Capítulo 5. Cuestionamiento

Björn recordó que Ava no se había instalado aún, así que no podía andar cuidando maletas ni dejándolas por el lugar.

―Primero, se va a instalar dónde va a vivir, pase con mi secretaria para que le dé el resto de la información, cuando termine de acomodarse, le llamaré para ponernos manos en la obra. ―Ava asintió, se volvió y Björn notó que Christine esperaba afuera de la oficina central, estuvo a punto de poner los ojos en blanco pero se detuvo al ver que Ava se inclinó para tomar la agarradera de la maleta. ―Espere, señorita Gray. ―Ava giró su rostro para mirarlo, Björn rodeó el escritorio para acercarse a ella, la mirada de Christine a través del cristal grueso de las dobles puertas de esa oficina, era de molestia. Björn abrió la puerta y miró a Ava. ―La señora Laurent la llevará a conocer el área de los empleados. ―Björn miró a Christine quien pareció molestarse más.

―Necesitamos hablar, señor Hoffmann. ―Björn negó.

―Primero lleva a mi nueva asistente personal a su departamento dónde va a vivir. Luego cuando termines, vienes para hablar. ―Christine era pálida, piel aterciopelada, ojos azules, el cabello lo llevaba por encima de sus hombros, en un corte elegante y en un color rubio, sus mejillas se sonrojaron de la ira que estaba conteniendo, Bruno no le daba órdenes, mucho menos Björn. Ava notó que estaba a punto de empezar la tercera guerra mundial entre ellos dos, se aclaró la garganta y tiró con sutileza de la maleta para salir, Björn miró a Christine que estaba afuera de la oficina y él con la mano en la puerta de cristal.

―Es importante. ―Christine insistió en un tono cargado de frialdad.

―Esto también lo es. ―Björn replicó de manera intimidante hacia la mujer, ella asintió intentando no explotar.

―Bien, regreso. ―miró a Ava y arqueó una ceja.  ―Sígueme.

Ava la siguió hasta un elevador que se encontraba al final del gran pasillo de ese piso. Mientras Christine pensó que tenía controlarse, tenía que repetirse que ese no era su hotel, pero pronto lo sería si movía bien sus cartas. Llegaron al lobby y por la parte de atrás de este, caminaron. En el recorrido, Ava miró asombrada aquel hotel tan elegante y lujoso, Christine, la miró detenidamente, ¿Por qué Björn la había contratado sin su permiso? Sabía que ella se encargaba de contratar y la chica no era de las que entraban al club o al hotel. Definitivamente olía a problemas, además, era curvilínea y castaña... y Björn las odiaba.

En silencio caminaron y llegaron a uno de las casas de campo, pasó una tarjeta plastificada con el logo del hotel y la puerta se abrió.

―Pasa. ―Ava entró tirando de su maleta y su boca casi caía al suelo, el lugar era cinco veces más grande que su mini departamento. Tenía todo y había un poco de lujo, la gran sala en L, una televisión grande empotrada arriba de una chimenea, un comedor grande y una cocina al final. ―Lo compartirás con dos personas más que son empleadas, una de ellas es de recepción, y una de cocina. Aquí están las reglas. ―Christine le entregó una hoja que estaba en la mesa a lado del sillón. ―Necesitan aprenderlas, la primera que rompan, se van. ―Ava asintió. ―En unos minutos traerán tu uniforme.

― ¿Hay uniformes para asistente personal? ―preguntó Ava con sorpresa, Christine arqueó una ceja y sonrió.

―Humm, sí. ―mintió. ―Solo que espero no haya problema en encontrarte una de tu talla…―Christine miró descaradamente el cuerpo de Ava, ―Espero que sí, no creo que tengas buena ropa para andar trabajando como la asistente de uno de los dueños de este lugar. ―Ava se molestó por como la miró y la forma en que lo dijo.

―Señora Laurent, ¿Tiene algún problema con mi apariencia? ¿Cree que mi cuerpo es un problema? ―Ava lo dijo en un tono serio y educado, pero por dentro estaba molesta. ―Sí es así, puedo comentarle al señor Hoffmann que…

―Me molesta que te haya contratado sin mi autorización. ―Christine se descargó con ella. ―El club y el hotel, tiene empleados…con presencia. Seamos sinceros, no creo que tú lo tengas. ―Ava no podía creer lo que dijo, fue directa y a la yugular.

―Si le molesta mi contratación, puede discutirlo directamente con el dueño del hotel, señora Laurent. ―Christine salió de la casa azotando la puerta. Ava miró el resto del lugar, buscó la habitación vacía, era grande, tenía grandes ventanas con cortinas blancas, una cama individual y un armario amplio. Alice tenía razón en decir que era demasiado grande el lugar, Ava sonrió y se tiró sobre la cama, hasta la sobrecama olía a flores.

Björn estaba atento revisando una documentación que tenía pendiente, miró el reloj luego su mirada se quedó en la pantalla de la computadora, tocaron a la puerta y cuando miró quien era, se irritó, hizo señas de que pasara, al hacerlo, Christine estaba muy furiosa.

―Necesitamos hablar. ―dijo de inmediato.

― ¿Y ahora? ―dijo de manera indiferente sin dejar de hacer lo que estaba haciendo.

―Si necesitabas una asistente, me hubieras dicho, yo misma hubiese encontrado a una mujer capacitada, ―Björn lentamente con la quijada tensa, miró a Christine. ―Esa mujer no es de las empleadas que reclutamos. No tiene presencia…―Björn la interrumpió.

― ¿Estás cuestionando mis decisiones? ―Christine se quedó callada al escuchar el tono intimidante con el que le habló.

―No, no estoy cuestionando, solo decía que…―Björn se puso se pie de un movimiento.

―Solo dedícate a hacer tu trabajo, Laurent. Si ocupo una opinión, te la pediré, mientras no.

Christine sintió como su cuerpo tembló de la furia, pero lo controló.

―Bien. ―contestó tajante.

― ¿Otra cosa más? Tengo trabajo que hacer. ―ella negó y luego salió de la oficina central.

Björn negó muy molesto, no tenía por qué cuestionarlo, él estaba al mando y no era nuevo en el manejo de las empresas de su familia, él si quisiera se fuera de vacaciones por el resto de su vida, era uno de los billonarios del mundo y el dinero le sobraba, pero para Björn, se obsesionaba mantenerse ocupado en los negocios para así...a sus demonios no despertar.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo