Cap 7

Desperté por un sonido muy ruidoso, mirando a todos lados buscando de dónde provenía. 

Que m****a.

Al fijar mi vista en la puerta pude ver a Margaret parada en el marco, con un silbato entre sus labios. 

Margaret es la señora que se encarga de traernos a las habitaciones y también de supervisar que hagamos nuestros deberes. 

Es una gorda enojona y fastidiosa.

— ¡Que rayos! , —exclamé.

—Levántense es hora de trabajar. —gritó Margaret. 

—Son las 5 de la puta mañana, ¿Que sucede contigo? —refute molesta.

Margaret me sacaba de mis casillas, era un grano en el culo todos los días.

—Muévete bandrew serás la primera. — Margaret me fulminó con la mirada señalándome con su dedo índice.

—Me levanté de la cama para dirigirme al baño. —Bitch,— dije en vos baja antes de desaparecer por la puerta. 

Ya en el baño una vez más mi rostro cansado estaba luciéndose ante el espejo. 

Me desvelaba demasiado para descifrar tan poco, ¿qué clase de enigma estaba viviendo?

Me bañé, lavé mi cabello, cepillé mis dientes, estuve unos minutos mirándome en el espejo, en el fondo quería que todo acabara, y no hablaba de lo que ocurría allá afuera, sino de lo que me estaba matando por dentro.

Salí del baño ya lista para bajar, mi atuendo no era el mejor, era domingo y haría trabajo de jardinería. 

Que emoción. (Nótese mi sarcasmo) aunque me entusiasmaba la idea de ir al jardín, no tenía idea de que había uno. 

Al llegar atravesé la reja de entrada, no era un jardín como tal, era una especie de vivero.

Había flores, pequeños árboles y plantas. 

Era un lugar muy lindo y acogedor. 

Casi en la puerta trasera había un pequeño camión estacionado, al otro lado, estantes con pequeñas macetas y en un rincón un montón de rocas. 

Margaret se acercó a mí con una pala en su mano, me la ofreció.

—Toma, empieza a trabajar. —me dijo con esa voz tan odiosa y autoritaria. 

— Levanta esas rocas y llévalas a la parte trasera del camión.

Linda Margaret, me las vas a pagar.

 —Tomé la pala con fastidio. 

Margaret se acercó más a mí. 

—Si comienzas ahora tal vez termines para el almuerzo, —sonó su silbato en mi oído casi dejándome sorda, y me quedo claro que debía comenzar ahora

Al principio no se me hacía muy difícil, pero después de llevar y traer rocas unas tres veces ya me estaba cansando.

Tenía calor, había muchos insectos, algún químico me daba alergias, no podía dejar de estornudar, mis ojos lloraban solos, y me picaba la nariz. 

—Jodida m****a, que no se suponía que haría trabajo de jardinería, vine preparaba para plantar árboles que se yo, poder el césped, regar flores

Me molestaba mucho tener que hacer este trabajo, debe haber alguien encargado de hacer esto, Margaret solo quería molestarme.

Ella me odiaba y no sabía por qué.

La sensación de que alguien me miraba me sacó de mis pensamientos. 

Miré hacia atrás y lo que menos me esperaba era ver a taiker recostado en un pilar con su pierna arriba. 

Lo miré apenada por qué seguramente había presenciado mi pequeña rabieta.

Él al notar mi vergüenza, soltó una risita. 

— ¿Cuánto tiempo llevas ahí? —pregunté con fastidio. 

—No mucho, pero... Se supone que debía podar el césped, regar las flores, tonta Margaret. —dijo imitando mi voz y también mis gestos. 

—Que gracioso, te esperan en el circo, — dije con sarcasmo y su expresión de burla desapareció. 

—Disculpa, estaba bromeando. —se acercó y me quitó la pala, seguido a eso, empezó a llevar las rocas por mí. 

—Oye que haces, no, ese es mi trabajo. —dije

—Relájate, solo quiero ayudar, estás muy flaca, yo soy más fuerte. 

Lo mataré. 

Tomé una roca y se la lancé, pegándosela en la espalda. 

— ¿Qué haces? — preguntó confuso. 

—defendiéndome, me dijiste debilucha. 

—De nuevo estaba bromeando, si vuelvo a jugarme contigo tal vez me mates.—Alguna vez te han dicho que eres agresiva? —Preguntó sobando su mentón, como si pensara. 

Tomé otra piedra y taiker alzó los brazos en son de paz.

—Está bien, tranquila, soy muy joven para morir. 

Me reí ante su expreso de susto fingido. 

—Eres muy malo actuando, sabías? —Pregunté burlona. 

—Y tú para los chistes sabías?

— No quieres morir cierto?

—Ok me callo,—dijo volviendo a lo suyo.

Taiker lucia despreocupado con esos shorts de cuadros y  esa playera negra. Sus rasgos eran finos, tenia una piel muy bonita y sus cachetes  se tornaban rojos debido al sol. 

Su personalidad solía ser arrogante pero el hecho de ser chistoso y divertido le agregaba cierto encanto.

Me pregunté  el por qué el había  venido aquí, pero no me molesté en preguntar, tal vez quiera pasarse por los baños a echarme una mano por allá  también.

Después de unos minutos ya no faltaban más rocas. 

Agradecí su ayuda, ya no podía más. 

—De nada henni,—me dijo entregándome la pala. 

— Grac... Espera, como me llamaste? Pregunté frunciendo mi entero ojo, —No me llames así.—Refute. 

—Que aburrida eres henni, —dijo con cansancio. 

—Lo fulmine con la mirada. 

Coloqué la pala en su lugar, supuse que allí iba ya que habían otras cosas de jardinería. 

Tienen todos los implementos, me cuesta creer que no hay una persona que se ocupe de este trabajo.

Taiker se quedó recostado en el pilar con los brazos cruzados. 

—Que miras? —Pregunté odiosa.

— Nada henni—respondió. 

—Paciencia, —dije agarrando el puente de mi nariz.

Me enojé

—¿Que haces aquí?— pregunté.

—Puedo ir a donde quiera,— respondió alzando los hombros. 

—Y justo decidiste venir aquí, interesante,—dije despreocupada.

—Me gusta este lugar, solo eso—respondió restándole importancia

—Está bien, si tú lo dices,—Me encogí de hombros.

—Qué estás insinuando Bandrew,—Me miró confuso.

—Oh no nada ¿Y ya te vas, o tengo que soportarte por más tiempo?— pregunté cansada. 

Me salía natural hablarle así, no lo conocía, apenas y intercambiamos algunas palabras el otro día, pero la verdad me gustaba fastidiar.

—Que mal agradecida eres henni, te ayude con tu tarea y me tratas así? Mala chica. De pequeña no te enseñaron modales.— su tono de superior haciéndose notar.

—Y a ti de pequeño te dieron mucho perico, hablas demasiado cállate ya.

Su cara de sorpresa al escuchar lo que dije me hizo reír.

Pareció molestarle porque se fue sin más

Amo mi capacidad de molestar a las personas, aparte no me gusta que me diga henni. 

… 

En la hora del almuerzo volví a sentarme con “los cuatro” y vaya vaya, taiker me ignoró todo el tiempo. 

¿Entonces el chico inalterable y perfecto

estaba afectado?

Quién lo diría

Las cosas estaba tomando forma, había algo de este lugar que no me cuadraba, y eso era bueno, porque estaba segura de que mis padres tenían algo que ver. Tal vez “los cuatro” puedan ayudarme a descubrir lo que esconden estás paredes. 

Esos chicos también eran algo misteriosos, y por mucho que hayan sido los primeros en venir aquí, eso no explica que todos los traten como a unos dioses.

La primera vez que hablé con “los cuatro” noté al instante que trailer es la cabecilla del cuarteto y eso debe de tener un motivo. 

Siento algo muy extraño, sin duda alguna el director de este lugar sabe qué ocurrió con mis padres.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo