—Esto te hará sentir mejor.
Gabriela recibió la infusión caliente que le había dado Jose para que tomara.
—¿No se supone que deberías estar enojado conmigo? —dijo casi susurrando—. ¿Dolido tal vez?
Jose se sentó enfrente de ella y la miró curioso.
—¿Por qué debería estarlo?
Gabriela suspiro algo frustrada.
—Ya sabes por qué.
Jose también suspiro mirando un momento a la nada, meditando cuál debería ser la respuesta correcta.
—