La luz del día destellaba por una pequeña rendija de entre las cortinas, colándose hasta los ojos cerrados de Alma, lo que la hizo despertar.
Confundida, Alma comenzó a dar vueltas en la cama para taparse de ese brillo que le molestaba en los ojos. Y de pronto, en un sobresalto que la hizo sentarse en la cama, lo recordó todo.
Sintió como las mejillas se le calentaban y se tapó el rostro con una almohada, ahogando un gritillo de emoción.
No lo podía creer, lo había hecho, por primera vez, había sido tocada y besada por un hombre… Ella, había entregado su virginidad.
Y no se arrepentía en absoluto, porque lo había hecho con amor, ese era el hombre que ella amaba y quien le había hecho despertar, por primera vez en su vida, un hermoso y peculiar sentimiento.
Y todo lo que pasó… Había sido perfecto.
Un momento después, Alma desenterró su cara de la almohada, miró alrededor y notó que Edan, no estaba a su lado, eso fue un poco decepcionante.
Pero no importaba, quizás estaba en el b