Todo esto ha sido demasiado sospechoso. Primero mancharon el vestido de Vivian, luego le trajeron aquí...
Sin necesidad de que dijera más, Daniel ya había enviado a alguien a revisar las cámaras de seguridad.
—Lo sé, tranquila. Encontraré al responsable. Entra, hace frío aquí afuera.
Silvia, envuelta en la chaqueta de Daniel que aún conservaba su calor, sintió una calidez en su corazón.
Él siempre aparecía en estos momentos, abriendo paso a la luz cuando ella se sentía desesperada. Inconscientemente, se acercó un poco más a él.
Su corazón aún latía con fuerza. La peligrosa escena de hace unos momentos se había transformado en ira, mezclada con la calidez que Daniel le proporcionaba.
Asintió y caminó a su lado.
—Gracias. Te debo otro favor.
La mirada de Daniel aún conservaba cierta frialdad; el incidente lo había enfurecido. Sin embargo, ante el sincero agradecimiento de Silvia, se sintió incómodo.
—Te invité a esta fiesta, así que es mi responsabilidad lo que te suceda. Esto no cuenta