-3-

Qu-qué?- tartamudeó Nick.

Se había quedado ojiplatico. Mark, sin dejar de sonreír, contestó:

-Digo que quiero que seas mío-

Rápidamente, Nick se levantó de un brinco.

-¿Pero qué se cree que soy, un objeto?- se enojó.

-A ver, no era mi intención sonar tan… drástico- Mark se movió en su sillón para sentarse más derecho -Por favor, siéntate- señaló la silla.

-Yo… cre-creo que mejor me vo…-

-Sien-ta-te- repitió el moreno remarcando sílaba a sílaba la palabra.

-¿Me…me está ordenando?- se contrarió Nick.

-No- negó Mark -Te estoy pidiendo que te sientes-

Nick, muy despacio, volvió a sentarse.

-Bueno, voy a ser más explícito en lo que se refiere a lo de que seas mío- dijo el moreno -Analicemos tu situación, tú necesitas dinero- Mark se retrepó en el sillón – Y yo busco compañía-

Nick tragó saliva.

-¿Com-compañía en…en qué sentido?-

Mark estiró una mano y paseó la yema de su índice por la mesa haciendo círculos.

-Compañía en el sentido de que si quiero besarle le beso o si quiero acariciarle le acaricio o si quiero abrazarle le abrazo…o si quiero dormir con él, duermo- explicó.

Nick casi se atragantó con su propia saliva.

-¿Dor-dormir?- titubeó.

-Sí- asintió Mark con una sonrisa de pillo pintada en los labios.

-¿Dor-dormir…de dormir en la misma…ca-cama?-

El moreno se echó hacia delante para uniendo las manos fijar sus ojos en él y volver a pasearse la punta de la lengua por los labios.

-Ajá, en la misma cama, bien abrazaditos y, poder ser, sin nada de ropa-

A Nick se le escapó otro jadeo.

-¿E-eso…im-implica…se…se…sexo?- preguntó con la voz tomada por los nervios.

Mark ladeó la cabeza a la vez que elevó un poco más su comisura en un amago de sonrisa.

-Jumm, creo que…un poquito…sí-

En el acto, Nick dio un bote de la silla.

-No-no…no puedo…yo-yo…yo…so-soy…so-soy…vi…virgen…-

Mark se quedó pasmado al oírle tal respuesta.

“Creo que ya puedo ir empezando a llamarme a mí mismo pervertido…porque pienso pervertirte mucho”. Se dijo para sí.

-Yo-yo casi mejor que…me voy-

Dándose media vuelta, Nick se dispuso a salir a toda velocidad de allí cuando la voz del moreno le hizo detenerse.

-Espera-

El joven se detuvo.

Poniéndose en pie, Mark anduvo hacia él, le rodeó y colocándose frente a frente con él le preguntó:

-¿Es cierto?-

-¿Qué?-

-Pregunto que si es cierto lo que acabas de decirme-

Mientras hablaba, el moreno iba obligando a Nick a caminar hacia atrás.

-S-si- afirmó éste.

-Caray, eso…me sorprende-

-No-no sé porqué-

Mark lo obligaba a retroceder rumbo a la mesa.

-Bueno, no digo que todos los jóvenes seáis iguales pero suponía que era raro el que un chico de tu edad pudiera seguir manteniéndose…virgen-

Nick tropezó con la silla pero se estabilizó rápido sujetándose a la mesa. Acabó apoyado sobre el borde de ésta y con el moreno excesivamente próximo a él.

-No…no lo veo raro- repuso Nick más nervioso que antes.

-No, si no digo lo contrario, es…solo que me asombra- el índice del mayor se situó bajo el mentón del chico y le empujó la cara hacia arriba.

Los ojos de ambos hicieron contacto.

-No se te habrá presentado la oportunidad o a lo mejor no has dado con el idóneo- añadió Mark.

-Creo que he dado muchas veces con el… idóneo pero al momento de la verdad…se han echado para atrás- se lamentó Nick.

Mark arrugó el ceño. Impidiendo que le retirara la mirada, preguntó:

-¿Y eso por qué? No te harían daño ¿No?-

Solo de pensar que al joven le hubieran intentado hacer daño se lo llevaban los demonios. Nick negó con la cabeza a la vez que contestó:

-No, ellos…se…se retractaban…al…al verme…desnudo-

Mark se alejó un poco y le realizó un escaneo a fondo de arriba abajo.

-Pues perdona mi sinceridad pero tienes un cuerpo que a mí no me dessgradaria ni en lo más mínimo verlo sin ropa-

Las mejillas de Nick se tornaron rojas de vergüenza.

-Estarían ciegos- apuntó Mark que volvió a presionarse contra él.

Nick quiso impedir que se presionara en exceso con cierta parte de su anatomía que le hacía ser un chico diferente al resto.

-No haría nada que no desearas- musitó Mark acortando la escasa distancia entre sus rostros y llegando a rozar aunque muy sutilmente sus labios con los del joven.

-Es…es que yo…n-no…no soy un…chi-chico nor-normal- jadeó Nick aferrándose con más fuerza al filo de la mesa.

Notó cómo el moreno logró abrirse paso entre sus piernas para encerrándolo entre sus brazos, hacerlo preso con todo su cuerpo.

-Eso salta a la vista…nene- rezumó Mark.

Nick sintió cómo acariciaron los labios del pelinegro los suyos de forma fugaz.

-Acepta mi propuesta y todas esas facturas que tienes pendientes, además de las que vengan, no tendrás que preocuparte por ellas nunca más- ronroneó Mark que ladeando la cabeza tocó su boca con la suya.

-Pe-pero es que yo…yo no…nunca…- suspiró Nick percibiendo el aliento del hombre contra el suyo.

-Dame lo que quiero…y te prometo que no volverás a pasar falta económicamente hablando…nene-

El corazón de Nick latía desenfrenadamente. Sus ojos empezaban a cerrársele. Y su piel no dejaba de estar erizada. A punto de recibir los labios del azabache contra los suyos el sonido del teléfono les interrumpió.

Nick oyó cómo Mark dio un resoplido de descontento. Sin apartarse de él le obligó a reclinarse hacia atrás un poco llegando a casi recostarlo sobre la mesa.

Sin apartar la mirada de Nick, Mark alargó una mano y descolgó.

-Sí- respondió.

“-Señor Scott ha venido el señor Reynolds para lo del préstamo hipotecario-“

-M****a- masculló Mark -No tardo, dígale que espere…unos tres minutos-

“-Claro-“

Mark colgó y regresó su atención al joven.

-Tienes tres minutos para darme una respuesta- dijo al mismo tiempo que se inclinaba sobre su boca -¿Así que qué dices?-

Nick tragó saliva varias veces. El simple hecho de no tener que preocuparse por las facturas lo tenía indeciso. Pero luego recordaba lo de tener que dormir con él desnudo…Y eso lo hacía echarse para atrás.

-¿Ten… tengo que… ha-hacer el…a-amor con…con usted?-

Una sonrisita divertida asomó en los labios del pelinegro.

-No si no quieres aunque no te vendría nada mal si me dejas ser el primero…- volviendo a tocar sus labios con los suyos, Mark murmuró -Y así que sepas lo que es hacerlo…bien hecho-

Antes de que pudiera responderle, los labios del pelinegro lograron apresar los suyos. El primer beso que recibió del hombre y que le hizo temblar de anticipación. Si un simple beso le provocaba tal reacción en su cuerpo…

¿Qué no le haría sentir si por un casual ocurría esa primera vez con él?

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