KING OF DISASTER
KING OF DISASTER
Por: angiel_95
King of disaster

Continuación de mi primer libro Alfa King...

—¡Feliz cumpleaños!

Sentí como Jeremy me jalaba.

—¡Despierta!

—¡Jeremy todavía es de noche!—me destape para mirarlo furiosa.

—¡Quiero que veamos el amanecer!, Mañana me voy y quiero pasar el mayor tiempo contigo—me miró con cara de cachorrito.

—Está bien—dije vencida—. Me voy a vestir rápido.

Salimos de hurtadillas del palacio, afuera nos esperaba José con dos motos.

—¿De dónde sacaste esas cosas?—le pregunté a José preocupada.

—Las tomamos prestadas de Alan y Alex—me contestó José.

Jeremy se subió a una, me indico que me subiera detrás de él y me sujetara fuerte

—¿Estás seguro de que Alan sabe de esto?.

—No, las tomamos sin permiso alguno—habló Jeremy—, pero las devolveremos a tiempo.

—¡Nos van a matar!—Alan se pondrá furioso.

Jeremy arranco la moto a toda velocidad arrancándome un grito

Paseamos por la ciudad, las calles estaban desiertas y todo se veía hermoso, nos debíamos hacia la playa.

—Ya va amanecer— dijo José sacándose el casco

—Ven Rosali.

Jeremy me jalo del brazo y me arrastró hacia al mar.

—¡O por dios!—exclamé y abrace a Jeremy—. Esta hermoso.

Un poco alejada de la orilla estaba escrito ¡Feliz cumpleaños Rosali! con caracolas.

—Si lo sé, soy el mejor hermano del mundo—se le inflo el pecho.

—¿Y a mí no me agradeces?, ¡Yo también ayude!—se quejó José.

—Muchas gracias José.

Me separe de Jeremy, abrace muy fuerte a José y le bese en la mejilla

—Te voy a extrañar demasiado a ti también—lo mire afligida.

—Y yo a ti mi caramelo—mi corazón se estremeció al escuchar ese apodo, solía decírmelo cuando éramos novios—, fuiste mi primer amor y nunca lo olvidare—me beso en la frente.

ejem ejem—Jeremy fingió toser—, les recuerdo que estoy aquí.

—Cómo olvidarlo—sonrió José—. Eres como la garrapata de Rosali, ¡Apuesto que es un alivio para ella librarse de ti!

—¿Perdón?, ella me adora, ¡me idolatra!, ¡sufrirá un infierno sin mí!, ¿verdad Rosali?—Jeremy me abrazo dramáticamente.

—No exageres—le dije riendo.

—¡Ya siéntense!, que va a amanecer—nos indicó José.

La vista era hermosa, el sol salió con todo su esplendor alumbrando toda la playa y haciendo que las caracolas tomaron un brillo hermoso, saque mi celular para tomarle foto.

—¡¿Trajiste tu celular?!—gritó Jeremy espantado.

—Si, ¿por qué?

—Rosali, me acabas de besar la mejilla y yo te bese la frente, ¿no te trae un recuerdo a la mente?

¡Oliver seguro lo sintió!

—¿Creen que estará furioso?—les pregunte.

—Lo estará más cuando valla a buscarte en tu habitación y encuentre mi nota—respondió Jeremy

—¿Qué nota?—Preguntó José ganándome la palabra.

—Una donde escribí haciéndome pasar por Rosali.

—¿Y qué escribiste?

Mi celular empezó a sonar y apareció el nombre de Oliver en la pantalla.

"Querido Oliver, cambie de parecer, me voy con mi hermano y no pienso volver jamás lo siento mucho" y no me acuerdo que más escribí—dijo Jeremy.

—¡Estás loco!—gritamos José y yo a la vez.

—No es para tanto, en unas horas volveremos al palacio, tú te comportas como que no sabías nada y pensabas que ellos sabían que pasarías la mañana conmigo y yo le diré que fue una broma pesada de mi parte ¡problema resuelto!—hablo despreocupado—. Además solo serán un par de horas.

—El estará muy angustiado.—Dije enojada.

—Dylan sabe de esto—sacó unos frascos de su bolsillo—. Me dio esto para tapar nuestro olor, además él sabe que si Oliver se descontrola demasiado puede decirle que es una broma de mi parte y que volveremos en la tarde.

Mi celular seguía sonando, Jeremy me lo arrebató, lo apago y se le guardó en el bolsillo.

—Más rato te lo devuelvo—me dio el frasco—. Tómatelo

Me tome la poción de mala gana y rece para que esto no se descontrole

—¡Para eso querías la pelucas, ¿verdad?!—José sacó de su mochila las pelucas que un año atrás usamos para escapar de los chicos.

—Aun las tienen.—Dije poniéndome la mía.

—Con esto no nos reconocerán en la ciudad—hablo Jeremy—. Dylan me dijo que hay un restaurante en la ciudad que hacen unos panqueques espectaculares.

—Pues vamos—dijo José subiéndose a su moto—. Antes que nos encuentren.

****

—¿Ósea que tú fuiste quien le dijo a Susy que me acosara?—se sorprendió José—. ¡Ya ves Rosali!, yo no era el que coqueteaba con ella.

Jeremy contaba sus fallidos intentos de separarnos años atrás cuando José y yo éramos novios.

—Quería que Rosali se separa de ti sin meterme yo, pero como no lo hacían ...

—Impusiste tu voluntad,—lo golpee en el brazo—y al pobre José lo golpeaste.

—¿Y desde cuándo lo sabías?—preguntó José—. Porque nosotros fuimos muy cuidadosos.

—Cómo un mes y medio antes de que terminaran.

Wow, yo estuve con José un año, así que te diste cuenta muy tarde— me burlé de él.

—¡Un año!—se sorprendió Jeremy.

—De mucho esfuerzo—se quejó José —, no podía llamarla, ni buscarla en su casa, en la calle íbamos disfrazados como ahora ¡era estresante!

—No es irónico todo esto—hable yo— , que estemos aquí sentados los tres conversando y ahora que los dos seamos buenos amigos de José.

—¿Qué hubiera pasado si no los hubiera separado?— pregunto Jeremy.

—Hubiera sido a mí y no a ti, a quien Oliver golpeara aquel primer día de escuela—dijo José.

—Y pensar que ese día empezó todo—suspire—. Oliver se veía tan guapo ese día vestido como adolescente.

—O por dios ¡cállate!—gruño Jeremy.

José y yo nos burlamos de los celos de Jeremy

Nuestra orden llegó.

—Esto esta delicioso—José se devoraba los panqueques—. Menos mal pedí doble.

—Nada mal—hablo Jeremy.

—Pero no se comparan a los tuyos—bese la mejilla de Jeremy—. Eres el mejor cocinero hermanito.

—Lo sé—dijo vanidoso.

—Se imaginan lo molesto que debe estar Oliver—dijo José.

—No tienen idea—escuche una voz detrás de nosotros.

Volteo y me encuentro a Jaime.

—Feliz cumpleaños, Rosali—me saluda Jaime.

—Gracias.

—Jaime el susto me diste—habló José—. Pensé que eras Oliver.

Jaime se sentó en nuestra mesa.

—Fueron fácil de encontrar, claro por mí, los demás fueron al aeropuerto— hablo muy serio como siempre.

—¿Cómo sabías que estábamos aquí?

—Primero, si querían escapar no hubieran dejado su ropa, segundo, Rosali no hubiera dejado una nota tan simple y patética; y tercero, no se hubieran ido sin su mama.

—¡Es cierto!, Me olvide de mama—Jeremy se golpeó la cabeza.

—Además conociendo su voraz apetito, sabía que estarían desayunando en algún restaurante de la ciudad—hablo Jaime.

—Jeremy le está haciendo una broma a Oliver, yo no sabía nada—hable.

—Lo supuse, además vi las preciadas motos de Alan y Alex, yo no me preocuparía tanto por Oliver, sino en lo que les va ser Alan cuando se entere. —En su rostro se dibujó una pequeña sonrisa fugaz que me pareció algo siniestra

—¡Lo sabía!, Y yo que me alejo de los problemas con él, Jeremy—José miró molesto a Jeremy

—Nadie se quiere meter en problemas con el suegro—Jaime sonrió nuevamente.

Jaime sonriendo dos veces en el día, esto es extraño.

—¿Con quién?—de qué hablan estos.

José lo miraba espantado y Jeremy mudó de color.

—¿Cómo lo supiste?—le preguntó José con la voz muy baja.

—Lo sospechaba, pero cuando vi unas lágrimas caer de tus ojos cuando cierta niña lloraba por tener fiebre lo confirmé.

—¿Me pueden explicar de qué hablan?—preguntó alarmada.

—Así que solo se lo contaste a Jeremy, ¿por eso se quisieron ir tan rápido cierto?

—Si, solo nos quedamos por el cumpleaños de Rosali un mes más— hablo Jeremy.

— ¡¿De qué hablan?!—grite molesta—. No entiendo nada de lo que dicen.

—¿Puedes guardar un secreto Rosali?—José se veía muy afligido.

—Lo que quieras, pero explícame que pasa...

—Mi mate es la hija de Alan. — Se explicó José.

—¡O por el amor de dios!, ¿Tu mate es la pequeña Gabriela?, oh dios, oh dios, si Alan se entera...—mire al pobre José—, ¡Oh dios!.

—Por eso tienen que partir pronto si no quieren que Alan se entere, apuesto que Dylan ya tiene sus sospecha—dijo Jaime.

—Es por eso por lo que nos vamos mañana—se explicó mi hermano—, por favor Jaime no se lo digas a nadie.

—Cuentan con mi discreción—hablo Jaime.

—Yo tampoco diré nada—afirme.

—Bueno—Jaime se levantó de la mesa—. Con su permiso me retiro a la biblioteca, le diré a Oliver que estoy buscando en la ciudad sin encontrarlos, así les daré más tiempo.

—Gracias—le sujeté la mano—. Eres un increíble amigo.

Se despidió con un gesto con la cabeza y se fue.

—Cuanto lo siento José— le dije—. Si hubiera sabido que pasaba, no los hubiera obligado a quedarse tanto tiempo en la isla.

—No es tu culpa Rosali—me sonrió José.

—Bueno olvidemos los problemas e intentemos pasar una bonita mañana les parece—dijo Jeremy.

Caminamos por la ciudad que recién abría sus puertas a tan tempranas horas de la mañana, entramos a un museo que habría temprano, pasamos varias horas ahí, después fuimos a pasear por un centro comercial, donde Jeremy me compro mucha ropa y nos divertimos mucho; fuimos almorzar y después al cine, cuando me di cuenta ya eran las 4 de la tarde.

—¿No les parece que deberíamos volver?—les pregunté.

—Si creo que ya deberíamos—dijo José.

—Pues vamos—confirmó Jeremy.

****

—¿Dónde m****a estaban? ¿Y que carajo hacen con esas pelucas? — nos saludó de una manera muy tierna Alan en la puerta

—Es cierto, las pelucas—dije quitándome y dándosela a José para que la guarde en su mochila.

—Solo nos fuimos a pasear—explicó Jeremy—. Quería jugarle una broma pesada a Oliver.

—Pues creo que te pasaste un poco—hablo Alan.

—¿Por qué lo dices?—dije angustiada.

—Averígüelo ustedes mismos, yo iré a ver a mis bebés, el pequeño Bael está que hace sufrir a su madre así que iré a ayudarla.

Alan se fue y nosotros entramos al palacio.

—Al fin chicos—encontramos a Dylan adentro del palacio—. Ya estaba a punto de decirle a Oliver la verdad, acaba de encerrarse en su habitación ¡es todo un dramático!

—Yo iré verlo rápido.

—Te acompaño para explicarle—me dijo Jeremy.

—No te preocupes, él lo entenderá.

—Rosali, él está muy enojado—me dijo Dylan—y triste

—Yo lo calmare, si ve a Jeremy se le irá encima.

Salí corriendo a su habitación.

Cuando llegue toque la puerta, pero nadie habló, cuando toqué de nuevo escuche su voz.

—Lárguense—gritó Oliver.

—¡Oliver soy yo!—grite—Rosali...

Escuche sus pasos apresurados y abrió la puerta rápidamente, Oliver estaba despeinado y con los ojos amarillos ¡su lobo!

—¡Cómo pudiste dejarme!—me sujetó del brazo y me llevó adentro se cuarto—. ¡Me prometiste que no te irías!¡me juraste que no podías vivir sin mí!

Su habitación estaba destruida.

—Mi amor, nunca quise dejarte, Jeremy te jugo una broma y me escondió todo el día—le dije cariñosamente.

—¡Mientes!—gritó y me zarandeo, sentía como sus garras me lastimaban los brazos.

—Cariño no, escúchame...

Me beso a la fuerza mordiéndome el labio

—Oliver me haces daño.

El me arrincono a la pared sin escapatoria.

—¿Con quién te besaste?—su cara era de desquiciado y sus ojos seguían amarillos.

—Solo fue un beso en la frente de José, no fue en la boca.

—¡Tú eres mía y de nadie más!, ¡nadie puede tocarte!

—Oliver yo...

Me sujeto fuerte y me empezó a morder el cuello.

—¡Oliver no...!

El dolor era infernal, sentía como el dolor se esparcía por todo mi cuerpo

Mia—escuche que decía antes de perder la conciencia.

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