Después de tí...
Después de tí...
Por: S.PamelaT.Beltrán
Prólogo

Cuando la vida es tan dura contigo, tu mente intenta escapar de la realidad de alguna manera. Eso me sucedió después de la muerte de mis padres, al verme completamente sola, mi mente decidió escapar de esta cruda realidad en la que me encontraba en esas cuatro paredes, decidí escapar por lo menos por un tiempo de mi realidad a otro país y negar por un momento todo lo que me estaba sucediendo.

Mi familia tiene raíces Italianas, así que decidí volver a mis raíces y conocer el país de mis antepasados, ir de paseo por toda Italia y despejar mi mente antes de proseguir con todo el desastre que estoy dejando atrás.

Preparé un tours de tres meses, en el cual deberé conocer toda Italia sin falta, ya tengo el itinerario, pagué todas las visitas y sí pudiera dejar mi celular en mi país lo dejo pero tampoco puedo desvincularme del mundo exterior por querer escapar.

Un día cualquiera sin contar nada a nadie, tomo un avión dejando atrás, problemas, malos recuerdos y dolorosos momentos por lo menos por un corto lapso de tiempo. Es la primera vez que viajó sola y aunque no quiera me siento un poco ansiosa, pero para todo siempre hay una primera vez.

Unas horas después de estar de avión en avión, de escala en escala por fin llegamos a mi primera parada, la ciudad de Nápoles, es una hermosa ciudad que tiene a un lado al Volcán Vesubio y en sus faldas la histórica y desgraciada ciudad de Pompeya que desapareció cuando el volcán hizo erupción muchos siglos atrás.

Mañana preparé un tours de dos días para conocer Pompeya, mientras tanto deambularé por la ciudad intentando conocer lo más que pueda aprovechando cada segundo que tengo, pero  aunque me encuentro a millones de kilómetros de mi vida, sigo recordando lo que por un tiempo quiero olvidar y vienen a mi como kamikazes que se estrellan en mi mente y mi corazón.

La muerte repentina de mis padres, es un dolor indescriptible, creo que todos o por lo menos la mayoría de nosotros,  lo que menos esperamos es la muerte de nuestros padres, pensamos que son inmortales y que nunca pasarán esa delgada línea de mortalidad, los creemos inmortales pero cuando sucede, nuestra realidad es mucho más cruda, ahora es palpable, dolorosa,  te toca con tal fuerza que pueden pasar años y seguirá doliendo como el primer minuto que supiste que ya no estaban a tu lado; ese  dolor jamás desaparecerá tan solo te acostumbras a vivir con él, pero yo, en estos momentos,  todavía no me acostumbro, duele cada día un poco más hasta cortarme muchas veces la respiración, lloro toda la noche, me siento culpable por todo lo sucedido pero al día siguiente prosigo con mi vida, debo hacerlo porque así debe ser.

****

El primer día en Nápoles no sirvió de mucho para mí estado anímico,  pasear por las calles llenas de turistas y visitantes no ayudó a escapar de mis pensamientos, más bien me hizo pensar más y deprimirme.

Me siento en una banca de una bonita plaza del centro de Nápoles  y empiezo a ver a los niños correr y jugar con sus padres,  creo que estoy melancólica mirando a un bonito pasado que ya quedó muy atrás.

-¿Porque tan triste, señorita? - me pregunta un anciano que está sentado a mi lado en la banca, que me observa analíticamente.

- ¿Hay alguna manera de sentirse feliz en estos momentos? - pregunto con frustración.

- Siempre la hay... - responde tranquilamente con tono positivo - sé que la vida no es fácil, tengo casi 90 años aprendiendo a vivir en ella y ahora ya solo soy feliz con ver un amanecer más, no sé cuánto tiempo me queda para ver esos maravillosos colores que solo te puede entregar un día más.

No puedo responder a eso, trago saliva por el nudo en la garganta que se me hace al escuchar hablar al señor de cabello cano de lento caminar, tal vez tenga razón, aunque el dolor vuelve a poner su mala cara dentro mío y lo único que puedo pensar es ¿Porque Dios no les dio a mis padres la oportunidad de vivir hasta los 90 años como lo hace con este señor? frustrada y sin poder responder, me limito a hacer una mueca que supongo dibuja una sonrisa, me despido del señor, agradeciendo sus palabras poniéndome de pie,  intentado no ser descortés y sigo mi camino en dirección al hotel.

Desde que me encontré con el anciano sus palabras retumban en mi mente, las analizo lentamente, aunque no quiera, acepto y comprendo que tiene razón pero no puedo apropiarlas.

Desde qué murieron mis padres solo respiro con la mitad de mi corazón, la otra mitad murió con ellos, alegrarme de ver un amanecer no está desde hace mucho tiempo en mi sistema, más bien ahora cada día es más doloroso que el anterior, el vacío se hace más grande mientras el tiempo pasa lentamente.

****

Aunque tomé un tours con un grupo grande de personas, no quise estar a su lado, ni tampoco tengo la intención de conocerlos, desde que llegué no me reuní con ellos, ni siquiera conozco sus nombres, ellos fueron a pasear en grupo por la ciudad, yo me fui por otro camino, la verdad es que no tengo ganas de sociabilizar con nadie, si pague por el tours es porque me salía más barato que hacerlo por mi cuenta.

Entro al hotel,  cuando el horizonte se está tornando oscuro, el día acabó y está escapada por el momento no ayudó a cambiar mi pesimismo y mi duelo, esperemos que mejore con los días pero sinceramente lo dudo mucho.

- Hey, buenas noches - una muchacha de grandes ojos cafés y de cabello castaño muy sonriente se pone en frente mío, deteniéndome en seco en el lobby..."Está bien, hay que ser amigable, tampoco tiene la culpa de mi mal humor"

- Buenas... noches - respondo entre molesta y sorprendida por su intromisión.

- Me llamo Lían y ¿Tu? - pregunta sin perder la sonrisa del rostro, está entusiasmada, parece un ratito de sol pero a mí me está poniendo un poco nerviosa.

- ...Franchesca... - respondo rápidamente, intentando escapar de la dulzona Lían rápidamente, ¿Tal vez si le respondo una o dos preguntas me deje en paz?

- No te vimos desde que llegamos al hotel, no fuiste con nosotros de paseo, fuimos a muchos lugares muy lindos en la ciudad y comimos en un restaurante muy bonito y elegante, estuvo divertido ¿Porque no nos acompañaste? - comenta sin tomar atención a mi incomodidad - ¿ahora, Irás a la cena?

- Tenía que ir a encontrarme con un amigo - miento para que pare con su interrogatorio -  Más tarde bajaré a cenar, necesito darme una ducha y arreglarme un poco.

- ¿Por lo visto, no eres muy accesible? ¿Verdad? - pregunta mirándome con el ceño fruncido - tan solo quiero ser amigable contigo, seremos compañeras durante todo el viaje, necesitamos conocernos mejor ¿No te parece? 

- Disculpa Lían, es que estoy cansada y necesito una ducha, después hablamos, mucho gusto en conocerte, con tu permiso... -  respondo ya un poco molesta y la empujo disimuladamente para hacerme campo después sigo mi camino - ¡nos vemos dentro de una hora en el comedor! - termino exclamando para que mi mal humor no sea tan notorio después subo las gradas hasta mi cuarto.

Mientras me ducho intento hacer conciencia, es verdad, jamás fui así, nunca alejaba a la gente de mi lado con mi mal humor, jamás puse ese escudo defensivo que ahora tengo, siempre fui amable con todos, pero ahora lo hago y de mala manera, me convertí en una cascarrabias y tampoco es correcto, la gente no es culpable de mis problemas, debo cambiar para que esté viaje sea más agradable para todos así que intento mejorar mi actitud para llevar la fiesta en paz con las personas del tours, pero eso no quiere decir que seamos grandes amigos tan solo intentaré ser cordial.

Después de cambiarme de ropa y secarme el cabello escucho desde afuera barullo, la gente está bajando las escaleras hablando animadamente, es hora de cenar y todos se están dirigiendo al comedor.

Doy un largo suspiro para darme ánimo para así mejorar mi humor y salgo de mi cuarto, bajo las escaleras del restaurante, pensando en que debo mejorar mi actitud con las personas, pero hay algo que me obliga a detenerme y a mirar al frente antes de los últimos escalones, ese mismo instante me encuentro con un muchacho muy buen mozo sentado en una mesa que da directamente a la puerta, está igual de aislado que yo deseo estar, su cena casi está servida, mete ocasionalmente un tenedor o dos a la boca mientras lee un libro, no sé qué es lo que me obliga a seguir observándolo, tal vez son sus ojos azules hechizantes podría jurar que su mirada y la mia son la misma, una mirada vacía, sin brillo, recordando ahora con tristeza los recuerdos felices del ayer, en esos hermosos ojos no hay brillo como en los míos...

- ¡Franchesca! - escucho la voz chillona de Lían, eso hace que me desconcentre, observo a la mesa de donde me llama moviendo sus manos efusivamente - ¡Ven a sentarte aquí con nosotros!

Asiento con la cabeza pero antes de ir a la mesa vuelvo a mirar al muchacho por un segundo más, me intriga, pero me veo descubierta cuando levanta la mirada para observar a su acosadora, más roja qué un tómate, bajo la mirada rápidamente, sintiendo en mi hombro como me observa, corro hasta el asiento y me siento dándole la espalda para no quemarme más.

-¿Algo pasó? - Lían pregunta al verme tan mortificada cuando me acerco a la mesa.

- Nada...- respondo nerviosa y mortificada acomodándome en el asiento que tengo más cercano.

Pedimos algo de comida, Lian habla y habla como un lorito, sinceramente no la escucho, sigo intrigada, atraída a esa mirada, pero intento no mirar por el oso que pasé hace unos momentos cuando volteó a verme, pero después de que el mesero nos deja la cena y de meter uno o dos tenedores a mi boca, esa extraña sensación me obliga a dar vuelta para volver a verlo,  lo busco con la mirada pero en la mesa donde se encontraba ya no está, se fue...

- ¿A quien buscas? - escucho preguntar a Lian, que curiosa que es, pero quizás me ayude a descubrir quién es el enigmático chico solitario.

- ¿Sabes quién era el muchacho que estaba sentado en esa silla de allá? - pregunto mostrándosela con la mano para que ella observe donde la dirijo.

- ¡Ah! El chico de ojos claros, es simpático pero un solitario como tú, está tarde después de que llegamos al hotel, hizo lo mismo que tu, se desapareció y recién lo vimos en la cena ¿Qué mosca les pico? ¿Acaso les molesta la gente?

- No sé a lo que te refieres... - respondo mirándola fríamente.

- Ni bien llegaste te fuiste de paseo - comenta- no quisiste estar con el grupo, ese chico ni se presentó con nosotros, ni nos dirigió la palabra...

- Es que...algunas veces sé necesita estar solo con uno mismo...

- ¡Pero no en tours grupal, chica! - exclama sonriendo burlona - vinieron con un grupo, si querían viajar solos no debían unirse a un tours grupal, para eso están hechosbestos viajes, para conocer gente.

-Tienes razón - respondo limpiándome la boca con una servilleta, estoy ya fastidiada con la perorata - muy buen provecho, Lian - respondo poniendo de pie- Mañana nos vemos... gracias por la compañía de esta noche.

Ella me mira sorprendida y desconcertada tan solo responde con una sonrisa y se da vuelta para hablar con otras personas, por suerte no insistió.

 Por mi parte, me alejo del restaurante del hotel pensando en otra cosa que no es mi tristeza por la muerte de mis padres, ahora mi mente está ocupada con ese enigmático chico de ojos azules claros, ¿Será que su alma está rota como la mía? ¿Que tiene para atraerme tanto? ¿Quisiera saber cómo se llama? ¿Quizás él sea la respuesta a mi dolor? Tan solo quiero que sea de mañana para poder verlo y responder todas esas preguntas que ahora inundan mis pensamientos.

 

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