Capítulo cuarenta y dos. Escapando

Escapando

La taza cayó de las manos de Valeria sin que ella pudiera hacer nada, el sonido al estrellarse tampoco la alteró en lo más mínimo, pues su corazón se paralizó en el momento que una fuerte opresión se cerrara como una mano sobre su pecho.

—Derrick —susurró.

—¿Cariño? — Samanta se puso de pie como un rayo al ver el rostro pálido de Valeria y como sus manos temblaban como si fuera una hoja mecida por el viento.

—Mamá —susurró, pero no fue capaz de decir nada más. De sus ojos se desbordaron las lágrimas como si fuera una cascada y su respiración fue trabajosa.

—Respira, Valeria, respira —pidió Samanta al verla.

La joven negó, ella lo intentó, intentó halar aire y llevarlo a sus pulmones, sin embargo, la mano que oprimía su pecho se sintió más pesada, que pronto el poco oxigeno que llegaba a sus pulmones se convirtió en fuego. Era un fuego feroz que le quemaba las entrañas y corría por sus venas como lava ardiente.

—Derrick —sollozó de nuevo, no podía dejar de pensar en él y un v
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