una gran pantalla. Al acercarme me di cuenta que estaban cantando uno de los temas que saqué con Jasper. Sonreí, no pude dejar de hacerlo. Esto me hacía sumamente feliz y sin dudas era un gran remedio para no pensar en Lauren.

La felicidad no me duró mucho cundo giré para buscar un lugar para sentarme, vi a Lauren con un chico. Estaban caminando tomados de la mano. Me quedé quieto en mi lugar, sin mover un solo músculo. Ella no podía verme por la cantidad de gente que había por lo que le dediqué a observarla.

Se veía preciosa. Llevaba unos pantalones cortos con unas sandalias de playa y una ombliguera. Tenía la mirada pérdida entre la gente. El muchacho estaba hablado, pero ella parecía no estar aquí. De pronto el chico paró e hizo que Lauren lo mirara a la cara. Le dijo algo y la besó. Aquel chico debía ser Camilo, y ella estaba con él.

Gire sobre mi propio eje y regresé a casa. No quería ver a Lauren. La imagen de ella besando a ese chico me estaba molestando más de lo que pretendía.

Cuando llegué, entré al estudio y puse música a todo volumen. Solía hacer esto cuando no quería escuchar mis propios pensamientos. Una hora después apagué los altavoces y me quedé dormido en el sillón de la habitación.

Lauren Santander. 

El viernes me levanté con un insoportable dolor de cabeza. No dejé de pensar en Nigel ni un solo segundo y en la reacción que tuvo cuando Camilo me llamó.

Miré el móvil suplicando tener un mensaje de él pero los únicos que encontré fueron de Camilo.

Buenos días Lauren.

Anoche te llamé pero probablemente ya estabas durmiendo. ¿Qué te parece si salimos esta tarde y damos un paseo por la playa?.

No quería salir pero debía salir con él ya que le debía explicar las cosas cara a cara.

Buenos días, sí. ¿Qué te parece a las tres?

Buenísimo. Te espero en la esquina de tu casa. Tengo muchas ganas de verte. Un beso chiquita.

Le respondí con un emoji. Camilo es un chico simpático. Habíamos estudiado ADE (Administración y Dirección de Empresas) juntos y siempre le había gustado. Cuando terminamos la universidad perdió la vergüenza y empezó a hablarme más seguido, así hemos pasado las últimas semanas.

Era alto, guapo e inteligente, últimamente he estado muy pendiente de él pero nunca llegué a sentir más que una amistad con él. Quizá mi error fue no dejarle en claro las cosas, como no era mi prioridad había dejado que el tiempo pasara.

Me duche, me vestí y fui al restaurante a ayudar como lo hacía cada vez que tenía tiempo libre.

Al llegar encontré a toda la familia reunida, incluyendo a Nadia, quien estaba hablando sobre Nigel, que era un buen chico, atento y educado. Cuando ella me vio, dijo:

—También es un papasito, ¿verdad Lauren?.

Me sonrojé sin poder evitarlo y opté por no contestarle. No tenía cabeza para su idioteces.

—Buenos días familia, voy a ponerme a preparar los desayunos, por que mientras ustedes hablan de Nigel, allí hay varios clientes hambrientos.

No dijeron nada, todos volvieron a trabajar. Unos minutos después Nadia se me acercó.

—¿Se puede saber que carajos te pasa?. Tu cara de culo es monumental.

—No me pasa nada, déjame en paz.

—Lauren Noemí Santander Oliveira te conozco como la palma de mi mano y sé que algo tienes. Habla antes que explotes y lo pagues con alguien de tu familia.

Serví el último zumo que me habían pedido y me giré para encararla.

—Anoche acompañé a Nigel hasta su casa, las cosas iban bien hasta que Camilo llamó. Nigel lo vio y sin querer le dije que tenía una cita con él pero le había dejado plantado, cogió sus llaves y se fue.

—Rayos Lauren, es que tienes poco tacto.

—¿Y qué querías que hiciera Nadia ah? ¿Qué le mintiera?.

—Mentirle no tonta, pero no era necesario que le dijeras que ya tenías una cita con otro.

Resoplé con molestia y cerré los ojos. Estaba echa un lío, no sabía que hacer.

—Mira Lauren, no sé lo que sientes pero te digo que aclares las cosas. Acabas de conocer a Nigel y yo puedo meterme contigo por que eres mi mejor amiga, veo como lo miras. Todo puede quedarse solo en bromas entre tú y yo si me dices que estás enamorada de Camilo.

—Más tarde saldré con Camilo y hablaré algunas cosas con él— respondí entre dientes para no contestarle directamente.

—Ok. Por fin sabrás lo que sientes por él mediante una cita. Ahora ¿me das un abrazo?.

Sonreí y me lancé a sus brazos. Siempre sabía que decir para hacerme sentir segura y la admiraba por eso.

Después de almorzar fui a casa a descansar un rato y comenzar a prepararme. Tampoco iba a arreglarme demasiado, así que me vestí con algo casual.

A las tres en punto Camilo estaba esperándome y comenzamos a caminar en dirección a la Costanera.

Él no paraba de hablar. Estaba contándome como le estaba yendo con su trabajo. Estaba bastante distraída. Cuando me miraba le sonreía y asentía como si le prestará atención, al cabo de un rato me tomó de la mano. Le sonreí forzadamente y él continuó hablando sobre el deportivo que pensaba compararse.

Cuando llegamos a la playa, Camilo no se había callado ni un microsegundo, y yo ya tenía todo el diálogo en mi cabeza para decirle que no quería nada con él. De pronto, me giró para quedar cara a cara con el y me besó. No reaccioné inmediatamente por qué me tomó por sorpresa, pero cuando intentó profundizar el beso lo aparté de un empujón.

Me miró confundido.

Ahora era mi momento de hablar.

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