— Tienen diez minutos. — Gruñó el oficial a Vivian y Casandra, quienes miraban alrededor con algo de repugnancia, sintiéndose degradadas y abochornadas.
Las mujeres se sentaron en la mesa señalada por el oficial y esperaron con impaciencia, era la primera vez que estaban en un lugar así y esperaban que fuese la última.
Minutos después, entro nuevamente el oficial con Henry esposado y con algo de fuerza, lo hizo sentarse en la misma mesa que ellas.
— ¿Qué hacen aquí?. — Refunfuño Henry con rabia.
— ¿Cómo preguntas eso? Somos tu familia. — Respondió Vivian haciéndose la indignada.
— Lo dices tú… ¿La primera que fue a señalarme y acusarme?. — Murmuró Henry apretando la mandíbula.
— ¿Y qué querías que hiciera? ¿Qué permitiera que me acusaran de complicidad para acompañarte en esta inmundicia?. — Refutó ella con decisión, mostrando su rabia.
— Henry… No es momento para discutir, tenemos muy poco tiempo y solo queríamos… — Casandra se aclaró la garganta e intentó tomar valor, intenta