Rocky se adentra al agua y yo lo espero, unos minutos después sale con el collar en la mano.
—Lo tengo.
—Gracias Rocky. —Lo abracé muy agradecida.
—Voltéate para ponértelo.
Me separo de él y me volteo, me coloca el collar.
—Creo que deberíamos irnos, ya quiero comer ese ciervo. —dijo y escuche su estómago rugir.
—Tienes razón, no has desayunado.
Salimos del río y nos colocamos nuestra ropa, Rocky tomo a su ciervo sobre sus hombros y yo tome los pescados.
Nos fuimos ahí y llegamos rápido, en el camino estábamos riendo, pues Rocky aún seguía diciendo que soy una tramposa.
Al estar cerca de casa, vimos a Ross despidiendo a una chica, él estando en bóxer, ese idiota, no tiene vergüenza.
Soy una tonta, ¿Cómo pude pensar en si quiera conquistarlo si él no va a dejar de jugar con sus juguetes? Y yo no quiero jugar, yo quiero a un hombre de verdad.
Mierda.
—Star, no es lo que crees —dice Rocky a mi lado.
Me tenía lástima, lo sé, porque así olía.
—No importa —conteste tal vez un