25. ¡Entonces se ha desatado un nuevo poder! (I)

Bing Wen acarició con suavidad el rostro de Bing Ming, quien todavía continuaba inconsciente. Su pulso débil había mejorado levemente, debido al flujo de energía espiritual que Bing Wen hizo fluir a través de sus meridianos.

Después de asegurarse de que estaba estable, Bing Wen verificó que no hubiese ninguna lesión grave en el aspecto físico. Así, desató sus pies y manos, que quedaron con marcas rojizas debido al fuerte roce de las cuerdas.

A pesar de todos estos movimientos, Bing Ming no tuvo ninguna reacción. Su rostro golpeado permaneció tranquilo, como si estuviera en un profundo sueño.

Bing Wen no entendía porqué habían atacado a su hermana menor de aquella forma. El corazón en su pecho no podía latir con normalidad, y una gran ansiedad comenzaba a echar profundas raíces.

Con Bing Ming en ese estado, ninguno de lo

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