¿Y si nos casamos?
¿Y si nos casamos?
Por: Sra. F.J
Capitulo 1

—Terminemos. 

—¿Qué? ¿De qué hablas, Jeremy...?  

—Son mis padres, detestan verte con la servidumbre, dicen que no se ve bien para nuestra familia. Y estoy cansado de su cantaleta todos los días, lo mejor será que acabemos esto. 

—Cómo puedes decirme esto ahora, ¡después de meses de estar saliendo! ¡Eh! Como puedes tener la cara tan dura. 

—Te lo comenté varias veces que me molestaba, y la verdad es que a veces me da un poco de pena presentarte a mis amigos, si estás sirviéndoles canapés. —Aquellas palabras fueron como una dolorosa puñalada trapera en mi espalda que casi me dejo sin aliento. 

—Tú... eres el que más se ha beneficiado de mi empleo cuando salíamos a todos esos viajes y fiestas, ¡y ahora soy yo la que te avergüenza! ¡Eres un puto egoísta! —Le empujé una y otra vez mientras la fuente de la mansión nos hacía de fondo.   

—¡Cómo puedes llamarme egoísta, cuando siempre vele por nuestra relación! ¡Te pedí que por este día no trabajaras sirviendo comida grasienta y olorosa en la boda de mi primo y te dio completamente igual! 

—¡Es mi medio de vida! ¿Qué quieres que haga? ¡Que lo deje por ti! 

—¿Lo ves? Nuestros estatus siempre están en medio... 

—Entonces, de eso se trata todo... el maldito dinero, ¡el estatus! —Mis ojos se llenaron de lágrimas y con rabia tomé su camisa. 

—Si tanto te preocupa el dinero, y tan poco nuestra relación. ¡Págame las malditas deuda de tu celular que pague, mi auto que te llevaste, y los miles de restaurantes que pague porque me dijiste que me lo devolverías cuando tu padre te desbloqueara la tarjeta! 

—¿Qu-qué? De que hablas...  ¡Estás loca! Yo no te debo nada a ti. 

—¡Si me debes! Estoy casi en números rojos por tu culpa, y no me hubiera importado tener todas esas deudas si realmente nuestro amor fuera real.  —Le miré a punto de romper en llanto cuando de repente propino. 

—¡Ya, suéltame paranoica! —me empujo con fuerza al suelo, dejando que mis manos recibieran todo el suelo.  

—¡Ay! — miré mis manos temblorosas, y se habían raspado llenas de sangre y suciedad por el pavimento rocoso del jardín. Alcé mi mirada hacia aquel hombre que pensé un día que sería el hombre perfecto para casarme, y vivir una vida feliz y tranquila. 

—Recuerdas quien pago tu estúpida empresa de cáterin que tanto deseabas, ¡mi familia! Entonces en todo caso tú me debes la vida que medianamente tienes ahora. 

—¡Yo no te pedí nada! Me lo regalaste en mi primer cumpleaños estando juntos, como puedes echármelo en cara ahora. —Grite con la voz rota de dolor. 

—No te debo nada, así que no vayas diciendo por ahí que soy un moroso... o sabré que fuiste tú, ¿entendiste? —arreglo su camina y mirando alrededor con miedo camino al salón de actos. Pase mi mano por mi nariz intentando levantarme mientras sollozaba adolorida. 

—¿Qué iba a hacer...? Como fui tan tonta, Paolo me lo advirtió tantas veces y jamás le hice caso. ¿Cómo iba a pagar todas mis deudas? —sequé mis lágrimas como pude, y me dirigí al salón tenía para terminar mi servicio, de todas maneras, ya no necesitaba asistir a la boda como invitada. Al abrir la puerta choque con alguien de frente, pose mi mano en mi nariz a punto de caer al suelo, me tomo del brazo con rapidez, girándonos sobre sí mismos mientras sostenía con firmeza mi cintura. 

—¡Cuidado! —soltó autoritario. Aturdida de lo que había pasado, alce mi mirada y mi corazón dio un vuelco al ver quién era. 

—Ismael... —murmure sin poder evitarlo. Extrañado me miro para preguntar. 

—¿Nos conocemos? —por supuesto que nos conocíamos, era mi primer amor y el hombre que se iba a casar hoy. 

holaa, si os gusto el primer capítulo decirme en los comentarios y empezamos con esta historia. Tengo muchas ganas, así que espero su opinión, nos leemos después.  

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