Capítulo 116
Selene entendía que Mariana era sincera, pero al fin y al cabo era hija de Rosa. Enfrentarse a ella le generaba sentimientos encontrados, especialmente después de las palabras de Fausto de ayer, lo que complicaba aún más las cosas.

—Ya es hora, puedes ir a recibirla— dijo Selene.

Mariana asintió.

—Selene, recuerda cuidarte— dijo antes de alejarse.

Selene observó cómo Mariana se iba, sus ojos se humedecieron involuntariamente, y su voz, suave pero llena de desaliento, resonó:

—Ustedes... son una familia— Y ella y su hermano eran solo personas ajenas.

Después de que Mariana se fue, Nacho entró a la oficina con una caja delicada en las manos.

—Patrona, esto lo hizo la señorita Mariana con sus propias manos. Me pidió que te lo entregara y que quisiera que lo probaras. Dijo que si no te gustaba o no querías aceptar sus cosas, las tiraras, siempre y cuando no lo hicieras frente a ella...— dijo Nacho, colocando la caja frente a Selene.

Selene abrió la caja y vio las galletas de aspecto exqu
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