Diego había terminado de hablar sobre Leticia cuando Marina apresurada sacó su celular y vio que ya era tarde.
—Buenas noches, mañana trabajo —dijo, metiéndose las manos en los bolsillos.
Salió con paso decidido, dejando a Diego sentado, algo pensativo.
¿No se suponía que debía invitarlo a subir, a compartir la cama, a abrazarse y besarse?
Diego observó cómo Marina se alejaba, reflexionando sobre su extraña actitud. Ella estaba celosa.
...
Por la mañana, el clima era espléndido.
Marina se preparó temprano para ir a trabajar en su motocicleta roja. Antes de salir, llamó a la puerta de Yolanda.
Yolanda, con el cabello desordenado, abrió perezosa la puerta.
—Capricornio, hoy es un día de suerte. Podrías recibir un ascenso o un aumento.
—Está bien, recuerda levantarte a las diez para desayunar. Yo me voy a trabajar.
Yolanda se despidió y cerró la puerta, volviendo a la cama.
Marina se puso los zapatos, tomó su casco y salió apresurada.
La motocicleta roja zigzagueó entre los autos con faci