— Ya no más, ¡por favor! me lastimas… — entre más le decía esas palabras él más se llenaba de fuerza y agilidad para darme más estocadas aún más fuertes.

— Dime, ¿que eres mi zorra? — yo no era capaz de articular esa palabra en mí celebro porque solo lo que salía era que parara, lo suplicaba, pero me ignoraba como siempre lo ha hecho, desde que esto se convirtió en lo que es, ¡abuso! — que me digas que eres mía — me grito y me pego una cachetada reventándome el labio

— ¡Por favor, basta déjame…! me lastimas no más, soy tuya, pero ya basta.

— ¡No!, acabaré cuando quiera, así que ponte en 4 y abre bien tus piernas y levanta bien tu culo, zorra — no entiendo por qué me tiene que tratar así, que hice para merecer este trato de mierda, si todo lo que yo hice fue darle amor y apoyo.

No sé cómo hago, pero me lo quitó de encima y en la mesa de noche, ahí una pistola.

— Te dije que ya no más, ¡cabrón! — con estas palabras agarro la pistola y le apunto, él apenas observa el movimiento que hago y se aleja. Agradezco que este borracho.

— ¿Qué piensas hacer? ¡Estas, loca! — espeta incrédulo.

— Si te mueves un centímetro, te vuelo los huevos, ¡hijo de perra!— hablo casi en un susurro.

— No serías capaz de hacerle algo así a tu amado esposo.

— No me provoques Lucas, porque te pego un tiro, dame la carta de divorcio, que tienes en tu caja fuerte — él solo soltó una carcajada y me negó con la cabeza.

— Mira Shay, aquí quien manda soy yo, así que te jodes, pero no tendrás el divorcio o no todavía zorrita…

— ¿Porque me haces estos? yo te amé, te entregué todo de mí, te iba a dar un hijo y tú, lo matates con tus golpes y violaciones.

— ¿Cuál hijo Shay? está loca tú fuiste la culpable del aborto no yo, para qué te niegas en todo lo que te digo, zorra.

— Ve y saca eso de la caja fuerte o te pego un pepazo — no supe cómo le quite el seguro al arma, pero dispare a un centímetro de su hombro, este se movió y saco el papel.

— Ten asquerosa zorra, firma total ya me das asco — esas palabras me dolieron tanto que casi pierdo fuerza en mi cuerpo, pero no me iba a desbastar por un monstruo y mucho menos a perder mi libertad.

— Déjalo en la mesa Lucas y siéntate en la silla — Le señalé con el arma en qué dirección tenía que ir, él hizo caso y se sentó, me miro desafiante creyendo que no serías capaz de firmar.

— Oh vamos Shay, no serás capaz de firmar o si, además no tienes a donde ir si no recuerdo mal tu madre se fue al extranjero igual que tu abuela.

— Cállate, Lucas, mira como lo firmo, ahora si estamos divorciados legalment… — no termine de decirle las palabras cuando Lucas saca su látigo y se aproximaba a pegarme, y salí corriendo por toda la mansión, doy gracias a DIOS que el personal descansaba hoy si no nunca saldría de este infierno.

— Shay regresa... — me grita.

— ¡Jamás! primero muerta antes de regresar al infierno, hasta nunca Lucas — sin más salí de ahí Agradezco a Dios que Lucas se haya caído por las escaleras para así, no alcanzarme, sin más no mire hacia atrás ni me importo lo que le paso porque el camino era libre para escapar y así nunca volver a verlo.

No lo puedo creer gracias DIOS, salí por fin, pero que haré si la gente me llega a ver con estos golpes en mi rostro y los moretones de mi cuerpo, sin más le hice señas a un taxi y llegue a mi casa donde el mayordomo visualizo mi estado y me dio primeros auxilios y por primera vez después de tanto tiempo lloro de felicidad.

Por fin obtuve mi ¡libertad!