Cuando el Amo Ares estaba furioso, las consecuencias eran severas.
Aunque Zayne sentía lástima por su hermana, conocía muy bien el temperamento de Jay. Si alguien le mostraba misericordia a Angeline en este momento, solo prolongaría su pequeña discusión.
Sin embargo, si nadie le prestaba atención a Angeline, ella empezaría a ganarse la simpatía de Jay. Para entonces, incluso su ira finalmente se disiparía.
Angeline se acercó lentamente a Jay con pequeños pasos y dijo lastimosamente: “Todavía no he comido”.
Jay levantó los ojos para mirarla y preguntó con frialdad: “¿La Abuela Boye no te preparó comida?”.
Angeline respondió con lástima: “Sí lo hizo, pero yo no me lo comí”.
Jay se puso de pie y fue a la cocina a buscar un plato para Angeline.
Angeline se sentó rápidamente en la silla del comedor junto a la de Jay, y Zayne le dio un pulgar hacia arriba. “Tus habilidades de actuación trágicas son cada vez mejores. Probablemente puedas ganar un Oscar”.
Angeline le mostró un puño. “¡