Un momento de felicidad, en medio de tanto dolor, embargó a los O’Connor, finalmente el cabecilla de la familia estaba de vuelta, algo deprimido, pero despierto y eso lo cambiaba todo.
Alma llamó a toda la familia y en medio de la alegría y la celebración que hacían los O’Connor en la habitación de la clínica, una noticia más, que fue anunciada por el mismo Erick, los sorprendió a todos.
— ¡Alma está embarazada!. — Vocifero con una pequeña sonrisa, dejando a Edan con la boca abierta. — ¡Felicidades, hijo!. — Erick abrió sus brazos para recibir a su hijo en un efusivo abrazo, en el que a todos, se le aguaron los ojos.
Un momento después, Edan cargaba a Alma entre sus brazos, levantándola frente a todos.
— Gracias… — Le musitó Edan en la cara a Alma.
— ¿Por qué? Si el trabajo fue de dos… — Preguntó ella perpleja, todos rieron.
— Por hacerme el hombre más feliz del mundo. — Le susurro, expandiendo una sonrisa de completa felicidad.
Las siguientes semanas, todo se fue poniendo en o