Lizbeth
Salgo de la cafetería furiosa, miro al hombre que camina a mi lado enfadada con él y me dejo caer en uno de los bancos del jardín de este café. Mi esposo nota que me he sentado, así que regresa sobre sus pasos hasta donde estoy.
—¿Qué hace? — cuestiona —¿No estaba tan apurada por volver a la oficina?
Alzo mis ojos en su dirección con rabia, él da dos pasos hacia atrás antes de limpiar su garganta con preocupación. No solo acabo de ser difamada, maltratada verbalmente e insultada por una mujer que ni siquiera sabe cómo ha sido mi vida hasta ahora, sino que este hombre frente a mí hizo enfadar a la persona que me dará las notas que necesito.
¡Cómo voy a sobrevivir ahora!
Todos pensarán que soy una enchufada, alguien con el favor del jefe que correrá con él en cuanto vea o escuche alguna cosa. Todo se volverá tan incómodo ahora que ni siquiera quiero regresar.
—Lamento lo que dijo mi madre, hablaré con mi tío para que…
—Eso da igual — murmuro — solo déjeme en paz por ahora