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—No me agradó la forma en la que te tocó, creo que ningún hombre tiene derecho a tocar a una mujer sin su permiso— parece molesto, retomando lo ocurrido en esa biblioteca.

—Pero lo detuviste y te lo agradezco, demasiado.

—En verdad creo que deberías de ir a dormir.

—¿Tu donde dormirás?.

—Me quedaré en el sillón, tal vez viendo la televisión— dice mientras enciende la pantalla y empieza a cambiar de canal.

—¿Puedo quedarme contigo? Es que… no creo poder dormir— me siento apenada, como si fuera una pequeña niña buscando su aprobación.

—Jajajaja claro, cuando te gane el sueño te puedes ir a la cama— me dice mientras deja en la pantalla una película de acción. —¿Algo en especial que quieras ver? ¿Una película romántica?

—¡No! Esa está bien, me agrada, casi no veo películas cursis, son algo aburridas, si quieres puedes poner algo de miedo— me acurruco en la esquina del sillón y veo con interés la televisión mientras escucho sus ligeras risas.

«Nikolai»

En cada oportunidad que tengo la volteo a ver sin que se de cuenta, en verdad es una chica muy linda, podría jurar que la más hermosa que he conocido y su inocencia hace que me nazca ese sentido de protección. Después de media película ella está dormida, acurrucada, envuelta en mi saco, parece un ángel. Apago la pantalla y me acerco para tomarla entre mis brazos, con delicadeza la llevo hasta la cama y la depósito lentamente, la arropo y me quedo por un momento viéndola dormir, como si fuera una escena que no quisiera jamás borrar de mi mente. Mi celular empieza a vibrar en mi pantalón, alejo mí vista de ella y veo el mensaje que me llegó, es Óscar, está fuera de mi habitación listo para trabajar.

Busco dentro de mi maleta algo más cómodo, un pantalón de mezclilla y una playera negra, me pongo una sudadera del mismo color y salgo de la habitación no sin antes ver por última vez al ángel que descansa entre las sábanas. Abro la puerta de la habitación y veo a Óscar que parece emocionado como siempre, las misiones lo ponen eufórico.

—¿Listo?— me pregunta esperando que destile la misma emoción que él.

—Será algo sencillo.

—Tenemos que regresar antes de que amanezca, pero si nos toma más tiempo ya le pedí a Cat que se encargue de Samantha.

—Perfecto, pero no pasará, esto será sencillo.

—Claro que si Niko, siempre es sencillo.

El elevador se cierra y emprendemos nuestro camino hacia afuera del hotel, con cada minuto que pasa no dejo de pensar en Samantha, las cosas deben de salir bien, quiero llegar antes de que ella abra sus ojos, quiero verla despertar, por alguna razón que desconozco siento está necesidad de estar con ella, cosa que jamás había pasado con ninguna otra de mis anteriores compañeras, siempre era trabajo, siempre era negocio, mujeres dispuestas a darme placer y exclusividad por dinero, pero ella es diferente, ella tiene algo, no sé si su inocencia o vulnerabilidad, pero deseo que no solo trabaje para mí como muchas solo han hecho, deseo que se enamore de mí, que no pueda estar sin mí, quiero ser su centro de atención; tal vez si no le llevará tantos años sería más fácil, pero tendré que improvisar, ¿Qué tan difícil puede ser ganarme su afecto de manera sincera?

          La noche es bastante oscura, la luna ilumina las calles además de los faros que están muy por encima de las cabezas de los transeúntes. Es la zona de la ciudad donde más indigentes hay, se respira pobreza y los edificios están a punto de caer, algunos aún están habitados, pero la calidad de vida es deplorable.

En una esquina asomados  hacia la calle están Óscar y Nikolai viendo a su alrededor, atentos, buscando a su presa. De un momento a otro un carro negro deja a un hombre de vestimenta modesta que parece presumir de un carácter difícil, tiene una cicatriz en el ojo que lleva varios años y cuando el auto avanza patea la defensa con coraje antes de prender un cigarro y continuar con su camino. Tanto Nikolai como Óscar empiezan a caminar detrás de él a cierta distancia, aparentando que no se conocen y van en el mismo camino que su presa, pero su víctima no tarda en darse cuenta y emprende la huida. Nikolai se dispone a correr detrás de él mientras que Óscar se mete por los callejones dispuesto a tomar un atajo.

El individuo tira su cigarro y dobla en la siguiente esquina encontrándose de frente a Óscar; al escuchar los pasos de Nikolai detrás de él decide subir por las escaleras de incendios de edificio en un intento desesperado de perder a sus perseguidores, pero lo que no sabe es que Nikolai entra en el lugar mientras Óscar lo sigue por las escaleras, el hombre llega con dificultad hasta uno de los departamentos vacíos y entra por la ventana, voltea hacia atrás notando que dejó rezagado a su perseguidor, abre la puerta y un golpe en la cara lo termina aventando hacia atrás, Nikolai sacude la mano como si el golpe le hubiera molestado.

—Se nos estaba yendo este hijo de puta— dice Óscar agitado por el esfuerzo físico —¿Por qué no mandaste a otro de los chicos, por lo menos a un par más joven y con mejor condición— Nikolai toma de la ropa al hombre y lo lleva arrastrando hacia una de las sillas, lo pone ahí mientras Óscar ata las manos del tipo por detrás del respaldo.

—¿De que privilegios gozo que el mismísimo Nikolai Belinski ha decidido venir por mí?— dice el hombre amarrado y agitado mientras escupe sangre de su boca y cuando regresa su mirada recibe otro golpe directo en la boca del estómago.

—No estás en posición de hacer preguntas— dice Nikolai sentándose en una silla frente a él.

—¿Con quién estabas? ¿De quién es ese carro?— pregunta Óscar mientras lo toma del cabello y jala su cabeza hacia atrás.

—Sé perfectamente que ya estoy muerto, no les diré nada.

—Volveré a preguntar, ¿eran hombres de Burak? ¿Mafia china? ¿De quién?— pregunta de nuevo Óscar y suelta al tipo del pelo.

—Malditos rusos, tienen tantos enemigos que ni siquiera saben de quién esperar el golpe— Nikolai rueda los ojos algo molesto, rompe la ventana con el codo y toma al tipo por la cabeza, lo lleva casi arrastrando, acerca su rostro hacia un pedazo de cristal que no se desprendió del marco.

—Ya me cansé de tener que lidiar contigo, ¿me dirás lo que quiero saber, maldito topo?— acerca cada vez más el rostro del hombre, el globo ocular puede deslumbrar el brillo del vidrio con la poca luz que entra en por la ventana.

—¡Son los hombres de Wang! ¡Ellos me buscaron!— Nikolai lo tira sobre el suelo y suspira con pesadez.

—¿Qué querían? Y principalmente ¿Qué les dijiste?— Óscar se acerca lentamente hacia la víctima y pone su pie en el cuello.

—Querían saber sobre el proyecto rusalka y berserker, saben que están reclutando hombres y mujeres, saben que los están volviendo máquinas de matar.

—Ambos proyectos son viejos, simplemente los retomamos e intentamos mejorarlos, si es lo único entonces no tiene sentido seguir con esto— Nikolai parece cada vez más molesto.

—Ellos quieren destruirte Nikolai, quieren quitarte el trono, quedarse con tu territorio, matar al demonio ruso.

—Como si eso fuera posible— Nikolai empieza a recoger trozos de vidrio del marco de la puerta. —Si algo odio son los soplones, espero que el dinero que te dieron lo hayas disfrutado— camina hacia su víctima mientras Óscar lo levanta, lo acomoda de nuevo en la silla y lo obliga a abrir la boca. —Los chinos no tienen los huevos para hacerme algo, si hubiera sabido que serías una perdida de tiempo mejor mando a otro a qué te mate— introduce los vidrios uno por uno en la boca y cuando termina, Óscar le cierra la boca, se escucha el crujir de los vidrios entre sus muelas, encajándose en sus encías y lengua, de repente Nikolai le pega en la mejilla reventando su boca por dentro, haciendo que cada vidrio se encaje, empieza a toser vidrios y cae de nuevo al suelo, Óscar con algo de aburrimiento saca su arma y le apunta directo a la cabeza.

Pobre diablo— dice con tristeza antes de jalar el gatillo.

Salen de ahí los dos asesinos, pensando en como perdieron horas importantes de su vida con ese pobre topo que ni siquiera compartió información importante, cualquier otro de menor jerarquía habría podido hacer el trabajo, pero para Nikolai fue algo revitalizante, para recordar que la edad es solo un número y no significa nada.

—Que desastre— dice Óscar con algo de pesadez, para él no fue tan agradable como para Nikolai.

—jajajajaja ¿te molestó correr?

—Ya no estamos tan jóvenes Niko, además estamos en otra jerarquía, no tenemos que estar haciendo el trabajo de un principiante, estamos para disfrutar, tenemos a dos hermosas señoritas esperando por nosotros y bastante dinero que gastar—. Cuando dice eso Óscar, Nikolai piensa en Sam, puede recordarla tan indefensa y vulnerable en su cama, con esa piel de seda y apariencia de ángel recién caído.

Ambos hombres se dan prisa para regresar al hotel y a sus respectivas habitaciones, mientras Óscar sabe que le espera una noche de pasión, Nikolai se conforma con verla descansar en esa enorme cama, saber que no es un sueño y cuando el abra la puerta ella estará ahí, tal y como la dejó.

          Al llegar a la habitación busca no hacer ruido, no quiere perturbar el sueño de su princesa así que camina con cuidado, se quita la playera quedando con el torso desnudo, avanza hacia el recinto donde Samantha duerme plácidamente, se ha revuelto en la cama entre las sábanas quedando con medio cuerpo descubierto; Nikolai ve sus largas y torneadas piernas, se ven suaves y tersas, unas ganas por recorrer esa piel con sus labios lo consumen, cierra los ojos intentando concentrarse en no dejar salir a su bestia interior. Camina hacia la cama y se recuesta a lado de Samantha, ella de inmediato al sentir su peso gira hacia él y coloca de manera inconsciente la mano en su pecho generando un conjunto de sensaciones y descargas eléctricas que Nikolai no comprende del todo, él había estado con otras mujeres, nunca fue un hombre de amoríos largos, de hecho jamás se había interesado por una mujer de manera genuina hasta hoy, todas pasaban por su cama y recibían su pago, cuando el conocía a otra mujer tal vez más joven o con mejor cuerpo, las cambiaba. Él no es un hombre que cree en el amor, además sabe que no tiene tiempo para darse ese lujo y su trabajo es tan peligroso que tampoco considera que formar una familia sea una posibilidad; así que aprendió a no formar lazos sentimentales con ninguna mujer y solo disfrutar de su compañía, pero ahora, es diferente, sabe muy bien que Samantha, pese a su joven edad se le está clavando profundamente, tal vez su inocencia o su belleza, tal vez un conjunto de ambas, pero desde ese beso en su departamento no la ha podido sacar de su mente.

Se mantiene a distancia viéndola dormir, con ternura, acomodando cada mechón castaño con cuidado, como si temiera despertarla, como si fuera algo tan frágil que con un movimiento en falso pudiera romperla. Se esmera en cada caricia y el tiempo se vuelve imperceptible hasta que el cansancio lo vence y termina durmiendo al igual que su nueva compañera.

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