Max habia estado varios dias solo en casa, con la protección constante de sus guardaespaldas, estaba seguro que el accidente que habia sufrido antes, tenía que ver con Diego y con Leo.
Ahora sabía que estaban juntos en esto, tenía que averiguar cómo y porqué.
Iba a la oficina, trabajaba y regresaba, se hizo una rutina, a propósito, esperando.
No tuvo que esperar mucho, Leo se presentó en su oficina, de improviso, cuando sus guardaespaldas hacían una pausa.
- ¿Qué es lo que quieres?- exclamó Max - ¿ Porqué no nos dejan tranquilos?.
- Tu tienes lo que yo quiero, mi amigo quiere lo que tú tienes, y no es tu mujer.
- Dinero, al final todo se reduce al dinero. Solo quiero saber cómo es que conoces a Diego y, se supone que él no está libre.
- Eso, no voy a decirtelo, seria muy fácil, hoy solo soy el mensajero, y ya sabes lo que quiero, si no lo cumples, tú mujer y tus hijos, pagarán las consecuencias.
Se marchó, asi como tan pronto como habia llegado, sin esperar una respuesta de su parte.