Llegar a su lugar de trabajo le parecía algo gracioso, parecía haber llegado de una noche loca o con algún hombre, su cabello enmarañado y su rostro aun con un poco de maquillaje.
— Buenos días — dijo cuándo paso por el lado de estos, le miraron asombrados al ver como esta había llegado, Hans tan solo la miro con cara de pocos amigos.
Entro a su habitación con un poco de vergüenza, no sabía qué pensarían ellos de ella.
— ¡A la mierda lo que piensen! — dijo mientras se limpiaba su rostro con un poco de agua micelar.
Se ducho y se colocó su uniforme de trabajo, ese de conejos que había empacado su madre.
— Una de dos, ¡lavo o compro! Esto esta terrible — se dijo cuándo se volvió a mirar al espejo, aunque había drenado su estrés la noche anterior con aquella charla, no se sentía segura de su clase, llamo a su madre, está siempre le escuchaba cuando los problemas se avecinaban, para ella este era uno de esos, un problema que la estaba haciendo sentir fatal, su seguridad estaba tambaleando