El llanto de Becky y Betty, como él las llamaba a pesar de que las pequeñas se referían a sí mismas como Beca y Beta, continuaba, y todo era peor si consideraba que la fiebre, que había aparecido algunos minutos atrás, parecía estarse elevando con el esfuerzo del llanto.
Ni siquiera sabía qué hacer, ya había llamado a un médico, pero la espera parecía interminable; además, en serio sentía que, cada minuto que pasaba, las cosas empeoraban.
El hombre intentó respirar profundo, necesitaba ideas y no se le ocurría de dónde tomarlas; y es que, aunque sí lo consultó, internet tenía demasiadas ideas, algunas demasiado raras y que no le parecían convenientes o hasta peligrosas, así que esa opción la descartó; su madre tampoco era una opción, ella seguramente no sabría qué hacer, porque su título de madre se lo dio haberlos dado a luz a su hermano mayo y a él, luego de eso no hizo ni un solo mérito más. Benjamín necesitaba una mamá de verdad.
—Mami Tella —balbuceó una de las pequeñas, ¿cuál? N