Por el celular, Yolanda percibió algo extraño en lo que escuchaba.
Levantó una ceja, interesada, y preguntó: —¿Qué quieres decir con que alguien ha usado ese albornoz? Mateo, sé sincero y confiesa…
Mateo, impasible, respondió: —¿Y qué? No quiero contarte.
Yolanda esbozó una sonrisa y dijo: —Regresa de inmediato y lleva a mi hijo contigo.
…
¿Estaba intentando quitarle su apoyo?
Mateo dejó de lado su trabajo, encendió un cigarro y dijo: —Anoche llegó Delia.
Yolanda se sorprendió: —¿Tan pronto?
¡Ella ya estaba en albornoz!
—Vaya tontería.
Mateo maldijo con una sonrisa y luego continuó: —Le pusieron una droga. Lo más probable es que la responsable sea la hija de Eloy.
Después de que Delia regresara anoche, Mateo comenzó a investigar la lista de invitados.
El evento estaba lleno de gente del entretenimiento, y la única conocida de Delia era Eloy.
La atención que Eloy le prestaba a Delia no parecía falsa.
La única que podría haber actuado era Vera.
—¿La hija de Eloy?
Yolanda, desconcertada,