-Dios…Dios mío- suspiró Ian.
Permanecía abrazando al moreno quien, al igual que él, se recuperaba de tan intenso e increíble acto.
-Mel- llamó el rubio con el rostro presionado al pecho desnudo del moreno.
-A…ajá-
-Me…me he corrido…lo hemos hecho sin condón…¿Qué vamos a…-
Mel le hizo callar besando sus labios.
Poco a poco, se fue despegando aunque solo unos escasos milímetros.
-Estamos a las puertas de terminar la carrera- empezó a decir mientras jugaba con el pelo del rubio.
-Sí ¿Y?- se extrañó Ian.
-Que…no me importaría si…pasara-dijo Mel con una sonrisa en los labios.
Ian se quedó atónito para de repente atacar su boca susurrando:
-Entonces vamos a por ese hijo-
-¡¡Que quééé!! &i