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Suena la alarma, así que me levanto de mi cama para ir a darme una ducha, hoy a las 8 tengo la entrevista de trabajo.

Lavo cuidadosamente mi piel, mientras veo que hoy los moretones tienen un color más vivo que ayer.

Salgo y me visto con cualquier ropa, puesto que preferí no traer la ropa que rose me dio a casa, para evitar que adán o mama la vieran y la destruyeran.

Salgo de mi habitación y agradezco que aún no estén despiertos.

Salgo de la casa y camino en dirección al hospital, aun no amanece, las calles son obscuras, pero ya hay bastantes gentes aquí, todas preparadas para ir a sus trabajos.

Ayer fue un día relativamente tranquilo, mamá y Adán tomaron de más, así que no me molestaron.

Llegó al hospital y mi hermanito aún sigue dormido así que solo tomo las cosas y voy al baño a cambiarme, agradezco tanto que el guardia me deje pasar.

Me quito la ropa vieja, y me pongo la nueva, es un vestido corto pero elegante, agradezco que tenga mangas, así que solo tapo los moretones en mis piernas con maquillaje.

Me maquillo el rostro y me peino lo más rápido que puedo, salgo a la habitación y me despido de Daniel con un beso.

Una vez frente a la gran empresa "Müller" tomó un respiro profundo y entró al edificio.

Me acerco a una recepcionista—Hola mi nombre es Alexandra Braun y vengo para una entrevista de trabajo—

—En el piso 57 por favor—me responde sin mirarme, si quiera.

Yo me limito a dar las gracias y busco el ascensor.

Cuando se abren las puertas del ascensor me topo con dos chicas más sentadas en una pequeña sala, todas muy jóvenes y lindas, me acerco y veo que estan muy bien vestidas y con atuendos carísimos.

—Hola, ¿También vienen por el puesto?—Les preguntó pero ellas solo me ven de reojo y no responden.

Así que solo me limito a sentarme a esperar que me llamen.

—Señorita Alexandra Braun—Dice una mujer de más o menos unos 50 años

Yo me pongo de pie al escuchar mi nombre.

—Pase por favor— dice con una sonrisa, yo camino tras de ella, para llegar a una especie de oficina.

—Mi nombre es Andrea, el señor Müller llegara en cualquier momento, usted está aquí por recomendación mía, así que solo responda las preguntas que el señor Müller le haga y todo estará bien—

—Está bien, muchas gracias— le digo y ella sale dejándome ahí.

Tras unos segundos se vuelve a abrir la puerta y entra un imponente hombre, con la mirada clavada en unas carpetas entre sus manos.

—Tome asiento por favor—Dice el hombre pasándose y sentándose tras el escritorio.

Yo hago, lo que me pide y me siento lentamente mientras observo cada detalle de este hombre frente a mí.

Entonces él levanta la mirada y con su semblante serio me mira de fijamente.

—Señorita Braun, es cierto— pregunta mientras lee los documentos frente a el.

—Sí, así es—respondo tratando de parecer tranquila.

— ¿Tiene alguna experiencia como secretaria?— me dice mientras me mira fijamente con sus ojos azules

—No, ninguna señor— entonces carraspea, como si esa fuera la peor de las respuestas— nunca eh trabajado en una empresa de esta magnitud, mis trabajos se limitan a cafeterías, bibliotecas o cosas pequeñas, pero le aseguro que aprendo muy rápido— Le digo esto último casi suplicándole que me dé el puesto

—De las tres candidatas, usted es la única con recomendación personal de mi actual secretaria — Me dice mirándome fijamente. — Que le hace pensar que usted merece el trabajo, más que las otras chicas—

— Es muy probable que las otras chicas cuenten con más años de experiencia, pero le prometo que yo aprendo rápido, además que estoy casi segura que lo necesito más yo que ellas—

Le digo y el solo me ve fijamente sin decir nada, escribe algunas cosas en la carpeta frente a él, para después cerrarla.

—Gracias por su tiempo señorita Braun, nosotros nos pondremos en contacto con usted, en caso de que necesitemos de sus servicios— dice y sin esperar una respuesta se pone de pie y sale de la oficina dejándome ahí sola.

— ¿Cómo te fue Alex?—Me pregunta Rose sentada frente a Daniel y a mí.

—No creo que me lo den —le digo bastante triste— lo siento Rose, no sé cómo te regresare el dinero que gastaste en la ropa

—No te preocupes linda, cuando puedas me los regresas— me dice muy amable.

Rose es la jefa de piso, ella ha sido muy buena conmigo y con Daniel, de no ser por ella hace mucho que hubieran echado a la calle.

Ya estoy en casa, escondo lo mejor que puedo el vestido que use hoy, no puedo permitir que mi mamá o Adán lo encuentren, porque si lo hacen sé que lo quemarán, como han hecho con casi toda mi ropa.

Escucho pasos fuera de mi habitación, y de inmediato se lo que significa.

Se abre la puerta y entra Adán y su hermano, ambos muy borrachos.

—Hola hija— dice Adán mientras su hermano cierra la puerta detrás de él.

Yo me escondo lo más que puedo aunque sé que no puedo hacer nada para evitar lo que pasará.

—Ven acá amor, tu padre te quiere dar un beso— dice mientras se comienza a desabrochar la camisa.

Las lágrimas comienzan a salir de mis ojos, busco desesperadamente alejarme de ellos pero me es imposible

—Ven hija, ven a darle un beso a papa

—Usted no es mi padre— le digo mientras me pego cada vez más a la pared.

—Shhhhh— dice su hermano— no le hables así a tu padre sobrina—

— Claro que soy tu padre amor, por eso te amo— dice Adán mientras me recorre de pies a cabeza con su asquerosa mirada.

—No, por favor déjenme tranquila, aún no he sanado de la última vez— le digo intentando evitar que se acerque más.

—Cállate zorra, no te está preguntando, así que ven acá— dice su hermano ya gritando

Adán intenta tocarme pero yo me alejo lo que provoca que se enoje jale para aventarme a la cama, entonces él se sube encima de mí y comienza a besarme con sus asquerosos labios.

Intentó quitarlo de encima pero su hermano está sujetándome de los brazos.

—No por favor — grito desesperadamente pero mis suplicas son inútiles, en cuestión de segundos desgarran mi ropa

De un momento a otro siento dolor, mucho dolor, puedo sentir como me desgarro por dentro, siento mi sangre salir entre mis piernas, grito, e intento sacarme pero no lo logro, mis lágrimas ruedan por mis mejillas pero no puedo hacer nada.

Una vez más me despierto tirada en el suelo, desnuda, y más adolorida que ocasiones pasadas, veo sangre en el piso y estoy más que segura que es mía.

Me levanto y voy a lavarme, mientras me veo en el espejo me doy cuenta que ahora tengo nuevas marcas que antes no existían, tengo el labio partido, y la ceja hinchada, estoy más delgada que de costumbre, además tengo unas grandes ojeras bajo mis ojos.

Lágrimas corren por mis ojos al ver en lo que me he convertido.

Juro que si no fuera por mi hermanito, hace mucho que me hubiera suicidado, tantas veces ha pasado esa idea por mi cabeza, tantas veces he pensado en terminar con mi asco de vida, pero siempre término por ser fuerte, solo por mi hermano.

— ¡Hola Enano!— digo al entrar a la habitación de mi hermano.

En cuanto me ve el extiende sus brazos para que lo abrace.

Yo corro a abrazarlo pero cuando lo ahí siento una punzada en mi costado derecho.

— ¿Te pasa algo?— pregunta al ver mi mueca de dolor.

—No, para nada, solo que me jalaste el cabello cuando me abrasaste, eso es todo— le digo y le doy un beso

El solo sonríe.

— ¡Alex!—escuchó que rosa me llama desde la puerta

— ¿Mande?—contestó al ver que es Rose

— ¿Puedes venir a mi oficina por favor?— pregunta y yo asiento.

—Ahorita vengo Enano—le digo a mi hermano y el asiente.

Ya en su oficina me recargo en la pared esperando más noticias malas

— ¿Pasa algo con Daniel?— le pregunto

—No querida, no te preocupes, Daniel está bien, hoy en la mañana te hablaron de las oficinas Müller— al escuchar eso yo me sorprendo—dijeron que te presentarás mañana a las 8—

— ¿Qué?— preguntó aún aturdida por la noticia

—Si cariño, el trabajo es tuyo — dice y yo salto de felicidad y corro a abrazarla.

Pero cuando ella me abraza vuelvo a sentir dolor.

— ¿Estás bien?—pregunta un poco angustiada.

—sí, ayer me caí, pero no sé lo digas a Daniel— le digo.

— Creo que esto de accidentarte se ha vuelto muy común para ti—

—Sí, es que siempre estoy muy distraída— le digo con una sonrisa nerviosa. — creo que será mejor que le cuenta a Daniel sobre la nueva noticia— le digo y ella asiente.

Así que salgo en dirección a la habitación de Daniel, dios mío estoy tan feliz, tal vez después de todo las cosas pronto mejoraran para nosotros.

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