Apagué la luz, besé su frente y puse mi cobija sobre mi cabeza.

 —Hey, hey,  no te puedes dormir sin contar la historia.—James estaba moviéndome

 —Dejaste de ser mudo. James no hagas alboroto. —encendió la luz me pasó por encima y me arrancó las sábanas luego en su gran momento de locura me cargó. —James, James, Jaaaames, bájame de aquí.

 —Es lo que hago.

 Llegamos a la primera planta y luego a la cocina.

 —¿Tienes hambre?—Pregunté. —¿Por eso no puedes dormir cierto?

 —Sí y no, dijiste que amaste a alguien con pasión.

 —Dije que pensé en mi primer amor. Nada más. —Saqué cosas del refrigerador para hacer un sándwich de sobros mientras hablábamos y lograba tranquilizarlo.

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