Capítulo 5

— Alex. Por Dios Alex, reacciona — Las fuertes manos de Leo lo sacudieron con fuerza. Abrió los ojos asustado, desorientado. ¿En dónde estaba? Reconoció sus cosas y suspiró aliviado. Estaba en casa. Miró a su amigo que lucía más pálido de lo que ya era por naturaleza y se aferró a él como si la vida se le fuera en ello. Leo no dudó en devolverle el gesto, apretándole fuerte contra su pecho —. Ya hermano. Tranquilo — susurraba al notar a su amigo temblar contra su cuerpo.

— Necesito ayuda con esto — finalmente ocurría que el morocho pedía ayuda. Por fin aceptaba que había algo que no iba bien. Leo sonrió amplio y lo apretó aún más. Estaba feliz.

— Por fin

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