―¡David! ¡No te permito que me hables de esa manera! Yo solo estoy tratando de proteger el buen nombre de mi familia.
―¡Madre! Ya no somos unos niños, ¿Cuándo vas a entenderlo? Ya no necesitamos de tus alas para volar. Somos hombres adultos, que pensamos y decidimos por nosotros mismos.
Las cejas