84. Tráeme a la chica al jardín privado.
— ¿Alfred ya mandaste reforzar la seguridad de la casa?— preguntó James mientras terminaba de abrocharse la camisa frente a su mayordomo.
Aquella mañana, cuando el hombre salió de la ducha, lo primero que hizo fue mandar a llamar a su mayordomo. No había dormido lo suficientemente bien, pensando en el riesgo que corría. Cabía la posibilidad de que esos dos encontraran la manera de entrar a buscar a la chica o mandaran a alguien por ella.
James tenía claro que la mejor opción sería sacarlas de ahí cuanto antes, pero no podía arriesgarse, a que le hubieran metido vigilancia, había sido una maldita estupidez que le permitiera deambular por la casa a Marius y si había colocado algún tipo de dispositivo de vigilancia, lo que menos quería era que a causa de su impaciencia, cometiera un error y encontrarán allí a las mujeres.
Así que lo único que le quedaba hacer era reforzar aún más la vigilancia y esperar a que las cosas se calmaran. Ya se encargaría luego de hacer que Alfred paseara por t