Capítulo 43. Chu, Chu
Para ser honesta, pensé que Bastián había ido a esa subasta porque estaba buscando una humana que no pudiera renunciar a aspirar su Casa de la Manada ante el menor signo de berrinche de su pareja. Lo sabía, lo había vivido, nadie quería el puesto porque Clarissa era un dolor en el trasero. Ni siquiera Susie, el ama de llaves, aguantaba a la perra. Así que yo había visto ese acto de novecientos mil dólares como el último intento desesperado por conseguir ayuda doméstica.
Él me sacaba de ahí, yo lo acosaba en sus rutinas de ejercicio… todos ganábamos.
Entonces, cuando me quiso decir sus verdaderos motivos, francamente pensé que me iba a rebelar que efectivamente estaba buscando a una esclava de la limpieza, pero sus primeras palabras me cerraron la boca.
-Tenía motivos para pensar que mi hermana estaba en ese lugar. – Dijo mirándome a los ojos pero sin dejar de masajear mi pierna. – Fui ahí a los pocos días de haberme enterado.
-No la encontraste. – Susurré como una afirmación.
-No.