Relata Lucas:
Ya estaba hecho, había preparado mis maletas y tomé mi vuelo hacia Milán. Mi padre seguía enojado conmigo, no se despidió, no quiso ni hablarme, pero sabía que en algún momento, eso se le pasaría.
En cuanto a Nancy, no pareció tan sorprendida con mi decisión y tampoco me la discutió mucho, de todas maneras, eso ya no le competía, pues ella era mi exesposa.
Llegué a mi hotel algo tarde, el vuelo se había retrasado, tomé una ducha rápida y me arreglé apresurado, Eva me esperaba y yo estaba ansioso por verla.
Cuando ya me iba, tomé una pequeña cajita que había comprado unos días antes en París, la abrí y observé por un instante en su interior, la sortija no llevaba un diamante tan grande y costoso como el que seguramente Eva esperaría, pero esperaba que ella valorara el significado de ese anillo: la entrega de todo mi amor.
Pensaba pedirle matrimonio a Eva y quizás esa noche en Milán podría ser la indicada, o quizás no. Pero de igual manera, el anillo estaría en mi bol