Capítulo dos. Desagradable encuentro

Desagradable encuentro

—¡No! ¡No, mi esposo no! —sollozó Hilary en brazos de su hija.

—Trata de calmarte, mamá, esto no puede hacerte bien —pidió Hope.

La mujer negó y continuó con su lamento, lloró y gritó todo lo que quiso y pudo antes de desvanecerse.

—¡James! —gritó Hope—. ¡Llama al doctor! —pidió.

El hombre corrió a la emergencia y solicitó auxilio, antes de volver y tomar a Hilary en sus brazos, al notar la demora del personal médico.

La enfermera y el galeno corrieron para brindarles ayuda. Mientras el corazón de Hope se agitaba dentro de su pecho, rogando porque su madre estuviera bien.

—Todo estará bien, Hope, tu madre tenía que sacar todo el dolor que la embargaba —dijo el hombre sentándose a su lado, temiendo porque la joven también colapsara.

—No llegué a tiempo, James, no tuvimos la oportunidad de perdonarnos —se lamentó.

—No fue tu culpa, Hope, tu padre se equivocó al elegir su apellido antes que a ti que eras su hija, ni siquiera se dio una oportunidad de conocer a su nieto. Y perdóname porque quizá no es el mejor momento para decírtelo, pero tengo que hacerlo; no fuiste tú, fue él.

Hope comprendía lo que James trataba de decirle, sin embargo, ella tampoco hizo ni un solo intento por aclarar la verdad con él o por lo menos intentar convencerlo de que no le había sido infiel a Blake Cameron.

—¿Señorita Morgan? —llamó la enfermera interrumpiendo sus pensamientos.

—Soy yo, ¿Cómo está mi madre? —preguntó Hope poniéndose de pie.

—Por ahora está dormida, nos vimos en la necesidad de sedarla.

—¿Puedo verla?

—Por supuesto, ¿Quién se hará cargo del traslado de su padre a la funeraria? —preguntó la mujer sin ningún tacto.

—Ve con tu madre, me haré cargo de tu padre.

Hope asintió agradecida, caminó a la habitación de su madre y esperó alrededor de una hora hasta que ella despertó.

—¿Mamá?

—Dime que ha sido una pesadilla, Hope, dime que tu padre está bien —pidió la mujer con lágrimas en los ojos.

—Me gustaría mentirte, pero no puedo hacerlo, mamá.

La mujer sollozó de nuevo.

—No, no puede ser, hija, no tu padre, no.

Hope tomó las manos de su madre entre las suyas, se sentó a su lado y la abrazó.

—Sé que no es fácil para ti perder a tu pareja de toda la vida, mamá, pero saldremos adelante, te prometo que no volveré a marcharme, estaré contigo.

La mujer no respondió, lloró hasta que sus ojos se cansaron y se quedó dormida.

Horas más tarde, Hope llevó a Hilary hasta su casa, la mujer trató de no sentirse nostálgica y pasó de la servidumbre para llevar a su madre a la habitación, tenían que vestirse para acudir a la funeraria donde se llevaría a cabo el funeral de su padre…

Entre tanto, Blake Cameron dejó el teléfono con una calma poco usual en él.

—¿Qué ha pasado, que hasta el rostro te ha cambiado? —preguntó el hombre sentado delante del magnate.

—Daniel Morgan ha muerto —musitó.

—¿Y eso en qué te afecta? —preguntó Larry Cameron, el primo hermano de Blake.

—Somos socios en H&B Telecomunicaciones, su muerte por supuesto que representa problemas en más de un sentido.

—Pues esos problemas no deben ser en términos económicos, nada tiene que ver una cosa con la otra.

—Pues, Daniel ha estado al frente de la empresa, no he tenido que meter las narices en los asuntos de dirección, me he limitado a recibir el porcentaje de beneficios de nuestra sociedad, tal como lo acordamos antes de firmar.

—Entonces, no veo que tenga que cambiar, puedes seguir con la misma dinámica.

—Pues no debería cambiar, pero sin Daniel la única que puede ocupar su lugar es Hope.

—¿Tu mujer?

—Mi exmujer.

—Tonterías, ni siquiera te has divorciado de ella, así que legalmente sigue siendo tu mujer —le recordó Larry.

—Averigua donde será velado, presentaré mis condolencias a Hilary —dijo con brusquedad.

—¿Esperando ver a Hope?

—Imbécil —gruñó Blake.

—Pero soltero, idiota —refutó el hombre.

Blake ignoró el insulto de su primo, giró su silla para ver la ciudad desde las alturas, habían pasado seis años desde la última vez que había visto a Hope, su infiel y traidora esposa. Seis años y él no se había preocupado por firmar el divorcio, los documentos del acuerdo de separación seguían guardados en su caja fuerte.

El magnate apretó los puños, no había podido olvidarse de ella, pero tampoco había podido olvidar su traición.

Blake se puso de pie con brusquedad para servirse una copa de whisky, necesitaba embotar sus sentidos para acudir al funeral, estaba seguro de que sería un desagradable encuentro…

—Imbécil, ¿desde cuándo necesitas beber alcohol para enfrentarte a la traidora de tu esposa? —preguntó en voz alta.

Blake no pudo evitar los recuerdos que acudieron a su memoria. Exactamente, el día que conoció a Hope Morgan y quedara cautivado por su belleza. Había sido en la entrega de los Premios Óscar, diez años atrás, en ese entonces Hope era una jovencita de veinte años y él, un hombre de treinta con un divorcio a cuestas.

Sin embargo, no fue ningún impedimento para que se enamoraran a primera vista, él la había perseguido por varios meses, hasta que una noche Hope aceptó cenar con él y a partir de ahí todo fue felicidad.

Su boda y su luna de miel fueron sin duda un recuerdo imborrable, ser el primer hombre en la vida de Hope había hinchado su orgullo de hombre. Blake jamás imaginó que tres años después de tener una relación estable y un matrimonio que era la envidia de Hollywood, todo terminara por culpa de un embarazo.

Aquella había sido la prueba de que Hope no era la mujer que él pensó que era, desde entonces dejó que los paparazzi lo captaran con una mujer distinta cada día, para dejarle claro a Hope Morgan que ya no era importante en su vida…

Blake tomó su móvil, escribió y envió un corto mensaje a su amiga de turno.

Blake:

Pasaré por ti en una hora, no me hagas esperar.

Hanna.

Estaré esperando, no demores.

Blake tiró el móvil sobre el escritorio, bebió el contenido de su copa en un solo trago, mientras el caliente licor quemaba su garganta, él pensaba dejarle claro a Hope que ya no significaba nada en su vida…

Mientras tanto, Hope se ocupaba de otros asuntos, no tuvo ni un solo pensamiento para Blake Cameron, su prioridad era su madre y su hijo.

—Siento mucho lo de tu padre, Hope —dijo Chelsea una vez que Hope atravesó las puertas de la suite en el hotel.

Hope se dejó consolar y luego de varias horas de soportar como un roble se permitió llorar su dolor.

—Tranquila, cariño, Matthew puede despertar y no sabremos qué decirle —dijo Chelsea.

—Lo sé, ahora mismo no sé si llevarlo conmigo o pedirte que lo cuides por mí.

—Ve con James, yo me haré cargo de Matthew, no te preocupes por él —indicó la rubia.

—No sé lo que haría sin ustedes —confesó.

—Para eso son los amigos, para estar en las buenas y en las malas. Ve con confianza, me haré cargo de todo aquí.

Hope asintió, se dio una rápida ducha, cogió la ropa de James para volver a su casa y acompañar a su madre.

Una hora más tarde, Hilary, Hope y James hicieron acto de presencia en la funeraria. El lugar estaba repleto de reporteros, de personas importantes del medio, amigos y conocidos de su padre.

Hilary soportó valiente las muestras de condolencias y cariño que recibió, hasta que el rezo dio inicio haciendo que todos se sentaran y permanecieran callados.

Hope agradeció tener a James con ella; su amigo se mostró atento tanto con ella como con su madre, estuvo pendiente todo el tiempo de que nada las incomodara y llevar su duelo lo más tranquilo posible, aunque nada podía ser tranquilo con tanta gente hablando alrededor.

No obstante, las acciones de James no pasaron desapercibidas para Blake Cameron, el magnate observó fijamente a Hope, su suegra y el hombre que parecía una polilla alrededor de ellas.

—Deja de mirarla como si quisieras ocupar el sitio del tipo a su lado —le dijo Larry en un bajo susurro para impedir que Hanna los escuchara.

—Y tú deja de decir estupideces —gruñó.

—Ten cuidado, Blake, todos los ojos están puestos sobre ti, además, cometiste el terrible error de traerte a Hanna, ¿te has vuelto loco? —inquirió.

—Cierra la m*****a boca.

Larry lo fulminó con la mirada antes de cambiar su expresión con rapidez al darse cuenta de que una periodista estaba tomando fotos.

—Sonríe —le susurró.

Blake se mostró serio, sin ver a la cámara y sin apartar la mirada de Hope y del tipo que la tomaba de los hombros en ese preciso momento.

Algo en el interior del magnate se removió, él se negó a pensar que eran celos, así que lo atribuyó al odio que decía sentir por su exmujer, y sin meditarlo avanzó en dirección de ella.

—¿Blake? —llamó Hanna al verlo caminar sin invitarla.

—No te acerques, Hanna —le recomendó Larry.

—Venimos juntos —se quejó la mujer.

—Solo eres una cortina de humo y lo sabes muy bien, así que no olvides tu lugar y deja que Blake haga lo que cree que es mejor.

La mujer lo miró con desagrado, pero no se atrevió a decir nada, después de todo, Larry no era cualquier empleado sino el primo del magnate.

Blake caminó con paso firme, se paró delante de la desconsolada viuda, tratando de ignorar la presencia de Hope, quien parecía no darse cuenta de su presencia.

—Siento mucho tu pérdida, Hilary —dijo.

Hope sintió que el mundo se abrió bajo sus pies al escuchar la voz de su exmarido. ¿Qué demonios hacía Blake Cameron en el funeral de su padre?

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