Él sabe de su existencia

Manchester, Inglaterra 2020

Richard no era bueno haciendo caso omiso a lo que sentía, todo lo contrario vivía de sus emociones y eso era malo para su profesión, porque era médico, y debia mantener sus sentimientos alejado de la realidad pero simplemente no podia, aún no habia perdido la sensibilidad a la muerte o al menos eso pensó cuando la conoció. Desde que había muerto su abuela materna de cáncer en los ovarios, había tomado la decisión de ser médico y salvar vidas, ya que su muerte lo habia impactado cuando tan solo era un adolescente.

Caminó con tranquilidad hasta su habitación y miró con tristeza la nota que estaba en su mesa de noche, sonrió con nostalgia al ver esas palabras tan corta pero a la vez tan llenas de vida y dolor. Cerró los ojos y recordó aquella tarde mientras jugaba con su destino.

 — He escuchado que si haces una nota y la pones en algo que más utilizas te dará energía. — Sonrió alegre, Natalia lo miró confundida y leyó la nota con ironía.

 "Si la cuerda no fuera tan delgada, no valdría la pena caminar sobre ella".  — Natalia lo observó dudosa mientras tomaba una nota roja, Richard miró con curiosidad y vio como ella extendía el papel hacia él.

La vida tiene que continuar. — Recitó con suavidad Richard.

Richard se quedó en silencio mientras observaba melancolía en los ojos de la fémina, cayó al suelo y lloró entre sus brazos.

— ¡No te vayas!. — Lloró de manera amarga mientras mojaba su hombro con sus lágrimas. 

Richard sintió una mano suave en su cara y levantó la vista era su sobrina de cuatro años. Natasha, era una niña hermosa pero muy inquieta, ella siempre preguntaba acerca del mundo y eso a veces lo molestaba, pero luego recordaba que él había sido igual.

—¿Porqué tío cada vez que vienes de visita, estás triste?.—  Preguntó con inocencia.

— Porqué fui donde alguien que quiero mucho y siempre me pongo así.

La niña sonrió y apretó su mano dándole ánimo.

— ¿Quién es Natalia?. — Preguntó la niña, Richard abrió los ojos sorprendido. — Un día mi mamá y mi papá estaban hablando de ella y yo no entendía quién era. ¿Tú la conociste?, ¿Era bonita?.

— Era igual de bella que tú. — Sonrió. — Tenía un cabello castaño claro muy bello y unos ojos verdes olivo muy llamativo, ella era un ángel.

— ¿Y cuando puedo la conocer?. — Preguntó la niña con emoción al saber que habia alguien parecido a ella.

— Ella se fue al cielo y ahora me cuida .

.........

Manchester Inglaterra 2017

Richard había nacido en el seno de una familia cómoda siendo el segundo en la familia, se había graduado con honores en la facultad de medicina y con su especialidad en oncología, tenía una familia hermosa y una prometida bella llamada: Amelia Charleson, tenia todo lo que necesitaba en su vida, amaba a sus dos hermanos y a pesar que siempre estaba cansado por sus turnos en el hospital, sentía vocación en lo que hacía. Suspiro con pesadez mientras que escuchaba hablar a su mamá y a Gloria hablar de su boda que se realizaría dentro de dos meses, las dos mujeres lo ponían loco con los planes de boda, estaban más emocionados que la misma novia y él.

— ¡Jesús de gloria!. — Exclamó Gloria al ver el aburrimiento en los ojos de su futuro yerno. — ¿Acaso no piensas o tienes alguna idea para la boda?.

Richard se encongio de hombro restándole importancia y daba gracias a Dios de que no viviría en la misma casa con su suegra, a pesar de que no le tenia mala fe a Gloria, algunas veces lo desesperaba. Se levantó de su asiento y besó la cabeza de ambas mujeres.

— Hagan lo que ustedes quieran mujeres. — Sonrió y besó de nuevo la mejilla de ambas. — Lo único que me importa es ya estar casado con Amelia, asi y me tenga que casar debajo de un puente, y no me miren asi solo es un ejemplo, ahora las dejó.

Richard tocó dos veces la puerta de la oficina de su prometida, cuándo escuchó un: ¡Pasa adelante!, entró a la oficina de Amelia, caminó hacia donde ella estaba y besó sus labios. La primera vez que la conoció fue en una fiesta de la facultad en donde ambos se graduaron, a Richard le gustó el carácter fuerte de ella, y a pesar de que ambos no tuvieron un buen inicio se llevaban bien, y sin darse cuenta se habian enamorado, y ahora luego de dos años de novios se iban a casar.

Amelía mordió sus labios y escuchó el suspiro por parte de su prometido.

— ¿A que se debe el honor de la visita del ocupadísimo doctor Dixon?. — Preguntó con coquetería. — Pensé que estarías en el hospital.

— Disculpame, linda. — Besó su mejilla con cariño. — Tuve doble turno y cuándo regresé a casa, prácticamente caí en coma y domir más de las ocho horas, además sabés que tú mamá y la mía no tienen piedad de mí y estan más emocionado por nuestra boda que nosotros, y también tengo dos nuevos pacientes de un doctor que se acaba de jubilar y estaba leyendo sus expedientes.

— Algunas veces se me olvida que eres un doctor, lo mismo me esta pasando aqui en la constructora, estos planes me tiene al borde de un colapso nervioso, pero ya me siento mejor ahora que te veo.

Richard y Amelía se besaron con intensidad con la promesa de recodarse el uno al otro el amor que se sentía.

(.......)

Una semana después.

Richard atendió a su última paciente mientras esperaba a la siguiente, se acomodó en su asiento mientras leía algunas cosas, escuchó la puerta de su consultorio abrirse y levantó la vista para atender a su paciente, en eso se quedó pasmado cuando la vio. Su cuerpo era delgado y tenia una piel blanca como la nieve , sus ojos estaban hinchados como si hubiese llorado toda la noche, el color de sus ojos a pesar de que tenia un color llamativo estaban apagado y sin vida, y sus labios estaban resecos y pálido. Era como si esa persona estuviera caminando porque aún no habia llegado su hora, tosió para disimular la impresión que habia causado en el.

— ¡Buenos dias Sra Williams! . — Sonrió con educación en la voz, mientras repetía lo mismo por protocolo y porqué lo sentía necesario. — Cómo sabrá soy el que estoy sustituyendo al doctor Estévez, mi nombre es Richar Dixon, y será un placer atenderla.

En eso vio una sonrisa suave que adorno su tierno rostros, Richard sintió algo extraño en su pecho, y volvió a ver sus papeles.

— He leído algunos análisis que le han realizado con anterioridad y realmente estoy preocupado por su estado de salud, no se ha hecho a como se debe su tratamiento no lo ha completado a como es y eso no es bueno para ti, sé que es incómodo para usted porque es veneno para su cuerpo, y los efectos no son nada placenteros.

— ¡Lo siento mucho doctor!. — Respondió apenada.

— Bueno, ahora quiero pesarla, y hacerle algunas preguntas más.

Observó que caminó con pasos suaves hasta la pesa, y prosiguió para pesarla, apuntó algo en su libreta y negó con la cabeza, la paciente se volvió a sentar.

— Ahora realmente si estoy preocupado por usted, ha bajado cinco libras más en menos de una semana, Habitualmente, ¿Cada cuánto come?. 

— La verdad no como mucho, trató de seguir los pasos que me dio el nutricionista pero cada vez que cómo algo terminó vomitando, o simplemente no quiero probar comida.

— Sra. Williams, se que es duro lo que esta pasando pero usted está joven y puede salir de esto, le recomiendo que tomé la quimioterapia, y lo de su seno, no se si quiere que lo hagamos, su cáncer esta muy avanzado.

Vio la tristeza en sus ojos lo que conmovió al doctor, la mujer levantó la vista y sonrió.

— Estoy preparada para hacerlo, y lo del seno déjeme pensarlo un poco más. 

— ¡Perfecto!. — Sonrió alegre. — Lo haremos este viernes, debido a la reacción que pueda tener lo más recomendable es que este una noche en el hospital, ¿Le gustaría que alguien la acompañará?.

La mujer negó con tristeza.

— Lo haré yo sola.

(......)

El viernes llego más rápido de lo que Richard pensó, atendió alguno de sus pacientes y pensó en la Sra Williams. ¿Será que alguien está con ella?. Fueron uno de sus pensamientos. Decidido caminó hasta la habitación dónde ella estaba internada, entró a la habitación y observó la cama desordenada, en eso escuchó el sonido de alguien que estaba vomitando, entro al pequeño baño que estaba en la habitación y vio a la mujer en el suelo mientras limpiaba su boca con las manos temblorosa, la mujer lo observó y limpió sus lágrimas.

— ¡No quiero que me vean asi! . — Habló con voz quebrada mientras volvia a vomitar, Richard hizo circulos en su espalda para tranquilizarla, ayudo a levantarla y a limpiarle la boca, la acostó y vio como su cuerpo estaba pálido como un papel. — Gracias por ayudarme. — Sonrió con debilidad.

— ¿Realmente estas sola?, ¿Dónde esta tu familia y amigo?. — En eso vio Richard el anillo de matrimonio que llevaba en su mano. — ¿En dónde se encuentra tú esposo mientras te debilitas?. — Preguntó con voz quebrada, sabía que no tenia que dejar que sus emociones hablará, pero estaba conmocionado.

— No tengo amigos, mi familia esta muy lejos y no sé absolutamente nada de ellos. — En eso vio su anillo y limpió sus lágrimas. — Y mi esposo no sabe que me estoy muriendo, porque está feliz con otra persona.

Esas palabras conmovieron su corazón, habia algo en ella que hacia que estuviera ahi. Richard apretó su mano con suavidad.

— Desde ahora no estás sola, yo estoy contigo.

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