Capítulo 54: Distancia familiar.
Alphonse lo miraba con furia. Sus ojos dorados, antes arrogantes, ahora brillaban entre lágrimas contenidas.
—Te odio… —susurró con la voz rota—. Te admiré alguna vez. Te quise, tío. Pero jamás pensé que tu alma fuera tan podrida. Eres igual de falso… igual de hipócrita que Jacqueline.
Sus dedos se aflojaron. Soltó el cuello de su traje y retrocedió un paso.
Luego soltó una risa quebrada, amarga.
—Ah… —rió otra vez, con un tono casi histérico—. Ahora entiendo por qué Elizabeth te dejó. ¡Porque eres un monstruo! ¡Ella lo vio en ti y huyó! ¡Por eso te dejó de esa manera tan humillante! —dijo entre carcajadas, limpiándose las comisuras de los ojos con el brazo—. Vete al infierno, Donovan. ¡Te juro que pagarás por esto!
El sonido de la puerta retumbó con fuerza cuando salió.
¡BAM!
El silencio volvió a apoderarse de la sala.
Donovan permaneció inmóvil unos segundos. Luego se dejó caer lentamente en una silla.
Exhaló con cansancio, apoyó el codo en la mesa y cubrió parte de su ro