Fabiola sonrió y se colocó un mechón de cabello detrás de la oreja.
—Para ser honesta, hace mucho tiempo que no participo como jurado, y no podré quedarme en el país por mucho tiempo.
—Sus teorías han sido siempre un faro para los estudiantes de la facultad de psicología de la Universidad Santa Mónica —dijo Silvia con sinceridad—. Sé que ha rechazado invitaciones de concursos internacionales anteriormente, pero aun así me gustaría que viera esto.
Sacó un montón de documentos de su bolso y se los entregó a Fabiola.
—Estos son trabajos que algunos estudiantes han desarrollado basándose en sus teorías. Algunos han propuesto ideas nuevas y esperamos que pueda revisarlos.
Fabiola tomó los documentos con sorpresa y los hojeó brevemente.
—Gracias, los revisaré con atención.
Silvia suspiró aliviada. No estaba completamente segura de poder convencer a Fabiola, pero al menos había logrado entregarle los trabajos de sus compañeros.
Cuando estaba a punto de marcharse, Fabiola la detuvo.
—¿Qué opin