Capítulo 34. Corazón Roto
No permitieron que ninguno acompañara a Verónica en la ambulancia.
Bernhard estaba muy preocupado y no era ni la sombra del hombre ecuánime que siempre es ante la vida.
Toda la familia había ido al hospital y dejaron a los niños con chicas del servicio del hotel y Aurora.
Sebasthian el hijo de Bernhard había ido a hablar con el director del hospital, para asegurarse que Verónica recibiera todo lo que necesitara, los mejores doctores, incluso si había que trasladarla a otra parte, le aseguraron que la atendería la directora de cardiología.
Bernhard temblaba y parecía que a él también le daría un infarto, ni su hermano o cuñada lograban calmarlo.
Dante Martino quien lo ayudó a auxiliar a Verónica se acercó a él y buscó su mirada tomándolo por los antebrazos.
—Larsson, mírame; entiendo lo que estás pasando, pero recuerda que cuando yo pasé por lo mismo, tú me dijiste que los médicos saben lo que hacen, debes calmarte o la acompañarás allá dentro en otra camilla.
—Yo tengo la culpa, ella