La mejilla izquierda le ardía de dolor, se llevó la mano para cubrirse la cara.
—¡Lárgate! ¡No me molestes más! Si no, cada vez que te vea te voy a pegar —dijo Silvia fríamente.
Le lanzó una mirada fulminante a Fátima y se fue.
Fátima se tapó la cara y se levantó lentamente, inmediatamente manejó a la empresa de Carlos. En cuanto llegó a la oficina lo miró toda lastimosa.
—Carlos, fui a pedirle disculpas a Silvia —temblorosa se quitó la mano, la mejilla ya estaba roja, la marca de la bofetada era muy evidente.
Carlos la miró:
—¿Qué te pasó en la cara?
—Fue... fue Silvia quien me pegó, debe estar muy enojada —lo miró con cara de lástima, tratando de conseguir consuelo.
No se esperaba que Carlos la mirara fríamente un momento y luego se sentara a seguir viendo la computadora.
Marcos ya había comenzado a actuar. Acababa de obtener la información más reciente: los socios comerciales que el Grupo Ferrero acababa de cerrar, Marcos también había comenzado a contactarlos.
—Mejor regresa, tengo